¡No a la cédula cubana! ¡No me da la gana!, por Armando Martini Pietri
¡No a la cédula cubana! ¡No me da la gana!, por Armando Martini Pietri

ConsultaPopular#16Jul_EFE

 

Previsible, pero no por ello dejó de ser impresionante la concurrencia este 16 de julio a votar por el compromiso y libertad de Venezuela. No fue casualidad el mandato contundente, apasionado e insoslayable, una decisión ciudadana por la desastrosa situación política, económica, social, sanitaria, de corrupción y atraco inmisericorde a las finanzas publicas por las mafias pandilleras y sinvergüenzas encubridores oportunistas.

Los venezolanos votamos por nuestra liberación, auténtica soberanía, derecho a ser escuchados y no manipulados, por nuestra obligación a defender la patria contra la estulticia oficialista y la penetración de indeseables castro-cubanos, que incapaces de dar bienestar y respeto a su propio pueblo, se han lanzado como lobos hambrientos a tragarse todo lo que su capataz les ofrece en bandeja de esclavitud.

Contra todo y mas, sufragó la abrumadora mayoría, millones dentro de nuestro país y gracias a la torpeza y brutalidad castro-madurista también en el extranjero. No queremos cédulas ni pasaportes cubanos, aunque algunos hayan tenido que aguantarse simulacros de los humillantes carnets de la patria. Eso se arreglará más pronto que el dolor vergonzoso producido por el patadón que el ciudadano propino en las asentaderas de la dirigencia oficialista y sus asociados castristas. 

La consulta popular fue aplastante. Quizás no terminen de irse físicamente del todo, quién sabe, todavía no despegan a lo loco en aviones, pero ya están apartados de los afectos, corazones, mentes y voluntades de los venezolanos, que asestaron un portazo en sus narices. 

Las documentaciones cubano-maduristas, permanecerán engavetadas y pronto echados, como los grillos torturadores en las cárceles de Gómez, al mar para que floten hasta La Habana.

Algo más de 7.6 millones de puños dignos y decorosos golpearon el muro que, con más torpeza que habilidad, han venido construyendo los peones del castro-comunismo. Magnifica demostración de arrojo y soberanía. No sólo los jirones del régimen oficialista, también los gobiernos del mundo quedaron deslumbrados y están empezando a actuar con fuerza para respaldar la extraordinaria manifestación de orgullo y alma nacional de independencia.

La bandera de la lucha sigue estando en las manos de cada mujer, hombre y joven de este país. Los paladines, son los ciudadanos. No es la primera vez en la historia. Cuando nuestros próceres levantaron coraje y armas contra el imperio español, Venezuela recibió a miles de extranjeros que vinieron a luchar hombro a hombro, la Legión Británica y su valor son sólo uno de los ejemplos; siguieron con Bolívar, Sucre y tantos otros héroes a emancipar toda la extensa y difícil región andina suramericana donde había, necesario recordarlo, dos de los tres poderosos virreinatos españoles.

Venezuela es tierra de libertad y de brazos abiertos para quienes escapaban de opresiones y asechanzas. En estos ya casi 20 años hemos sido nosotros los emigrantes y asilados, pero este pueblo ha dicho ¡basta! refrendándolo con autoridad y poderío. 

Continuamos en la calle, ya no asediados sino asediando la dictadura armada, desesperada, desconcertada y dispuesta a todo. Los venezolanos, campeones de la democracia en el mundo, hemos otorgado un despejado mandato para que se tomen las acciones que correspondan y para las cuales los parlamentarios fueron elegidos. 

No han comprendido que Cuba se está jugando la vida en Venezuela. Así de sencillo. En medio de la penuria extrema que nuestra patria padece, el régimen se las arregla para seguirle enviando oro negro. Y en pagar su ejército de ocupación. La suma de esas partidas, petróleo, sueldos y gastos de bandidos intervencionistas permisados, dan un resultado a favor en las arruinadas -saqueadas- arcas cubanas. Si el petróleo se acabara, soldados, asesores -G2-, seudo-médicos volvieran a Cuba para ser mantenidos por el régimen, colapsaría la economía castrista.

La instalación de la Asamblea Nacional Constituyente sellará el hito que reventará la pretendida dominación tirana. La reacción no se hará esperar y será masiva contra quienes acarician destruir la nación, implantar el comunismo y desaparecer con nuestra forma de vida. Estos desfachatados, hicieron realidad el sueño de Fidel, un Gobierno que arribó a Cuba con promesas de libertad y los llenó de cadenas, hambre y miseria.

Tenemos fecha, 30 de julio 2017. Mes natalicio del Libertador Simón Bolívar. Si ese parapeto se instaura, será la inauguración de la Venezuela castrista y la consolidación de un sistema más que comunista, funesto. El populismo exacerbado, dañino y enfermizo se consolidara. Los ciudadanos decidiremos si esta ignominia y los castristas se quedan o nosotros nos vamos. La otra opción es que permanezcamos lidiando ya no en las calles, será prohibido y se convertirá en delito, sino en la clandestinidad. 

¿Morir peleando o vivir como el pueblo cubano, arrodillados, humillados, doblegados? Parte de esa tragedia ya la hemos sufrido. Como en Cuba, existe una clase privilegiada, en Venezuela están los que disfrutan a plenitud y descaro impúdico los placeres de la vida, con el único mérito de ser cómplices, bolichicos, testaferros, politiqueros, socios, amigos, hijos o parientes de los que usurpan desvergonzadamente el poder y asaltan sin pudor ni rubor el erario público. Por cierto, algunos de ellos, preparándose para integrar lo que viene, seguir delinquiendo y saqueando el tesoro nacional.

Mientras escribimos, el pueblo, por su cuenta y riesgo, la Resistencia, ha vuelto a las calles y la ocupa. En la Asamblea Nacional, rodeados por catervas ensangrentadas, los diputados cumplen los pasos constitucionales que obliga la ley para honrar y cumplir la voluntad de un pueblo que, ése sí, es hijo heredero de Simón Bolívar, próceres de la Independencia y protagonistas de la nueva liberación.

Los cubanistas que se metan en el bolsillo trasero cédulas y pasaportes castro-maduristas y escapen cañerías afuera, hasta que sean atrapados por la justicia; internacional y/o nacional. El venezolano no se rinde ni acepta negociaciones turbias, en la oscuridad de conciliábulos. Cualquier acuerdo de gobernabilidad o negociación, debe ser, con la única finalidad de la salida y cambio del régimen. Quienes nos representen deben ser pulcros e impolutos, será transparente y publico, tratado y conocido por la ciudadanía previamente, porque nos afecta a todos. Solo así se respetará. No pierdan el tiempo inventando distinto.

 

@ArmandoMartini