Pesarse en enero te arruina el año completo por Toto Aguerrevere - Runrun

Obstinado de la conchupancia en familia, el pan de jamón y el arte de no hacer nada en diciembre, agradezco la llegada del mes de enero. Decidido a que el 2012 es mi año, abro la agenda que me regaló mi tía más pichirre y comienzo a anotar todas las cosas que tengo pendientes para tener un mes feliz. Ahí es cuando me doy cuenta de que enero es como inscribirse en un gimnasio, una emoción que se acaba a los tres días.

En las anotaciones que he hecho en mi agenda no hay más que pagos pendientes, citas urgentes y rutinas odiosas. Reunión libro, fecha final artículo revista, dentista, carro al taller, (pago psiquiatra) y pago celular. ¿Dónde están todas aquellas actividades que resolví hacer para comenzar el año de manera sensacional?

Decido echarle la culpa a mi agenda. La mía es una de esas que tiene una casilla por día. Arriba donde está impreso el día, los editores han colocado una frase motivacional. Leo algunas de ellas y me doy cuenta de que la agenda asume que yo llevo una vida de monje enclaustrado. La frase del 15 de enero dice: “Cuida de tus sueños pues ellos son los niños del alma”. Soñar es algo difícil cuando veo que para ese día he anotado: “pagar tarjeta de crédito”.

No existe una agenda en el mercado que me prepare psicológicamente para encarar la tragedia de vivir un mes donde todo es para ya. Todas se van con frases cursis, perfectas para ex potenciales suicidas pero no para alguien con fechas de entrega y falta de motivación.

Necesito una agenda del fracasado. Una que me diga el lunes de la tercera semana de enero: “Tranquilo, Jack Nicholson tampoco pudo dejar de fumar hoy”. Eso me calma la ansiedad de fallar en mis resoluciones de año nuevo. Si Nicholson hubiera dejado de fumar a comienzos de año me retiro.

Ni hablar de los kilos. El bronceado playero se desvanece a medida que me esclavizo a las luces halógenas de la oficina y a la matica que no necesita agua sino de vez en cuando. No así la gordura producto del atracón decembrino. Es una tragedia ver que los nuevos estrenos quedan apretados y que aquello de comenzar a correr para disfrutar el placer del ejercicio se convierte en una carrera por adelgazar. “Corre por tus metas”, sí ponte a creer. “Corre gordo, que te vas a quedar solo” es más lógico.

Ninguna agenda me dirá: “No te peses en enero. Te arruina el año completo”. Esa es la frase más honesta que me puedan decir para tener un año feliz. ¿Algún editor de agenda ha pensado que todos estamos deprimidos por los cauchos recién adquiridos? No. Todas las agendas asumen que somos amantes de la relajación mental y que asistimos anualmente a las convenciones de Paulo Coelho.

Las agendas deberían comprender que yo trato de tener el mejor año posible y fallo en el intento por no poder cumplir con mantras poco prácticos. La realidad es la mejor motivación para el éxito, sobre todo en enero. Una agenda que me diga: “Asume tu pobreza, no te van a aumentar el sueldo”, “No te va a parar hasta que no le pidas el teléfono”, o “Lleva tus canas con dignidad” es lo que necesito para verdaderamente encarar felizmente un año que promete ser imperfecto.

Toto Aguerrevere

@totoaguerrevere