Publicado en La Nación
La política argentina y el kirchnerismo en pleno se colaron ayer en el tramo final de la campaña presidencial de Venezuela.
Mientras que el canciller venezolano, Elías Jaua, arribó a Buenos Aires para una rauda visita diplomática y electoral, el candidato opositor Henrique Capriles denunció que el gobierno argentino le debe a Venezuela más de 13.000 millones de dólares por convenios petroleros sellados entre Néstor y Cristina Kirchner y Hugo Chávez.
«La deuda del gobierno de la Argentina, por los convenios petroleros, se calcula en 13.000 millones de dólares. Si a eso le sumas 7000 millones de regalo de todos los años, 15.000 millones de corrupción de Cadivi [el órgano que controla las operaciones cambiarias] y 8000 millones que se van importando alimentos ¿cuánto es la cuenta?», se preguntó.
Inmediatamente, Capriles arremetió contra su oponente en los comicios del domingo próximo: «No soy mago, creo que los recursos de nuestro país están mal invertidos. ¿Y quién fue el canciller durante los últimos seis años, quién daba la chequera?», dijo en abierta alusión a Maduro.
Desde la Casa Rosada no tardaron en hacer una fuerte defensa del candidato chavista. Unos minutos antes de recibir en su despacho del Palacio San Martín a su par venezolano, el canciller Héctor Timerman salió al cruce de Capriles y opinó que «nada de lo que dice tiene sentido». A la vez, afirmó que los acuerdos bilaterales que denunció el líder opositor venezolano son «justos y soberanos».
Timerman estuvo reunido con Jaua durante más de una hora. Fuentes de la Cancillería dijeron a LA NACION que el encuentro fue «muy cordial» y mostró «plena integración y una gran confianza» de Cristina Kirchner en el triunfo de Maduro en las urnas. No sólo eso: Timerman se mostró optimista con los números de las encuestas que le mostró Jaua, en las que supuestamente Maduro le llevaría más de 10 puntos a Capriles.
Al abundar en una respuesta a la denuncia del candidato antichavista, Timerman respondió: «Lo único que demuestra es la capacidad de Capriles para confundir a la gente».
A su lado lo escuchaba el canciller de Maduro, que aprovechó la escena para hacer campaña: «La revolución bolivariana va a ganar y nosotros con la Argentina hicimos acuerdos justos y soberanos. No vamos a volver al pasado, la derecha que representa ese candidato [por Capriles] que vendía el petróleo a Estados Unidos a 5 dólares. ¡Más nunca!», expresó Jaua.
El raudo viaje del canciller venezolano a la Argentina incluyó, a la vez, visitas a legisladores kirchneristas y a dirigentes de agrupaciones sociales que se mostraron muy optimistas con una eventual victoria de Maduro.
Pero el respaldo del Gobierno a la campaña de Maduro no finalizó en expresiones mediáticas.
Según confirmaron a LA NACION fuentes calificadas de la Casa Rosada, una extensa comitiva viajará mañana a Caracas para estar el domingo en el cierre de los comicios.
Los enviados del Gobierno estarán liderados por el vicepresidente Amado Boudou. Aunque también viajarán secretarios de Estado, intelectuales de Carta Abierta y referentes de La Cámpora. No fue confirmada hasta anoche la presencia en Venezuela del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, quien tiene una relación muy estrecha con Maduro y quien llevó adelante buena parte de los acuerdos petroleros que ayer denunció Capriles.
«Vamos a festejar la continuidad del chavismo porque creemos que ése es el modelo a seguir en América latina y Cristina [Kirchner] nos encomendó avalar al candidato que dejó Chávez», dijo a LA NACION un funcionario de la Casa Rosada que también estará en Caracas el domingo.
Por otro lado, los diputados de Pro y el PJ disidente que en las últimas elecciones venezolanas habían viajado a Caracas para apoyar a Capriles esta vez desistieron de subir al avión. Algunos temen una nueva derrota del candidato antichavista y optaron por quedarse. Pero igualmente la puja electoral venezolana quedó impregnada ayer por una alta cuota de kirchnerismo puro.
Por Martín Dinatale | LA NACION
