El nuevo Presidente recibe un país dividido, violento y en crisis económica por Ludmila Vinogradoff para el ABC de España - Runrun
El nuevo Presidente recibe un país dividido, violento y en crisis económica por Ludmila Vinogradoff para el ABC de España

A 15 de abril de 2013, Venezuela es un país endiablado para gobernar. No deja de crecer el número de asesinatos y delitos violentos, el problema número uno del país para la mayoría de venezolanos. El petróleo continúa siendo el maná que sostiene la economía del país. Pero la falta de inversiones no solo genera apagones, sino que disminuye cada vez más la rentabilidad de la industria. La poderosa corporación petrolera Petróleos de Venezuela (PDVSA) antes de Chávez producía 3,2 millones de barriles y estaba considerada entre las mejores empresas del mundo. La realidad hoy es que la petrolera ha reducido su producción a 2,8 millones de barriles diarios.

En estas circunstancias, la lucha contra la pobreza se hace más difícil. La inflación continúa disparándose y el Gobierno ya se ha visto obligado a hacer una doble devaluación del bolívar (una oficial y otra enmascarada).

No menos peliaguda es la división social que parte en dos el país. El expresidente Chávez polarizó la sociedad venezolana en chavistas y antichavistas con una política que se complacía en el insulto y en el enfrentamiento con el adversario. Y aunque gran parte de los venezolanos esperan la reconciliación, no hay muchas señales desde el chavismo de que estén dispuestos a tender la mano a quienes les disputan el poder.

Pero la mayor angustia de los venezolanos es la cotidiana violencia que azota al país. Seis muertos y nueve heridos fue el saldo que se cobró el acto de cierre de la campaña del oficialista Nicolás Maduro el pasado jueves La prensa independiente informó de los nombres y circunstancias en que se produjeron las muertes, pero callaron la noticia los casi 400 medios de comunicación públicos.

Un mitin, seis muertos

Maduro también ha hecho mutis sobre las víctimas que cayeron en su mitin de la avenida Bolívar. Ni siquiera un pésame o una mención de condolencia. Y eso que los seis eran activistas chavistas. Uno murió arrollado por un camión, dos en accidentes de motos y tres fueron asesinados.

La oposición endosa a la ineficacia del poder chavista la responsabilidad política de los más de 4.000 homicidios que se han registrado en lo que va de año. Y por el momento, Maduro no ha hecho nada por corregir la situación.

Tanto Maduro como el opositor, Henrique Capriles, han prometido mano dura contra el hampa y la criminalidad que el año pasado causó 21.000 homicidios. Los delitos violentos se han incrementado en un 400 por ciento durante el chavismo.

El nuevo presidente recibirá un país al borde del colapsoeconómico y corroído por la corrupción. El gobierno ha tenido que devaluar la moneda dos veces en un mes para cubrir el déficit fiscal de 16 %, lo que significa una depreciación del bolívar de más del 80%.

El impacto de la devaluación en los precios y la inflación se sentirá en pocos días. Y_la que ya se siente es la escasez y desabastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad. Una vez pasada la ilusión de bonanza creada en campaña electoral, la situación tenderá a agudizar el descontento y la conflictividad social.

El nuevo presidente tendrá un escaso margen de maniobra a la hora inevitable de «ajustar» el precio del combustible, que se ha mantenido congelado durante más de 14 años.

Ante esta crítica situación, Maduro propone profundizar en el model populista de Chávez. Planea incluso radicalizarlo a través de la creación de un «estado comunal», que un tanto vagamente se inspira a medias en los «kibutz» israelíes y los «soviets» de la vieja URSS. Un plan inviable en Venezuela, donde los primeros intentos de llevar a cabo el experimento han mostrado que solo son un chorreo de fondos públicos y focos de corrupción. Un experimento sin arraigo social, pero que campa a sus anchas y al margen del control público.

Capriles propone recuperar la economía de mercado, pero haciendo énfasis en lo social. Promete que, si se deja de regalar dinero a otros gobiernos aliados como Cuba, Nicaragua y Argentina, «podemos enfrentar la crisis». Pero, por optimista que sea, no le será tan fácil superar la situación.

Fuente: http://www.abc.es/internacional/20130415/abci-venezuela-pais-dividido-201304142205.html#.UWuQTgduLNw.mailto