La delincuencia política por Luis De Lion - Runrun
Sendai Zea Ago 04, 2013 | Actualizado hace 11 años

Berlusconi

Treinta y tres juicios desde 1994 y nunca la pena de prisión. No obstante, el pasado jueves primero de agosto, ni las leyes a su medida votadas por su propia mayoría, ni el lapso de prescripción le permitieron a Berlusconi evitar la condena definitiva. La Corte de Casación confirmó la pena de cuatro años de prisión, tres de los cuáles protegidos por una amnistía, al Cavaliere por fraude fiscal en el affaire Mediaset.

A su favor, la condena a la que más miedo le tenía Berlusconi, la de ineligibilidad ha beneficiado de un respiro. Le tocará a la Corte de Apelación de Milán pronunciarse al respecto.

En virtud de su edad, 76 años, Berlusconi tendrá por cárcel su residencia de la villa de Arcore.

Al “caimán” cuya carrera parecía hecha para enfrentarse a la justicia, aún le quedan no menos de seis juicios pendientes, de donde sobresale el affaire Rubygate, proceso que tendrá lugar en el 2014.

Casualmente la condena contra Berlusconi, ocurre cuando en Venezuela el régimen de Maduro pretende llevar adelante una cruzada “anti-corrupción”. La idea podría tener rasgos de credibilidad si no se tratara que, dicha batalla vaya a ser comandada por el batallón de corruptos más grande que haya conocido la historia de Venezuela.

Luego de quince años de delincuencia política, el actual desierto institucional venezolano como resultado de la gestión del castrochavismo, es un boulevard libre y abierto, a la escandalosa propaganda de un régimen que en medio de su propio continuismo pretende hacerse un nuevo rostro.

Ello ocurre en un país, como el nuestro, en el que no existen grupos de presión militantes con una fuerza de proposición de manera de hacer a los ciudadanos más vigilantes y a los políticos más rigurosos en la gestión de los asuntos públicos.

En la era democrática, también afectada por una galopante corrupción, al menos existían esporádicas manifestaciones de ciudadanos, junto al trabajo riguroso del periodismo de investigación y del pronunciamiento de personalidades del mundo judicial, que reaccionaban con insurgencia, a los fines de poner en marcha dispositivos democráticos y jurídicos, así como también la mediatización de los escándalos relativos a la delincuencia política.

El objetivo era apartar de la escena política, a todos aquéllos que cometían delitos en el ejercicio de sus funciones.

Hoy habría que ser supremamente ingenuo para creer en las buenas intenciones anti-corrupción de la Junta Maduro-Cabello.

No solo en Venezuela, la repetición de escándalos de corrupción, han tenido como efecto desolador la canalización de la delincuencia política, algo que ha llevado a muchos electores a desinteresarse por la política, al extremo de abstenerse electoralmente y otros a votar por opciones anti-políticas y anti-republicanas.

Para ayudar a erradicar los escándalos político-judiciales que ocupan los titulares de prensa y dejan un imborrable sentimiento de impunidad, hace falta la movilización, el coraje y la decisión de todos los partidos políticos de la MUD.

Pronunciándose y actuando en consecuencia. No esperar que la máquina del golpe de Estado permanente ocupe todos los espacios, hasta los propios del movimiento opositor. Rehabilitar la política se ha convertido en la Venezuela de hoy en un asunto de vida o muerte republicana.

A los que tenemos espacios de opinión, nos toca seguir presionando a nuestros líderes políticos a tener un impacto pedagógico y ciudadano sobre el debate público.

@LDeLION

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