La batalla en el fútbol latinoamericano, por Luis Miguel Colmenares
La batalla en el fútbol latinoamericano, por Luis Miguel Colmenares

futbol

 

De ser considerado como un simple juego, el deporte ha trascendido a conformar una poderosa industria mundial, la cual ha superado el interés sobre la política y la religión. Tal fenómeno ha logrado persuadir en los últimos años a un grupo de profesionales cada vez más preparados de distintas ramas, que se han propuesto entender y resolver muchas de las particularidades de esta compleja industria, sin embargo luchan en la actualidad contra su obstáculo más grande, el pasado…

El fútbol en particular es hoy en día el rey de la industria deportiva. La FIFA es la organización con más países miembros de todo el planeta,  con un total de 211 países y/o territorios que la conforman, por encima de la ONU que cuenta con 193 países, esto es posible gracias a que en el fútbol no existen diferencias políticas, religiosas, sociales ni de ningún tipo.

Para el año 2.006 en un estudio realizado por la FIFA, se estimó que 265 millones de jugadoras y jugadores practicaban el fútbol, además de 5 millones de árbitros y funcionarios, dando un total de  270.000.000 de personas, si formáramos un país de fútbolistas con esta cifra, sería el quinto país más poblado del mundo (para ese momento no se tenía en cuenta el proyecto de la Republica Popular de China de formar a 200.000.000 de niños fútbolistas)

Si introdujéramos la industria del fútbol en la lista de países del Fondo Monetario Internacional, el fútbol sería la economía #20 del mundo, con un PIB superior a los 500.000.000.000$ anules. Todo lo anterior sin tomar en cuenta aficionados, empleos indirectos y negocios de barras bravas, apuestas, entre otras cifras que seguro lo harían más grande si se tuvieran registro formal.

¿Quién maneja esta industria? ¿Cómo se maneja? ¿Están calificados quienes tienen esta responsabilidad? ¿Están consientes de la trascendencia que tiene el deporte en la sociedad?

En Latinoamérica el fútbol es sinónimo de pasión, la pasión suele tener diferencias sustanciales con la razón, por lo tanto una poderosa industria manejada con pasión sobre la razón, debe ser una alarma a la cual debe prestársele atención. Justamente esa lucha de pasión vs razón se libra en la actualidad en el fútbol, en la cual estas dos corrientes son representadas por dos bandos claramente identificados, el pasado vs el futuro (que cada día se acerca más a ser presente)

El pasado, el cual domina claramente el escenario actual, suele tener presencia en esta industria desde hace décadas, hasta  50 años tienen algunos personajes formando parte de algunas federaciones y organizaciones, tienen una forma de trabajo basada en una formación empírica que si bien mostro algunos resultados en años pasados, se acerca cada vez más a quedar obsoleta con los avances del fútbol actual.

Los resultados en contra son cada vez más comunes en las organizaciones pasionales manejadas por el pasado, sencillamente no logran adaptarse a la modernidad, su rechazo al cambio los hace esclavos de los errores y el uso de soluciones obsoletas, no cuentan con un proyecto de fondo distinto a que cuando el silbato suene, la pelota ruede y Dios o algo superior, haga el resto.

El futuro, acorde con la realidad es mayormente ¨freelance¨, profesionales que andan como esponjas absorbiendo conocimientos en cada rincón, formándose continuamente, la mayoría no suele pertenecer a ninguna organización federativa o club de primera división, porque la entrada la tienen limitada, el pasado evita su entrada y en caso de permitirla, la hace con cautela, ya que no es muy recomendable abrirle paso a alguien que sepa más que quienes tienen el poder, encontrarse con la realidad, de que el futuro puede descubrir e imponer una nueva forma de trabajar, es incomodo y dejaría sin armas al pasado, riesgo que deben evitar a toda costa.

Una de las variables más interesantes que presenta el futuro del fútbol, es que ya no se habla solo de hombres, el futuro está integrado por hombres y mujeres, de espíritu joven, apasionados por lograr cambios en la industria, entienden que los resultados del deporte repercuten en la sociedad y sienten la importancia porque ven la sociedad como algo que les duele, comprenden que ir al estadio es una experiencia, reconocen que un atleta es más que un producto, tienen la convicción de que las escuelas son lugares de formación de profesionales, y aman tanto la posibilidad de lograr cambios, que parece que ya no hay quien los detenga.

Es importante comparar la situación de Latinoamérica con lo que sucede en algunos países asiáticos, ya que ellos no tienen este problema, para ellos todo es futuro. Ellos están preparándose para dominar la industria y ganar los mundiales que vienen, sin lamentarse porque no ganaron los que pasaron, ¡así se piensa en el futuro! acá en Latinoamérica suele ser al revés, se sigue discutiendo por que se gano o perdió en mundiales pasados, algunos tan antiguos que ni siquiera habíamos nacido.

El ideal a este conflicto al igual que todo conflicto humano debería ser la conciliación entre ambas partes, el pasado debe abrir las compuertas que tienen represado al caudal de jóvenes que quieren aportar soluciones a nuestro fútbol y trabajar en conjunto para que de esta forma la experiencia de la mano con las nuevas ideas que trae el futuro, encuentren un punto común. La razón debe prevalecer y canalizar la pasión de forma positiva.

Para avanzar en el desarrollo de un nuevo fútbol en Latinoamérica, debemos entender que el trabajo en equipo no es exclusivo de una institución, todos los equipos deben trabajar en conjunto para innovar, junto a sus federaciones  y sus pares de otros países. Solo así lograremos un fútbol sano, incluyente, moderno, que involucre  y engrane a todos los amantes de este hermoso deporte, y así juntos reconstruyamos nuestros países y nuestra región a través de lo más puro que tiene el fútbol, el amor por nuestra identidad …  

 

@lmcolmenares