Los empresarios. Ellos miran los sondeos y sacan cuentas. No hay punto en cada encuesta sin el correspondiente análisis de riesgo, costo, plan. Como debe ser. El dinero es nervioso. No ha dejado de estar nervioso. Cada día se agrega un nuevo nervioso. Los primeros, aquellos identificados como oligarcas de todos los tiempos. Los segundos, aquellos señalados de magnates, ricos, de la IV República. Los terceros, capitalistas de gran monta, banqueros, dueños de medios…Los quintos, boliburgueses que aspiraron a más, abrogado el derecho a compartir el poder, un poder que no se comparte. Los sextos, los pequeños y medianos propietarios. O sea, nadie con más de una chequera, propietario de algo pequeño o algo grande, está seguro en Venezuela. No hay objetivos específicos. Todos son objetivos del poder absoluto. Por lo cual, los nervios se encrespan todavía más. Ello no significa que siempre habrá quienes por nexo y oportunidad, aprovechen contactos y hagan negocios con los que, a su vez, quisieran destruirlos. Tal es la contradicción. Que, por lo demás, no impide sacar las cuentas y elaborar el plan 2012. ¿Cuál es? No hay otro. Este es el único: si el 12 de marzo de 2012, el candidato electo en las primarias de la oposición el 12 de febrero, no levanta vuelo, no emociona, no genera al menos la expectativa de ganar, los empresarios dejan en suspenso inversiones, planes, programas, salen de posiciones en deuda local; es decir, se ponen li geros, como para un viaje, pese a que el viaje puede ser largo, muy largo. ¿Se capta? Sólo un mes. Tal vez un poquito más tiene el candidato de la oposición y toda la oposición, partidos, figuras, dirigentes, estructura, para confirmar que es posible derrotar al Gobierno y al candidato del Gobierno y cambiar la historia.