¿Quién defiende a nuestros atletas?, por Brian Fincheltub
¿Quién defiende a nuestros atletas?, por Brian Fincheltub

Adrian Solano

Todo el mundo merece soñar, de hecho, siempre repito que el lugar donde naces no determina lo que eres y que tan lejos puedes llegar. Pero así como creo en el poder de los sueños, considero que no hay mejor manera de realizarlos que preparándose. Lo contrario es improvisación, es irrespetarte a ti mismo, es no valorar el esfuerzo de semejantes, que luchan al mismo tiempo que tu y quizás en peores condiciones por lograr también sus metas.

No quise escribir en su momento sobre el caso Adrián Solano porque, desde mi punto de vista, significaba darle notoriedad a quien no la merece y que tenía como objetivo, según sus propias palabras, hacerse conocido, sin importar el cómo. Varios días después, sin ninguna sorpresa, veo como canales de televisión y páginas webs siguen dedicándole sendas entrevistas y trabajos especiales a alguien cuyo único merito fue no temerle al ridículo. ¡Bravo! se le aplaude su valentía al exponerse así, pero ¿Merece tamaña cobertura?

Como Presidente del Instituto Municipal de Recreación y Deportes del municipio Sucre del estado Miranda, todos los días recibo decenas de solicitudes de jóvenes deportistas, de chamos que trabajan con dedicación y disciplina, que entrenan, que tienen una pasión, pero que muchas veces no cuentan ni con lo más básico para desarrollarla. Por ejemplo, hay quienes no tienen ni un par de zapatos, que usted los mira jugar y son verdaderos diamantes en bruto, pero cuyos padres no pueden darse el lujo de elegir entre comer o comprar unas zapatillas deportivas.

Ejemplos como este sobran, hay delegaciones de atletas que tienen un historial de éxito, con campeonatos ganados, que van a nuestras oficinas pidiendo patrocinio, no para viajar a Finlandia, sino para un pasaje a Maracay. Nadie los apoya, nadie los defiende.

Todo este revuelo lo que hace es visibilizar miles de casos olvidados, esos no son tomados en cuenta ni por las autoridades ni por algunos medios de comunicación. Hasta vimos a la canciller sacar un comunicado, muy bien, todo venezolano merece ser defendido, pero ¿Qué hay con nuestros atletas? ¿Quién los defiende de la indiferencia y el olvido al que los tiene sometidos el Estado?

Mi opinión no es contra Adrián, el solo nos sirve para dibujar mejor una realidad: el triunfo de la improvisación sobre el merito. Si muchos a nivel central entendieran el poder del deporte para cambiar vidas hicieran más que propaganda, apoyarían a quien lo merece, porque cuando un venezolano gana y realiza un excelente papel afuera o en el país, lo hace en nombre de toda una nación que necesita, más que nuevas humillaciones, numerosas razones para celebrar y sentirse orgullosa de su gentilicio.

Brian Fincheltub

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