1928 / La Semana del Estudiante por Simón Alberto Consalvi - Runrun

Para los ríos subterráneos de las sociedades no importan las dictaduras, ni los caudillismos, ni las represiones más salvajes que uno pueda imaginar. Cuando estos ríos se desbordan nadie es capaz de detenerlos. Eso sucedió en 1928. De manera inesperada, aquellos jóvenes de veinte años tomaron la escena a partir de la Semana del Estudiante.

Rómulo Betancourt y Miguel Otero Silva se encontraron en Caracas en las aulas del liceo que llevaba el nombre de la ciudad. Ambos son protagonistas de los grandes sucesos de la Semana del Estudiante, junto con Raúl Leoni, presidente de la histórica FEV. Se involucran en el “golpe de abril”. Unos estrenan la primera cárcel. Betancourt y Otero Silva se destacan entre los más intrépidos. Ambos fueron los oradores, junto con Jóvito Villalba, el más vibrante. Ambos escapan al exilio, ponen el mar por medio. Entablan un duelo contra el absolutismo que no se decidirá hasta 1935. Deambulan por el Caribe, la costa colombiana, Santo Domingo, donde les den asilo. MOS a los 21 años, participa en el famoso asalto a la isla de Curazao, con Gustavo Machado, con Urbina, un caudillo decimonónico, y 150 venezolanos que trabajaban en las refinerías petroleras. Al atardecer del 8 de junio de 1929, Miguel está entre los que esa misma noche cruzaron las aguas caribeñas e invadieron la tierra venezolana, tropezando con una fuerza militar tan poderosa que no se sabe cómo salieron con vida.

Descartadas las soluciones tradicionales, Betancourt y Otero Silva piensan en proyectos políticos de otra naturaleza. No se trata de emular caudillos, sino de vislumbrar y construir un país. 1929 fue un año de vértigo en la vida de ambos. Veamos: antes de radicarse el uno en tierras caribeñas y de navegar el otro al viejo mundo, trabajarán en el proyecto donde quiera que se encuentren. Según hacen constar, al final, han estado en Curazao, Puerto Rico y Santo Domingo, entre febrero y junio del 29. Donde estén, van escribiendo al alimón la primera y fiel historia de la rebelión estudiantil contra Gómez: En las huellas de la pezuña.

Un título panfletario y de combate que quizás le cortó el aliento que, en verdad, y leído a la distancia, el texto tiene relieves de historia y testimonio. Su verdadero título ha debido ser Historia de la rebelión estudiantil de 1928, contada por Miguel Otero Silva y Rómulo Betancourt.

@saconsalvi