De otra teoría política, por Antonio José Monagas
De otra teoría política, por Antonio José Monagas

estudianteschavista

Aventurarse al trazado de una teoría en particular, capaz de rebatir una determinada hipótesis alrededor cualquier fenómeno, es tendencia propia de las ciencias exactas o ciencias físicas y naturales. Aunque toda regla tiene su excepción. Dicha consideración vale por igual para las ciencias inexactas. Más, cuando las realidades muestran su atrevimiento toda vez que incitan los cambios y las transformaciones que revolucionan la vida. Y por tanto, la movilidad del mundo al suscribir las correspondientes dinámicas. Cabe, por ejemplo, lo que, en ese sentido, representa la ciencia política. De hecho, la teoría política ha sido, distintas veces, objeto de ajustes y reajustes de sus aprehensiones y consideraciones.

Es así como la teoría política busca siempre reconocer nuevas variables cuyos comportamientos responden al influjo de las nuevas realidades sobre las cuales se depara el equilibrio del cual depende el desarrollo de los procesos asociados con la vida política y consustanciados con el mundo de la política.

Cada día que transcurre, la dinámica política, tanto como la misma dinámica de la economía, tienden a enrarecerse lo cual provoca la aparición de variables con la fuerza necesaria para forjar nuevas conductas. En el ínterin de estos procesos, no sólo surgen oportunidades que por la intemperancia de su presencia, o pasan inadvertidas o simulan ser conocidas y, por tanto, de común incidencia. Pero a su lado, surgen también presunciones que obvian tales oportunidades.

De la congruencia de momentos así, derivan problemas cuyo arraigo social termina dislocando o dificultando la posibilidad de reconocer dichas realidades que, por novedosas, se hacen movediza. O cambiantes. Y mientras los análisis políticos no cuenten con los recursos cognitivos necesarios para entender la ocurrencia de las susodichas nuevas condicionantes, cualquier posibilidad de indagar o desentrañar sus razones, se convertirá en parte estructural del meollo que, en principio, busca considerarse y estudiarse.

En medio de la ausencia que dicha debilidad o insuficiencia pueda avivar, se fortalece la incertidumbre como causal de la inestabilidad que compromete la manifestación o aparición de toda crisis.

El caso Venezuela, se ha comportando según lo tentado por tan alevosa tendencia. Es por eso que, al soslayarse problemas políticos o económicos que por acumulados se presumen superados, o problemas que por novedosos o sorpresivos se desconocen, se recrudece la crisis que desde todos los frentes del discurrir nacional causa tanto desquicio.

La cantidad de rarezas, trapisondas, avatares y embrollos emergidos de las entrabadas y disruptivas realidades venezolanas, escapan de las racionalidades de un gobierno que tranza sus decisiones en un ámbito totalmente perturbado y desarreglado. En consecuencia, el país ha estado arrastrándose en el lodazal de penurias incitadas por causa de una ceguera que se hizo contradictoriamente estructural. Inclusive, enfermiza.

Podría decirse que un sector poblacional importante, adquirió un comportamiento de propensión antisocial que tendió a favorecer barbaridades gubernamentales. Esa situación se advierte en una ruptura bastante acentuada entre las pautas de conducta recién mostrada, y valores morales que bien caracterizaron la vida nacional tiempo atrás. En el fragor de esos peligros, se vino a menos la armonía de la cual depende la ciudadanía democrática. Incluso, la supervivencia de grupos y amplias comunidades toda vez que la hostilidad de otros provocó el abrumador desmoronamiento del Estado venezolano.

Es indudable e indiscutible que la convergencia debidamente examinada de los tantos problemas que siguen estropeando el futuro nacional, o de lo que resulta de todo eso, no sólo ha creado una suerte de estancamiento del desarrollo nacional. Al mismo tiempo, ha podido inducir el conocimiento necesario para remozar paradigmas obsoletos a partir de lo que bien podría considerarse como la concepción de nuevos postulados y criterios capaces de construir la visión de nuevas realidades de posible y hasta necesaria implantación y ejecución. En eso radicaría el asentimiento de otra teoría política…