La llama que no se apaga, por Armando Armas
La llama que no se apaga, por Armando Armas
Pencemike
Esta semana -como todas las semanas- acaecieron hechos en el acontecer nacional que reflejan de manera más clara y preocupante la escalada del conflicto social y político que estamos atravesando los venezolanos.
En el plano social cientos de protestas cada vez más agravadas a lo largo y ancho del territorio nacional. El costo de la vida sube día tras día y el fenómeno de la hiperinflación hace estragos. Nuestras fronteras desbordadas por compatriotas que huyen de una cada vez más marcada crisis humanitaria por la incapacidad de conseguir comidas y/o medicinas.
En la frontera Colombo-Venezolana, específicamente en Cúcuta, cientos de venezolanos fueron desalojados de un sitio de pernocta improvisado que tenían en esa ciudad. El flujo migratorio hace estragos inocultables y cada ves son más difíciles de tratar por las autoridades locales y la Iglesia Católica que, debemos destacar, esta haciendo una labor encomiable para paliar la situación.
En el plano internacional cabe mencionar los fuertes pronunciamientos y acciones contundentes de países como Colombia, Argentina, España, Perú y Estados Unidos en declaraciones del Vicepresidente Pence primero y luego el anuncio de una gira por la region por parte del secretario del Departamento de Estado de ese país Rex Tillerson. Relevante es también el caso de Nicaragua (uno de los más leales aliados del régimen chavista-madurista) que anunció la suspensión del comercio con Venezuela.
Estas reacciones internacionales son sin lugar a dudas a raíz del hecho que el régimen de Nicolás Maduro, con el cinismo que lo caracteriza, anunció la  fecha de elecciones presidenciales sin ningún tipo de garantías ni condiciones electorales para que la oposición -en evidente mayoría según todos los sondeos- pueda participar. Es decir, anuncian sin pudor alguno, un nuevo fraude electoral. El más descarado y aberrante hasta ahora.
Parte del fraude (que se comente antes, durante y después de las eleciones) es la ilegalidad de los tiempos del calendario electoral, la ilegalización de partidos y anulación de los liderazgos de oposición con mayores opciones de triunfo así como la sistemática persecución a diferentes liderazgos políticos y sociales a todo nivel.
La llama Naranja
En tal sentido, hubo un evento esta semana que no puedo dejar de mencionar. Y es que Voluntad Popular, el partido del cuál soy orgullosamente miembro fundador, se plantó de manera muy firme y fijó una posición retomando lo que ha sido su accionar original: el de ser coherentes con los valores y principios de lucha contra la dictadura y la no obediencia al poder ilegítimo.
En primer lugar se fijó posicion sobre el no reconocimiento de la fraudulenta constituyente que llamaba a que fuéramos a un nuevo e ilegal proceso de validación de la tarjeta electoral. Y en segundo lugar, la negativa de seguir participando en una “negociación” en la República Dominicana que a todas luces para lo único que ha servido es  para postergar la debacle de un régimen que tiene sus días contados.
Es verdad que a raíz de esa negociación se liberaron varios presos políticos; pero haciendo el análisis costo-beneficio, está muy claro que favoreció al régimen. En el caso particular de Voluntad Popular, aún mantienen privados de su libertad a nuestro líder Leopoldo López, a los alcaldes Daniel Ceballos y Luis Daniel Cabeza (encarcelados en funciones), al diputado de la
Asamblea Nacional Gilbert Caro, al concejal Jose Vicente Garcia de Tachira, al profesor Rolman Rojas y a Tonny Real directivos regionales del estado Aragua así como a Alexander “El Gato” Tirado, Raúl Emilio Baduel y Luis Duque de este mismo estado y a los activistas Jose Rafael Terán, Jesus Javier Aleman, Lennard Garcia y a David Alfonso Marquez. Es decir, en todos  los niveles y a lo largo y ancho de nuestra geografía nacional la familia naranja cuenta con presos políticos: catorce en total.
Pero a pesar de todos los ataques, las dificultades y las presiones a las cuales estamos sometidos quienes pertenecemos a este partido; la llama naranja no deja y no dejará de arder en los corazones de cada uno de los activistas que sueñan con una mejor Venezuela.
Porque somos fuego 
Un fuego que alumbra con las ideas.
Un fuego que da calor y hace que sus miembros nos regocijemos en familia  de manera unida y solidaria en la noche más fría y oscura.
Un fuego que cauteriza las heridas de una lucha en la cual arriesgamos permanentemente nuestras vidas y la tranquilidad de nuestros hogares; pero también un fuego que incendia con el ímpetu y  el coraje y se expande a los corazones de quienes se  saben del lado correcto de la historia.
El mismo fuego que le vio Napoleón Bonaparte a Francisco Miranda en los ojos: el fuego sagrado de la libertad.
Por eso el hecho de que la tiranía “ilegalice” a Voluntad Popular es una honra y un reconocimiento a la DECENCIA, el PUNDONOR, y la COMBATIVIDAD de todos y cada uno de los activistas y dirigentes del partido. Porque más que una tarjeta electoral; somos una manera de hacer política.
La llama naranja siempre arderá en los corazones de quienes luchamos contra las injusticias y tenemos como misión de vida, superar la pobreza en paz y en democracia, y que soñamos con construir una Venezuela donde todos los Derechos sean para todas las personas. Una Venezuela de Paz, Bienestar y Progreso. Una Venezuela que refleje la mejor versión de nosotros mismos: La Mejor Venezuela.
Hoy más que nunca Voluntad Popular se mantiene de pie y con ganas de seguir luchando.
Fuerza y Fe.