El sabio irreverente: Pancho Herrera Luque por Orlando Viera Blanco
El sabio irreverente: Pancho Herrera Luque por Orlando Viera Blanco

PanchoHerreraLuque

«Entre papeles, manuscritos y notas fascinantes de Herrera Luque, pongo en mis manos los‎ árboles genealógicos‎ que esbozaban sus historias fabuladas»

Que mejor reencuentro con Caracas que enrostrar su historia. Y que mejor forma de embriagarnos de nuestra ancestralidad, que degustar la obra de quien tanto ha colaborado con nuestra memoria colectiva. Al escribir estas notas, han pasado horas de nuestra visita a la Biblioteca Francisco Herrera Luque (Centro Unesco), en Los Palos Grandes. Y lo primero que invadió mi humanidad, fue la nostalgia por un hombre, que sin haberle conocido, ha marcado una «huella perenne» en este difícil proceso de comprender la venezolanidad.

María Margarita Terán de Herrera Luque, su adorable y eterna compañera, nos recibe en su casa con su acostumbrada amabilidad. «La negrita» como él le apodaba, no escatima en recordarlo apelando a cálidas y audaces anécdotas. Es una mujer de una clase desbordante, propia de una mantuanidad que anhelaba Herrera Luque (noble y generosa) y que de pronto, se reñía con el plasma peninsular y de orilla, que explanaba en sus Amos del Valle, Bolívar de Carne y Hueso o La Luna de Fausto … Una mantuanidad suave y menesterosa, que no desdice de su orgullo de preparar sus platos coloniales. Un hogar que destila incansablemente el linaje venezolano, entre los libros, fotografías familiares y recuerdos. Al tiempo de dedicarse a mantener viva la trascendencia cultural de la obra de Francisco Herrera Luque, su esposa-con sencillez y elegancia-pasa de su butaca a su fogón, para brindarnos un buen café criollo, y vigilar con alegría, como maceraba su gacha flamenquilla. Una mezcla atávica de los tiempos de capitanía, con maíz precocido y cuajada en emulsión, que hoy culminará en un gustoso consomé con picante casero.

Entre papeles, manuscritos y notas fascinantes de Herrera Luque, pongo en mis manos gráficos que esbozaban sus historias fabuladas. Tengo el privilegio de apreciar los diseños y árboles genealógicos de los personajes que inspiran sus obras más leídas, como «La casa del pez que escupe el agua o Los Cuatro Reyes de la Baraja (publicación póstuma)». En la sede de la Fundación FHL, han revivido el espíritu del psiquiatra-historiador, colocando su escritorio, su Olivetti y su cenicero. Me transporto cual surrealismo mágico de su historia fabulada, y de pronto escucho el teclado de su vieja máquina, viéndole en su buró -entre diccionarios y humaredas- contemplando la imagen de Don Juan Manuel De Blanco y Palacios, arquetipo del noble provinciano mantuano, que orgullosamente representaba una casta de 12.000 blancos peninsulares, que absorbían el 95% de la riqueza nacional, siendo tenedores de tierras de café, trapiches y cacao. Veo emerger al Chácharo de la mulera (Gómez) o a pomposas familias, que durante siglos mantuvieron sus privilegios, siendo buenos cortesanos de los gendarmes necesarios…Me cuenta Doña Margarita, cómo intelectuales ladinos, enviaban sus notas a los dictadores, felicitándole por sus «obras y gestiones», pero también cómo pedían ser borrados de toda correspondencia, cuando el caudillo era depuesto. Cuanto surrealismo injustamente tildado de ficción, que al decir de Herrera Luque, comportan»gigantescas indignidades».

Entrando a su Biblioteca de Chacao, me encuentro con un mensaje de puño y letra de Herrera Luque, dirigido a los venezolanos. Impresiona la frescura, vigencia y contundencia de su pensamiento. Transcribo fragmentos: «El pueblo Venezolano ha luchado tesoneramente contra la adversidad. El esfuerzo hecho por siglos no ha sido compensado en forma proporcional, lo que lo ha hecho zamarro y escéptico sobre el final, salvo que un factor imprevisto, dependiente del azar… el Dorado, las perlas, el cacao, el contrabando, la mujer botín, el tesoro enterrado, el amigo ministro, la asonada, el negocito, el petróleo, el peculado, y el 5 y 6, lo saquen de abajo. Dentro factor mágico, el venezolano corriente, es de un realismo atroz. Conoce a ciencia cierta nuestra realidad política. Sabe que la razón es siempre del más fuerte. Juega siempre a ganador. El éxito injustificado de sus iguales lo hace retaliativo y peligroso. Es el momento en que más se aproxima a la revolución-sic- y en especial si su seguridad se angosta… El mejor antídoto es el conocimiento. Destruir mitos y recrear realidades que si existieron, y devolver al mestizo y al negro marginado de su historia, la importancia de su papel en la génesis y en el desarrollo del país. Por realista es receptivo lo que explica…su enorme capacidad de superación. Y el pueblo venezolano respeta en silencio a sus verdaderos héroes y si surgiese un caudillo, el mismo que espera, habría una profunda transformación».

Degustando el «chupe criollo» de María Margarita -pensativo y nostálgico- se me escapó la imagen del ensayista -caraqueño de pura cepa, justo «cuando me iba a comentar» qué pensaba él de todo lo ocurrido en su ausencia…Queda claro que el caudillo vino. Pero lo que sólo dirá la historia, es el alcance, trascendencia y medida de la «profunda transformación». Sigues presente Pancho. ¡Cuánta falta hace vuestra irreverente sabiduría, a nuestra corta memoria…!

@ovierablanco

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