La gran huelga petrolera de 1936 (II): López Contreras abogó por una solución de consenso, sin éxito por la intransigencia de las compañías extranjeras - Runrun
La gran huelga petrolera de 1936 (II): López Contreras abogó por una solución de consenso, sin éxito por la intransigencia de las compañías extranjeras

Las compañías frustraron, incluso, las gestiones del propio Presidente López Contreras, cuyo interés en la conciliación fue demostrado por su apelación pública a las partes, y su propuesta de que como un homenaje al Padre de la Patria, el 17 de diciembre, día de su muerte, se suscribiera el acuerdo. (Bolívar poco significaba para los grandes trusts del petróleo). El representante del Presidente, Tito Gutiérrez Alfaro, director de la Oficina Nacional del Trabajo, viajó al Zulia, conversó con los representantes de las compañías extranjeras y con los sindicatos obreros. Le declaró al diario Panorama (según cita de Betancourt) que “los sindicatos del estado Falcón y del estado Zulia me han prestado, con verdadero espíritu conciliatorio, su colaboración para llegar a un arreglo del actual conflicto, habiendo reducido considerablemente sus aspiraciones”. Su impresión de la actitud de los trusts fue esta: “Estas gestiones han fracasado, pues los representantes de las compañías han manifestado haber recibido instrucciones de sus directivos de no hacer concesión alguna”. Igual criterio expresó el Inspector del Trabajo en el estado Zulia, Carlos Ramírez Mac Gregor, quien escribió un libro donde relató sus experiencias durante el gran episodio, y sobre las condiciones infrahumanas a que las compañías condenaban a los trabajadores.De modo que a las precarias participaciones del Estado por la explotación del petróleo, tenía que añadirse la contribución de los obreros.

Juan Bautista Fuenmayor, uno de los dirigentes de la huelga, o el principal de todos, según lo refiere en su obra Historia política de la Venezuela contemporánea, describió de esta manera el clima prevaleciente: “Todas las clases sociales venezolanas, con excepción de minúsculos grupos de traidores nacionales, se pusieron de parte de los trabajadores en sus más que justificadas peticiones a las compañías extranjeras. El comercio, los propietarios de las tierras, la burguesía nacional, las clases medias y la totalidad de los obreros del país hicieron causa común con los huelguistas. De todas partes llegaron recursos económicos para el sostenimiento de la huelga. Los ganaderos dieron reses en pie para alimentar a las poblaciones petroleras, los comerciantes, víveres y dinero, los trabajadores enviaron también sus contribuciones, los campesinos de los Andes se movilizaron aportando frutos menores y otros alimentos. Y la prensa  nacional, la radio y todos los medios de comunicación mantuvieron a la  nación informada, minuto a minuto, del desarrollo de aquel magno movimiento reivindicativo”.

Simón Alberto Consalvi