¿Quién es el débil? por María Elena Arcia Paschen
Nov 19, 2014 | Actualizado hace 9 años
¿Quién es el débil? por María Elena Arcia Paschen

Weakness

Seguramente muchos ya se habrán respondido la interrogante afirmando que somos los que adversamos el gobierno quienes nos encontramos en minusvalía y esto es lo que están intentando que creamos pero es todo lo contrario.

Si nos vamos a las bases que han sustentado al régimen hay 2 elementos fundamentales que ya no están y que pareciera que se nos hace difícil percibir en su justa dimensión: el portador del carisma no está y la chequera petrolera tampoco.

Es obvio entonces que los escenarios han cambiado dramáticamente para quienes en los últimos 15 años han dominado al Estado pero no a la sociedad y es aquí donde si quisiera que nos detuviéramos a pensar y enfocar nuestro análisis. Es más me atrevería a afirmar que hoy en día no podríamos calificarlo de “un régimen” sino de muchos grupos de distintas orientaciones que buscan mantener o acceder a los privilegios del poder vinculados por un hilo conductor cada vez más frágil.

No queda duda que el proyecto revolucionario logró controlar el Estado a través de un sin número de mecanismos- unos legales y otros extra constitucionales- que le permitieron gozar durante mucho tiempo de una cómoda mayoría que le garantizaba la permanencia en el poder.

Adicionalmente el uso del lenguaje y la simbología les permitió construir una serie de mitos y leyendas a su alrededor con las figuras de moradores originarios víctimas, depredadores imperialistas, héroes redentores y paraíso en la tierra que conquistó muchas almas.

En el estado de hipnotismo y desesperanza que nos encontramos no logramos ver el verdadero poder que tenemos como mayoría que ansía un cambio de modelo, de valores y de líderes.

Existe un hartazgo generalizado hacia el régimen y sus dirigentes que debemos capitalizar para crear un nuevo “relato” esperanzador que cambie la simbología, utilizada con mucho éxito hasta ahora, por una narración sobre un país moderno, civilizado que entienda su rol en la sociedad y en la geopolítica actual.

Todas las encuestas reflejan que la evaluación negativa del país, de la economía y del Presidente se encuentran en puntos realmente altos pero sin embargo no vislumbramos salidas a esta situación en el corto plazo ya que persistimos en considerarnos minoría, débil y limitada. Afortunadamente esto no es así.

Aún cuando el gobierno todavía tiene margen de maniobra, éste es cada día menor y el retardo en aplicarlo genera mayor costo social a medida que se posterga su implementación lo que en nuestra opinión afecta su menguada conexión con quienes estarían dispuestos a defender al gobierno en cualquier escenario.

Entonces parece mas que obvio que la mayoría que adversa al gobierno seguirá creciendo. Es verdad también que no necesariamente esta mayoría favorecería en este momento una opción opositora pero si hacemos bien las cosas podría afirmar que el año 2015 sería muy importante para seguir avanzando en la transición ordenada hacia un nuevo país de libertad, progreso y una verdadera inclusión.

El lenguaje y la simbología de guerra, a quienes somos profundamente civilizados y civilistas, no niego que nos produzca temor y ese es parte del mito que han querido imponer al inducirnos a pensar que somos una sociedad en guerra. Nada más falso que eso.

Quizás por el efecto de ese hipnotismo del cual hemos sido presa y del miedo que muchas veces paraliza, tendemos siempre a creernos en minusvalía, a creer en la “supremacía” del régimen cuando hace alardes de fuerza y grandeza, siendo la verdad todo lo contrario.

La debilidad del otro es obvia y manifiesta frente a una gran mayoría que tiene el talento de su lado y que está obligada a movilizarse para evidenciar su fuerza de cambio.

Invito entonces a que generemos un nuevo relato que genere esperanza y alegría y demuestre que son muchas las oportunidades que nos esperan si hacemos las cosas bien, dejando de lado la antipolítica, la mezquindad, realzando nuestro valor como país con profundas raíces democráticas y con un enorme potencial para ingresar en el grupo de países de América que han entendido su rol frente a sus ciudadanos y frente al mundo.

 

 

@malarcia