50% de popularidad, por José Domingo Blanco
D. Blanco Mar 04, 2017 | Actualizado hace 7 años
50% de popularidad, por José Domingo Blanco

chavez

Enterarnos de que Chávez tiene, a la fecha, 50% de popularidad no tendría nada de extraño si el personaje que goza de “la preferencia de la audiencia” no estuviera muerto. Que el porcentaje de aceptación del difunto expresidente, luego de cuatro años de su muerte, siga siendo tan alto, debo confesarles, me desconcierta. Y la razón es muy simple: a mi juicio, el padre, el creador, el responsable, ¡el culpable! de la lamentable situación de miseria y muerte que azota en la actualidad a Venezuela es, precisamente, ese que todavía hoy ostenta tanto reconocimiento.

¿Qué es esto?, ¿masoquismo?, ¿sadismo?, ¿ceguera ideológica?, ¿sumisión enfermiza? Porque ese amor al difunto, en las condiciones de pobreza, hambre e inseguridad, que él generó –y Maduro potencia– es como el síndrome de Estocolmo; o como un caso más de violencia doméstica en el que la esposa maltratada sigue venerando al marido, a pesar de que es el autor de los golpes y moretones.

Permítanme ilustrar lo que digo con un ejemplo que encontré leyendo el libro de mi admirada amiga, Isabel Pereira, Por un país de propietarios. Relata la anécdota que transcribe Isabel que la Revolución rusa estaba a punto de sucumbir por el desencanto del pueblo con la dictadura del proletariado, una dictadura que solo les proporcionaba represión y miseria. Los colaboradores de Stalin, preocupados por la situación, decidieron pedirle consejo para evitar una rebelión popular. Stalin les recibió y, sin mediar palabra, los llevó al patio de su casa en una fría mañana de invierno. Agarró una de las gallinas y, cruelmente, le arrancó todas las plumas. Luego puso al animal en el suelo y exclamó: “Ya eres libre”; pero el ave, con la piel amoratada debido al frío siberiano y al dolor causado por el suplicio, no hizo otra cosa que pegarse a los zapatos de su torturador restregándose con la tela de sus pantalones. Los colaboradores creían que la gallinácea saldría huyendo, espantada, después del brutal acto. Sin embargo, Stalin les explicó que el ejemplo representaba la base del socialismo para controlar a la ciudadanía: “Igual que la gallina, el pueblo humillado se postraría ante él suplicando sobrevivir, cuanto más lamentables fueran sus condiciones de vida en un escenario de terror”.

El régimen –con Chávez aún a la cabeza, por lo que demuestran los números– se dio a la tarea de crear una sociedad sumisa, como la gallina desplumada de Stalin, aterrada y completamente dependiente de las dádivas –bolsas CLAP y carnet de la patria–. Un segmento de la población, esperando no caer en desgracia, sigue viendo en el difunto expresidente al salvador, y a Maduro, como el médium a través de quien el difunto se “materializa”. Por eso, ni Nicolás ni el resto de los parásitos que ocupan los cargos gubernamentales lo dejan descansar en “paz”. Por eso, desde el miércoles 1° de marzo, la nueva consigna del PSUV es: “Aquí amamos a Chávez”, porque Chávez sigue gobernando y porque, gracias a él, este régimen sigue aferrado al poder.

Hace cuatro años, cuando anunciaron que Chávez había muerto, escribí un artículo titulado “Idus de marzo”. Quiero compartir con ustedes lo que, en ese momento, expresé:

“Intento escribir mientras, en cadena nacional, transmiten el cortejo fúnebre de Hugo Chávez. ¡Quién diría que seríamos testigos de una noticia como ésta! Chávez, el eterno. El que aseguraba que se quedaría en el poder ‘hasta el 2000 siempre’. Con su muerte, por ahora, hay algunos anuncios, ninguno de ellos más allá de lo que las exequias de un personaje de su investidura exige: siete días de duelo nacional, clases suspendidas, velatorio en la Academia Militar, funerales con honores de jefe de Estado previstos para este viernes, mandatarios de otras naciones que llegaron para rendirle tributo. Ante lo irremediable, Jaua anuncia la falta absoluta, ratifica a Maduro como presidente encargado y menciona que en 30 días tendremos elecciones. ¡Llegaron los idus de marzo a Venezuela!

“La historia de los idus de marzo me viene a la mente y no por casualidad. La popularidad de la fecha –que según el calendario romano correspondía al decimoquinto día del mes de Martius, y eran días de buenos augurios– se debe a que Julio César fue asesinado en el idus de marzo del año 44 a. C. Cuenta Plutarco que César había sido avisado del riesgo, pero había desestimado el vaticinio. Un vidente le dijo del grave peligro que le amenazaba en los idus de marzo. Ese día, cuando Julio César iba al Senado, encontró al adivino y riendo le dijo: ‘Los idus de marzo ya han llegado’; a lo que el vidente contestó compasivamente: ‘Sí, pero aún no han acabado’. Marzo apenas está comenzando.

“Tras el anuncio de la muerte de Chávez, me sorprendo ante las noches de autotoque de queda que se han impuesto los venezolanos, las colas inmensas en las estaciones de servicio para poner gasolina, la cautela con la que están abriendo algunos negocios por temor a ser saqueados. Percibo nerviosismo y miedo. La incertidumbre se posa aún más, como una nube negra, sobre nuestro país. Llegaron los idus de marzo; pero, no creo que estén cargados de buenos augurios. El líder de esta seudorrevolución murió. Desde hace mucho que ya no estaba. Y comienzo a ver lo que en tantas otras oportunidades advertí: el surgimiento del Chávez supraterrenal y omnipresente que seguirá rigiendo los destinos del país, ¡quién sabe por cuánto tiempo más!”.

Hoy, como hace cuatro años, marzo apenas está comenzando… y Chávez aún sigue gobernando.

@mingo_1

El Nacional