John F. Kennedy en Venezuela, 1961 por Simón Alberto Consalvi - Runrun
John F. Kennedy en Venezuela, 1961 por Simón Alberto Consalvi

Quizás hay una clave en las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Estados Unidos que constituye un buen método para analizar y comprender las relaciones entre ambas naciones. Esa clave son los presidentes, sus personalidades, los asuntos que predominaron durante sus periodos en la gran potencia mundial, y, desde luego, los presidentes que en Venezuela coincidieron en el tiempo con aquellos. Tal para cual, así como a Pérez Jiménez le tocó el general Eisenhower, a Betancourt le correspondió en fortuna John F. Kennedy.  En 1960, Kennedy publicó su libro The Strategy of peace, una especie de manifiesto de política internacional de un aspirante a la presidencia de Estados Unidos. De las referencias a América Latina, conviene retener estas palabras:

«El desarrollo amargo, airado, apasionado, de la revolución cubana demuestra que las playas del hemisferio americano y de las islas del Caribe no son inmunes a las ideas y fuerzas que causan tormentas semejantes en otros continentes. Tal como nosotros redescubrimos nuestro propio pasado revolucionario a fin de comprender el espíritu y la significación de las insurgencias anticoloniales en Asia y África, debemos releer la vida de Simón Bolívar, el Libertador y, algunas veces, dictador, de América del Sur, para apreciar el nuevo contagio por la libertad y las reformas que ahora se generaliza al sur de nuestras fronteras».

Kennedy se preguntó si Castro hubiera tomado una orientación más racional después de su victoria, si el Gobierno de Estados Unidos no hubiera respaldado durante largo tiempo al dictador Batista, y si se le hubiera dado al fiero rebelde una acogida más calurosa en su hora de triunfo, especialmente durante su viaje a Estados Unidos. Dijo no estar seguro de esa hipótesis. Coincidió con Harry S. Truman en un juicio sobre el asunto y una crítica despiadada al general Eisenhower.

Kennedy analizó las relaciones con América Latina a propósito de la Revolución cubana y de su inesperada influencia. No vio a Cuba, sin embargo, como un caso aislado, sino en el contexto general. Reconoció que Estados Unidos debía expresar preocupación por la libertad y la democracia y revisar las  relaciones con los dictadores que ahora, o en el futuro, traten de suprimir las aspiraciones de sus pueblos. Obviamente, estos puntos de vista establecían puntos de encuentro con las tesis del Presidente Betancourt. El candidato Kennedy añadió:

“Nosotros podemos tomar las decisiones largamente demoradas y requeridas para permitir que las olas revolucionarias que sacuden a América Latina se encausen a través de canales relativamente pacíficos, orientadas hacia las tareas constructivas que tenemos a mano».

Así pensaba Kennedy antes de ser Presidente. Ya en la Casa Blanca, postuló la Alianza para el Progreso en 1961. Se trataba de un vasto conjunto de programas multilaterales destinados a combatir la pobreza y las desigualdades.

En la Conferencia de Punta del Este se aprobó la Carta de la Alianza. Los países de América Latina se comprometieron a aportar 80 millardos de dólares en diez años, y Estados Unidos a contribuir con 20%. Abogaba por la vigencia de los sistemas democráticos, por la distribución equitativa del ingreso, la reforma agraria y la planificación social.

John F. Kennedy fue el primer Presidente de Estados Unidos que vino a Venezuela en visita de Estado. En diciembre de 1961, fue huésped de Rómulo Betancourt. Resultaron grandes y fieles amigos. Eran tiempos de la reforma agraria democrática. Ambos presidentes viajaron a La Morita, en el estado Aragua, donde un asentamiento campesino figuraba como ejemplo de lo que se emprendía en todo el país.

En La Morita, Betancourt le dijo a Kennedy:

«Esta reforma agraria nuestra se ha realizado enmarcada en formulas legales, por métodos pacíficos y acertando unas veces y errando otras, pero aprendiendo de lo que se hizo bien para hacerlo mejor en el futuro».

Kennedy reconoció la significación de Venezuela como proveedor de petróleo, en paz o en guerra, de Estados Unidos. En febrero de 1963, Betancourt le retribuyó la visita a Kennedy. Fue, en suma, una gran etapa en las relaciones entre Caracas y Washington.

El historiador Arthur Schlesinger precedió a Kennedy en una visita de exploración a Venezuela, como su consejero de mayor jerarquía. Conversó con el Presidente Betancourt, a quien encontró en los tiempos del exilio.     Su testimonio guarda sumo interés, y estas son sus palabras:

«Mi última parada fue Caracas. Yo no había visto a Betancourt desde hacía diez años en La Habana. Hasta el final de aquellos años había vivido una existencia de exilio político, a veces perseguido por los agentes de Pérez Jiménez, el brutal dictador venezolano y, durante algún tiempo, puesto en entredicho por el Departamento de Estado, hecho por el que no parecía guardar rencor. Vuelto a Venezuela tras la caída de Pérez Jiménez, fue elegido para la Presidencia. Ahora tenía esperanzas de ser el primer Presidente venezolano que llegase al término de su magistratura».

SIMÓN ALBERTO CONSALVI

@consalvi2013