Mea culpa, mea culpa, nostra culpa, por Armando Martini Pietri
Mea culpa, mea culpa, nostra culpa, por Armando Martini Pietri

golpe

 

Actos de contrición son necesarios y urgentes para quienes siguen pecando contra la voluntad popular y contra Dios, se sabe que la voz del pueblo es voz de Dios. Deben reflexionar y pronunciar con palabras y corazón, después de darse golpes de pecho sinceros reconociendo “mi culpa, mi grandísima culpa”, pronunciar con franqueza las tres palabras: “Dios mío, perdóname”. No es necesaria ninguna fórmula ni parafernalia política, pero sí tener recta conciencia de arrepentirse de los pecados cometidos.

Empieza la cuaresma, es decir cuarenta días de meditación y penitencia hasta llegar a la Semana Santa, que conmemora la misión de Jesús, su llegada a las fauces de la tiranía en Jerusalén, su persecución por el poder y sometimiento a un proceso amañado que dictó tormentos despiadados y deliberadamente crueles por la soldadesca romana, la muerte por crucifixión y finalmente la consagración del perdón y de la nueva vida, la Resurrección de Jesús el Hijo de Dios.

 Tiempo de reflexión, de pensar en lo malo que hemos hecho y repetido, en las máscaras y faralaos que debemos echar a la basura, y el proceso de reconocimiento de todo lo equivocado que realizamos, esta comparsa política en el cual nos han tenido bailando unos y otros, y de la cual a estas alturas empieza a aparecer el cansancio real. Período de reconocer y desnudar las mentiras que hemos aceptado y al aceptarlas hecho cómplices, errores olvidados y en los cuales incluso hemos participado, complicidades toleradas y, finalmente, el hambre y desesperación que estamos padeciendo, con la pregunta fundamental: ¿es un mal que nos han hecho y nos siguen haciendo, o un mal que hemos aceptado y seguimos aceptando que nos sigan haciendo? 

¿Es tan simple como que un puñado de sinvergüenzas y cómplices nos han destruido el país o en realidad hemos sido ingenuos, acomodaticios, siempre esperando al caudillo paternalista, querendón que haga o prometa hacer cosas y casas, aunque al mismo tiempo sea jefe de una banda de ladrones?

Si hemos llegado a esta situación ¿nunca nos avisaron, o fuimos avisados y no quisimos escuchar? De aquí a las elecciones presidenciales que antes sectores desvergonzados, apropiándose de una representación que no tenían ni les era legitima, cuando violaron descarados el mandato del 16J de 2017, ¡arrepiéntete por habernos abandonado! solicitaron y ahora critican, tenemos muchos días para reflexionar, para hacer examen verdadero y sincero de conciencia, para recordar nuestros propios votos secretos, indiferencias y complicidades. Son dos meses y pico para recordar, darnos golpes de pecho y pedirnos perdón unos a otros.

Cada uno a todos, los primeros los dirigentes que, con sus errores, prepotencias, perversos egoísmos, estúpidos egos y necedades han caminado al frente hundiendo sus pies en la porquería, y con ellos los ciudadanos que indolentes los seguimos o al menos soportado, y que también hemos visto cómo nuestro país se iba llenando de militantes, militares, activistas, cubanos y otras extrañezas, enseñoreándose de riquezas y beneficios para sólo una parte de la ciudadanía, la minoría abusadora, ellos.

Todos debemos darnos golpes de pecho, incluyendo quienes sintieron más conveniente unirse al chavismo, para hoy darse cuenta de que sus camisas y símbolos rojos están hechos jirones y que hasta quienes roban sus poquitos todos los días porque no están en las grandes posiciones, están ya atrapados por la misma miseria.

La contrición es y se da en el sacramento de la penitencia, dolor y pesar de haber pecado ofendiendo a Dios; arrepentimiento de una culpa cometida. Es una disposición de la inteligencia y de la voluntad libre, no de la sensiblería. Es una actitud de toda la persona pecadora, que debe ser sincera o sólo será otra mentira.

Embustes que fracasados sin arrepentimiento en otro acto de malabarismo, burla y charlatanería política proponen una nueva oposición con otro nombre, pero con ellos al frente. Además, reconocen los hipócritas la importancia de reconquistar a los más de 7.5 millones del 16J cuando los abandonaron considerándolos una pequeñez más de un proceso, que manejaron a placer sin consultar ni escuchar a quienes para desprestigiarlos calificaron de traidores divisionistas, pagados por el régimen y el G2 cubano cuando en realidad eran ellos, los complacientes cooperadores. Por si fuera poco, proponen enriquecer y profundizar la relación internacional después que, con sus actuaciones, los dejaron como tontos útiles desairando recomendaciones y haciendo caso omiso a sus exhortaciones. No hay tiempo que perder -dicen- y quieren un frente que asuma con coherencia la responsabilidad en esta lucha. Cuando han sido incoherentes, ególatras, presumidos, soberbios, sordos y muchos etcéteras. Definitivamente son tercos como mula, no aprenden y carecen de toda humildad, remordimiento y aflicción.  

Es arrepentimiento, dolor y pena ante el pecado cometido, motivado por el remordimiento de haber ofendido a Dios por ser El quien es y no sólo en virtud de los premios perdidos o castigos merecidos. Los tres elementos de este concepto; sentimiento o dolor, rechazo o renuncia, propósito de cambio, han sido y son claves para autentificar el arrepentimiento, de modo que uno sólo haría dudar de la autenticidad de esta disposición moral. Con el pueblo, el arrepentimiento y el dolor, la vergüenza por lo mal hecho, deben ser igualmente sinceros, hondamente reconocidos y sentidos.

Deben aprenderlo y reflexionarlo profundamente los politiqueros que se han despreciado, engañado y manipulado a un pueblo que de buena fe les encomendó una misión el 16J que fueron incapaces de obedecer y cumplir, que pretenden encubiertos continuar incumpliendo a pesar del repudio y rechazo, haciendo igual o peor lo que tanto critican de su adversario.  

No basta con fronteras militarizadas ni advertencias estadounidenses o europeas. La cuaresma social, económica y política debe ser nuestra, profunda en el corazón de cada uno de nosotros.

Sólo así resucitaremos.

@ArmandoMartini