Me encantaría que los hombres vinieran con subtítulos. Que, como en las películas, alguien activara un generador de caracteres para poder leer lo que realmente piensan cuando hablan, de manera tal que cuando digan un escueto “No”, por ahí en la cintura aparezca “Que fastidio, déjame ver el fútbol en paz” y la esposa se quede tranquila.
Ni hablar de las maravillas que descubriríamos si semejante invento acompañara a uno que otro personaje de la política local, como esos que aparecieron estos días rodeando al Presidente con aquella cara de tragedia: por la derecha (qué casualidad) Diosdado Cabello con su compañera leal, la letra D de la derrota dibujada en el pecho. Del otro, Jorge Rodríguez con las ojeras más oscuras que nunca, como si necesitara otra invitación al lujoso Hotel Boca Ratón Resort que le pichó la empresa Smarmatic (masaje por 385 dólares incluidos) nada menos que cuando él era Presidente del CNE y estaban a punto de firmar un contrato multimillonario. Mas allaíta Aristóbulo con la mirada como perdida en la nostalgia, en los días aquellos cuando la gente lo quería y defendía su triunfo en la alcaldía. Y cerrando el cuarteto Darío Vivas, con su cara de arrechera usual, como si le acabaran de prohibir visitar Disneyworld.
Obviamente, el Candidato Eterno se merecería su aparatico también, sólo que me inclinaría por apagárselo pero no porque a quién le interesa entender qué fue lo que quiso decir cuando, desde su estatura intelectual, confundió a Uslar con Gallegos o a quiénes de su entorno está llamando traidor cuando se faja a decir pestes de Páez , sino porque sospecho que la tentación por leer lo que él mismo está diciendo o la de corregir al “traductor”, seguramente lo llevaría a alargar aún más cada cadena y eso, camaradas, no se lo merece ni siquiera Jorge Rodriguez.
Imaginé todo esto hace poco cuando leí las más recientes declaraciones del dirigente Oscar Figueras del PCV, nada menos que el heredero de Gustavo Machado (pobrecito, tan decente. Menos mal que no creía en él mas allá…), quien llamó a los sectores que apoyan al Presidente “a no creer en las encuestas” y a conquistar, en la calle, una abrumadora victoria popular en las elecciones presidenciales, porque la gran mayoría de las encuestadoras «son instrumentos del capitalismo». Y si bien aclaró que hay una importante diferencia a favor del presidente Chávez, “esa no es una medición objetiva, porque cuando la oposición va a ir a votar, no va a votar por Capriles, sino que va a ir a votar contra Chávez” (repito: pobrecito Gustavo Machado)
Y aquí es cuando el camarada Figuera se merecería su generador de caracteres porque lo que realmente está diciendo es que la mayoría del país está contra Chávez, o sea que Chavez es minoría, o sea que los oponentes al Candidato Eterno somos la mayoría y que las encuestas donde aparece por encima con 300 por ciento, son pagadas y forman parte de la propaganda electoral.
Llega a decir el comunista que la tarea es «ganar a los sectores de la población que se han alejado del proceso, producto de la burocracia enquistada en los organismo del Estado que no dan respuesta a sus demandas y de avanzar en la influencia que deben tener los sectores populares y de trabajadores en la gestión estatal”. Traducción instantánea: el gobierno está pero bien jodido.
Y si bien al Candidato Eterno yo le apagaría el generador de caracteres de vez en cuando, se lo instalaría sólo para encenderlo cuando diga que está curado, que ya no tiene nada, mientras abajito aparecería Nelson Bocaranda explicándonos cómo es la cosa por quinta vez.
