Sociedad de individuos por Francisco José Virtuoso
Mar 18, 2015 | Actualizado hace 9 años
Sociedad de individuos por Francisco José Virtuoso

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El elogio a la libertad individual que tanta fuerza ha cobrado en los tiempos que corren, está dejando sin lugar el sentido de cuerpo social, de grupo, de organización, de movimientos colectivos. El espíritu del tiempo, parece imponer los personalismos, el protagonismo individual, la voz y el parecer propio. Atrás van quedando los tiempos de la necesidad de convergencia y acuerdos, en los que cada quien llega con su idea pero con la voluntad de concluir con ideas en común. Los acuerdos colectivos se rompen fácilmente ante la importancia de mantener las posiciones originales de quien no se siente incluido.

La exaltación de la individualidad es una respuesta al corporativismo de los tiempos pasados, que en nombre del centralismo democrático, de la disciplina de partido, de la tradición institucional y del verticalismo organizacional, prácticamente anulaba al individuo y a la dialéctica de la discusión y participación democrática. Hemos cambiado generacionalmente para bien, rescatando la riqueza de la expresión libre y directa y, con ello, la tolerancia y el pluralismo.

Sin embargo, la exacerbación de la tensión entre lo individual y lo colectivo, entre la espontaneidad y la disciplina de grupo, entre lo mío y lo nuestro, nos está incapacitando cada vez más para actuar corresponsablemente como pueblo. Desde un condominio, pasando por un grupo comunal, hasta llegar a un partido político, si algo cuesta cada vez más es llegar a acuerdos, y que estos se respeten. Todo el que difiera de las decisiones tomadas dirá que su opinión fue desmerecida y que por lo tanto ese acuerdo no es válido para él.

En nuestro caso, es dramático ver cómo una gran mayoría de venezolanos estamos muy descontentos con lo que ocurre en el país. Son muchas las críticas que corren por las redes sociales y en el encuentro cotidiano. Las encuestas de todo tipo y de diversa tendencia lo reflejan. Sin embargo, somos incapaces de concertar acciones colectivas en el mundo sindical y de los gremios, en las comunidades, entre instituciones, en las iglesias, en los partidos y entre los partidos.

El Gobierno tiene una alta responsabilidad en la grave crisis que atraviesa el país. Cualquier mirada objetiva lo podrá ver. Pero no es el único responsable, también todos los que tenemos críticas y queremos cambios cargamos una buena dosis de responsabilidad, porque somos incapaces de articular discursos concertados y acción colectiva, de generar organización, de unir voluntades. Si algo está ocurriendo en Venezuela es la atomización y disgregación de las fuerzas de cambio.

En un contexto como el nuestro, en donde la crispación de las posiciones, la polarización cada vez más aguda y la generalización del miedo, se han apoderado del clima social, la tendencia al individualismo se fortalece ante la necesidad de velar por la propia defensa y protección de los intereses en peligro.

Fortalecer el tejido social sigue siendo una vieja prioridad para el cambio social. El momento que vivimos requiere una revisión muy profunda de las actitudes que normalmente asumimos y que contribuyen naturalmente a profundizar la crisis que estamos atravesando.

 

El Universal