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Público & Confidencial | ¿Lograrán los trabajadores doblegar al gobierno y firmar los contratos colectivos? por Damián Prat C.

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Los hechos son los hechos.  Nunca en la historia del movimiento sindical de Guayana (e incluso del país tras la caída de la dictadura de Pérez Jiménez) los trabajadores de las empresas estatales y de los entes del estado habían pasado años y años sin contrato colectivo.  Esos convenios en Ferrominera, Sidor, el aluminio e incluso en ministerios apenas pasaban unos meses vencidos mientras se discutían los nuevos.  Siempre hubo forcejeos y conflictos pero jamás ese atropello enorme de pasar 4, 5 y hasta mas años prohibiendo discutir los contratos.  Lo dicho: nunca tuvimos un gobierno tan antiobrero como éste.  Los hechos son los hechos.

Ahora, eso no es casual ni es obra de “un gerente burócrata”.  Es un diseño.  Es “el modelo” del supuesto “socialismo” de la vieja izquierda.  Quien tenga ojos que vea.  En la Cuba de Fidel Castro no existen contratos colectivos, ni derecho de huelga. Así mismo era en la URSS o en las “democracias populares” de Europa Oriental.  También es así en China, aún hoy cuando pasaron del colectivismo forzado maoísta al capitalismo salvaje de partido comunista.  Es el modelo.   Es el concepto.  Lo disfrazan diciendo que “gobierna la clase obrera”.  ¡Ja!   Y con ese truco de “cortarnos con ese cuchillo de cartón” imponen la sumisión.  Las condiciones laborales en Cuba, incluyendo salarios, son los que ordenan los jerarcas. Para mantener a todos pobres y controlados, por cierto. Nadie tiene derecho a discutirlos.  Los sindicatos existen pero constitucionalmente son “correas de transmisión del partido y el gobierno hacia los trabajadores”.  Para transmitir órdenes.  Hace décadas que impusieron el concepto de “salario social”.  El mismo que han asomado aquí la ministra Iglesias y el propio Maduro.  Según eso la existencia de escuelas u hospitales son “parte del salario”. ¡Cálensela!

¿Por qué aquí no han podido borrar de la Constitución y de la Ley del Trabajo a los contratos colectivos?  Porque no llegaron al gobierno mediante un golpe de estado.  Y han tenido que tratar de imponer sus cambios “socialistas” gradualmente.  Porque han encontrado una férrea resistencia de la sociedad democrática, de los trabajadores, incluyendo muchos de sus partidarios.  Porque no han podido eliminar del todo los medios de comunicación independientes.  Pero en la administración pública ya han logrado -sin decretarlo- liquidar el contrato colectivo “marco” por casi 9 años. Y en Guayana van entre 3 y 6 años.

Quizás si lograsen dar el “golpe de estado contra el parlamento” (al estilo del partido nazi en 1933) e imponer un gobierno “habilitante” (con una Ley tipo “Ley por la defensa de los derechos del pueblo” que hizo de Hitler un dictador), inventando ilegalizar a la oposición democrática con algún cuento fabricado de “conspiración” al estilo del “incendio del Reichstag” en el Berlín de 1933.  Quizás si pudieran dar ese golpe (lo cual no es fácil dado que la mayoría del pueblo ya no los acompaña y hay mucha resistencia) , avanzarían más rápido en “institucionalizar” los cambios que pongan bajo control directo del gobierno a los sindicatos, eliminar los contratos, sustituir el voto popular directo para elegir alcaldías y sustituirlo por la “elección de tercer grado” desde unas chimbas “comunas”  controladas “a dedo” por el partido que le den disfraz de “poder popular” a lo que en realidad es “control total” del pueblo. En fin, han avanzado pero no han podido. La resistencia los ha hecho retroceder muchas veces. Como en aquel acto de Caruachi, el de la “cadena” suspendida abruptamente, el 20 de Agosto del año pasado en el que Chávez, a regañadientes y forzado por las circunstancias dijo: “no tengo problemas, pues. Discutan esos contratos”.  Los mismos contratos que él había prohibido discutir en la célebre carta de Jaua de finales de 2009 que hemos mostrado muchas veces.

Hace poco más de una semana, la iniciativa de lucha en portones y calle del “movimiento de sindicatos de base”, en el sector aluminio,  integrado por demócratas luchadores e independientes, forzó al gobierno a reanudar la discusión de los contratos que estaba “congelada” en los hechos.  Los trabajadores apoyaron esa protesta con fuerza.  Incluso se logró un plan de Unidad con todos los sindicatos y sectores, incluyendo oficialistas que habían aceptado la indefinición por meses.  Eso tiene “contra la pared” a Maduro y su gobierno. El militar presidente de CVG tuvo que aceptar el diálogo. Pidió “una propuesta de cláusulas económicas” única. Se la entregaron. Dijo que para mañana miércoles traería una “contra propuesta” de Maduro.  Eso ya es un triunfo, aunque… ¡ojo!… solamente parcial. Es de esperar que traten de maniobrar para volver a “alargar” la cosa.  Pero si se mantiene “la unidad” y la presión de calle (con firmeza, pero con serenidad y en forma pacífica), quizás el gobierno anti obrero de Maduro se vea obligado a firmar “por ahora” esos contratos (hay elecciones el 8D) a la espera de otra oportunidad para reanudar su plan estratégico dizque “socialista”.   Los hechos son los hechos.  Veremos cómo se desarrollan las cosas. Por cierto, Sidor y FMO lucen aislados. ¿Por qué?

TIP  1:   Esequibo. Grave el abandono de la reclamación del Esequibo.   No se trata de hacer patrioterismo ni mucho menos guerrerismo. Jamás he estado en eso ni estaré.  Me repugnan ambos.  Pero en los códigos de la diplomacia y de los tratados internacionales, si una de las partes “deja hacer” y no reclama contra, por ejemplo, que Guyana otorgue concesiones petroleras y mineras en la zona en reclamación, quiere decir que el gobierno de Venezuela, ha abandonado su reclamo.   Es lamentable que la influencia de mando de Fidel sobre el gobierno de éstos 14 años logre hacer perder a Venezuela un reclamo que tiene indudables y sólidas bases.  No solo es territorio que le fue despojado a Venezuela y riquezas mineras sino también la salida al Atlántico sobre aguas territoriales propias.  ¿Tenemos patria?

TIP  2: Siria y Obama.  Las vueltas que da la vida.  El grupo interno de EEUU que con mayor fuerza se opone al plan Obama de intervención en Siria es el llamado “tea party” de extrema derecha.  Es el ala más conservadora del partido Republicano que “no coge línea” ni de ese partido.  “Que Alá resuelva ese conflicto en Siria. Nosotros no debemos meternos. No afecta intereses estratégicos de nuestro país”, dijo la ex precandidata Sarah Palin. Varios senadores de ese grupo dijeron que no votarían a favor ni que lo ordene el partido.  ¿Será que la extrema derecha gringa se convertirá en “los nuevos mejores amigos”  de Maduro?

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