La Ley del Tufo por Toto Aguerrevere - Runrun
Sendai Zea Nov 23, 2011 | Actualizado hace 12 años

Esta semana entró en vigencia la nueva Ley de Precios y Costos Justos. Esta normativa busca regular la estabilidad de precios y propiciar el acceso a los bienes y servicios en igualdad de condiciones  a toda la población. Con ella, también se congelan los precios de 18 rubros de higiene y aseo personal hasta tanto el Gobierno no fiscalice a las empresas productoras y no establezca el 15 de diciembre del año en curso el precio máximo de venta. Estas empresas a su vez tendrán hasta el 15 de enero para etiquetar sus productos con el nuevo precio estipulado.

Así que en enero nos sale ganga. Ya no tendremos que arrastrar el colchón donde guardamos los reales para entregarlo con almohada y todo a la cajera del súper mercado como dación en pago. Volvieron las épocas del “ta’ barato dame cuatro” porque en eso sí somos expertos los venezolanos, en acaparar cuando hay. Ahora, me pregunto, luego de que pase la segunda quincena de enero y se nos agote el champú y el desodorante, ¿dónde lo vamos a conseguir?

Esta Ley sirve para un país llamado Suizazuela. Donde se pueda regañar al productor perverso y garantizarle precios justos a la población. Pero aquí el que produce es el buhonero, todo lo demás es producto de la importación. ¿Cómo garantiza el Gobierno un precio bajo cuando las empresas están ahorcadas en pagos de salarios y limitaciones impuestas por CADIVI? Congelar los precios de jabones, pañales y desodorantes significa una cosa: vamos a empezar el 2012 oliendo a cují.

Decir que no va a haber escasez de productos con esta nueva Ley es una falacia. Una Ley en un país de importaciones no saca fabricas productoras de un sombrero de conejos. ¿Quién va a envasar pasta de diente si no hay real para pagarle porque el precio no lo cubre? Nadie. ¿Quién no va a tener que limitar la producción o hacerlo asumiendo enormes riesgos so pena de expropiación? Todos.

Lo que nos queda es comenzar a sacar los sets de química de nuestros hijos y ponernos a ver cómo demonios es que se hace un jabón. Mezclar químicos para ver si nos sale una especie de champú. Suerte la de los calvos. Una Ley que crea una comitiva fiscalizadora en vez de una comisión de incentivos abre la puerta para un maravilloso mercado negro donde ya no serán personajes cuestionables los que venden mercancía sino una viudita de la capital que se ofrece a lavar pañales de tela. Para eso quedamos, para el buhonerismo artesanal. Todo en nombre de la lucha contra la mano peluda del capitalismo con una ley que desde el principio huele mal.-

Toto Aguerrevere

@totoaguerrevere