Carta de una madre al Santo Padre, por Andreína Muñoz-Tebar
Carta de una madre al Santo Padre, por Andreína Muñoz-Tebar

PapaFrancisco_

 

Estimado Santo Padre.

Sacerdote Jorge Mario Bergoglio.

Caracas.-

 

Querido Papa:

Vaya  esta carta a quien dirige el estado del Vaticano y al Jesuita, que no son la misma cosa. El primero se ciñe a la diplomacia. El segundo al corazón Cristiano. ¡Qué maravilla sería que quienes rigen los destinos de los ciudadanos de a pie se guiaran por un único corazón: La Justicia!

Le escribe una madre VENEZOLANA de tres hijos, caraqueña, católica por crianza y por acción. Le escribe una madre DEMÓCRATA y HONESTA. En este caso sí podemos hablar de la misma persona.

Santo Padre, qué más quisiera yo que las maravillas que vendió a su pueblo la actual revolución fuesen ciertas. No soy mujer pudiente y provengo de una familia que a punta de esfuerzo levantó a su descendencia. Por tanto no merezco que me llamen “Oligarca”, y con lo poco que produzco hoy procuro ayudar a quienes tienen mucho menos.

No soy mujer inscrita en partido político alguno pero me duele mi patria, y por manifestar en contra de lo que considero una “farsa” me llaman Apátrida. ¿Es o no la Libertad de Expresión un derecho constitucional en mi país y en el mundo democrático, ese del cual el Vaticano es miembro activo? Pues sépalo, Santo Padre: Cada vez que “Twitteo” desde Venezuela  pongo en riesgo mi libertad, y con ella, la estabilidad de mi familia.

Pero con todo y lo anterior me atrevo a publicar por cuanta red social exista (dada la censura en medios de comunicación en mi país)  esta carta.

Sentida carta, y que ojalá le llegue. Quisiera pensar que es el propio Pancho quien maneja su Twitter y entre tantas menciones decida darle click a este link.

Mira Pancho, el problema de Venezuela va más allá de si la oposición está dividida o no. El verdadero problema de Venezuela te lo puedo narrar yo desde mis propias vivencias.

Este gobierno está consciente de la problemática de salud, y con solo tú encuestar a los laboratorios instalados en el país (así en confianza, a puerta cerrada)  puedes evidenciar que no tienen con qué proveer a los enfermos de SIDA, a los enfermos que dependen de una DIÁLISIS, a los pacientes con CANCER, a los abuelos ANGUSTIADOS porque sus achaques en la Venezuela de hoy se traducen en una lápida en el cementerio, el Simple DOLOR de CABEZA de un ama de casa tratando de “resolver” la comida de 5 niños y el Estado diciéndole que siembre Acetaminophen.

Vivimos un país sin cura Pancho. A  diario recibo docenas de mensajes de amigos solicitando ayuda por algún tratamiento. Pancho, permíteme extrapolar. Si estas carencias ya me llegan de ciudadanos con empleo y emprendedores, ¿Qué puedo esperar de la realidad de quienes no tienen empleo, que son muchos, y de aquellos que aun teniéndolo no reciben lo suficiente para costear el tratamiento?  

Pancho, para comprar queso para una arepa o un pan para un desayuno (si es que la panadería te vende) se requieren más de 9.000 Bs, y el salario mínimo no llega a 50.000 Bs mensual.  Y eso es solo el desayuno.  Así que te podrás imaginar si  es posible un almuerzo.

Saca la cuenta Pancho; los números de cada venezolano te hablan. Y peor aún si tomas en cuenta la millonada ROBADA. Has podido tú, como estado independiente, conocer los ingresos de una nación. Has podido evidenciar los robos a la salud y a la alimentación de un pueblo.

No me hables Pancho de división en la oposición. Háblame de ciudadanía. Pueblo democrático. Pueblo que exige separación de poderes. Pueblo que exige se cumpla su Constitución. ¿Por qué sería necesaria una oposición toda blanca o toda negra? ¿Para poder negociar con un Gobierno que del único negocio que se ocupa es el de seguir aumentando sus cuentas personales a costa de un pueblo pasando penurias?

Pancho, tu respuesta será guía mientras se guarden las libertades. Tus comentarios esperanza cuando te refieras a esa población que hurga en la basura, a esos jóvenes que pierden la vida luchando por sus ideales, a esos pensionados que con lo que reciben mensualmente no pueden comprar ni el medicamento para la tensión. Estos hechos sí que dividen. Fracturan familias, rompen emociones, quebrantan la paz espiritual.

 Bendición Santo Padre,

Dre Muñoz-Tébar

 

 

@dremunostebar

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