Falsos ídolos, por Carlos Dorado
Carlos Dorado Nov 27, 2016 | Actualizado hace 7 años
Falsos ídolos, por Carlos Dorado

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El otro día llevé a mi nieto a una piñata, y me quedé perplejo al observar la cantidad de niños con anteojos colorados, pantalones tubitos, y gomina al mejor estilo de “Justin Bieber”, y las niñitas con aires de “La Kardashian”. Pero lo que me dejó sin palabras, fue cuando una amiga de mi nieto me presentó a sus padres: “My daddy y mi papi”. Dos hombres muy educados y bien presentados, que decidieron darle una continuidad a su gran amor, adoptando una niña. Así me lo dijeron durante nuestra conversación, y los noté muy naturales, y sin un ápice de vergüenza.

Dime con quién andas y te diré quién eres”, “Al que a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija”; dos refranes que siempre me solía decir mi madre, con esa sabiduría popular, típica de la experiencia de la vida.

Sin lugar a dudas, el comportamiento de las personas que están a nuestro alrededor, siempre termina ejerciendo una influencia en nosotros, para bien o para mal; y esa influencia, es mucho más marcada en los primeros años de la vida de una persona, pues su personalidad está en plena formación y definición.

Por eso, los niños en general que se desarrollan en un hogar roto, y sin ejemplos, en una zona peligrosa, o con influencias negativas de los medios de comunicación y las redes sociales; terminan reflejando en su comportamiento ese ejemplo de hogar, ese medio ambiente; ese ídolo que admiran.

Estos mismos medios son los que crean tales ídolos, bien sea del medio artístico, deportivo, social y político; y los cuales pueden ser muy buenos en sus respectivas profesiones, pero en muchos casos, muy malos como ejemplos de vida a seguir, llegando inclusive a ser anti-ejemplos. Sin embargo; su destello como estrellas logra cegar a miles o millones de seguidores, que aspiran ser como ellos. Inclusive, ya hemos llegado “a personajes” que no cantan, no actúan, no tienen profesión o habilidad conocida; pero con millones de seguidores en las redes sociales.

Por otro lado, las películas, las series, la moda; llegan incluso a imponer tendencias, que comienzan con una minoría y terminan asimilándolas la gran mayoría, donde se muestran a niños rebeldes; pero que son “cool”, haciendo que el consumo de drogas sea visto como algo normal y social, le rinden culto a la delgadez exagerada; y últimamente el besarse o insinuarse entre personas del mismo sexo como algo vanguardista; terminando así por ser normal lo anormal; y anormal lo normal.

Esta combinación de ídolos con sus tendencias, y sus vidas poco ejemplarizantes, sobreexpuestos por los medios de comunicación y las redes sociales, y ayudados por la tecnología, pasan a ser los modelos a seguir por la juventud. Reemplazan completamente a los padres, e inclusive los ridiculizan por sus principios y valores. Cambian así los valores de la sociedad por antivalores, pasando estos a ser los nuevos valores.

Pareciera que los medios de comunicación abandonaron su roll de formadores, por el de deformadores; y las redes sociales sin amo, dueño y señor; y sin controles y limitaciones de ningún tipo, pasaron a sustituir a la formación del hogar, al ejemplo de los padres, y a los principios de los verdaderos ídolos de una sociedad.

Y no me extraña que en un futuro, llegue una pareja (hombre y mujer) con su hija -fruto de su matrimonio-, a una piñata; y se sientan con vergüenza e intimidados, y quizás hasta apartados; por ser una pareja normal que se habrán convertido en algo anormal y pasado de moda.

cdoradof@hotmail.com