Año de desUnidad, por Armando Martini Pietri - Runrun
Año de desUnidad, por Armando Martini Pietri

MUD#VAMOSCONTODO

Que el oficialismo esté convulsionando y en pedazos, es cosa sabida, es difícil mantenerse unidos tras un líder que habla y no hace, que promete y no cumple, que dice y no inspira, que convoca y hace bostezar. Un líder cuyos triunfos son errores.

Que la oposición esté fracturándose cada vez más es asunto reciente, no porque haya un líder inspirador o deprimente -hay varios, ahí empieza el problema-, sino todos los conocidos y los más silenciosos no sólo aspiran, sino que ya quieren ser presidentes.

Recordar que la Mesa de la Unidad Democrática nunca fue diseñada, ni luego conformada, ni posteriormente desarrollada, como idea de un dirigente por encima de todos, un caudillo, un gran jefe, sino como una estructura de organizaciones para sumar (o sea, uno más uno más uno más uno igual mucho más) esfuerzos partidistas para enfrentar como un bloque de gran tamaño, la corpulencia del Gobierno.

De entonces a este momento, cuando caemos en el pozo atemorizante de un año que todos saben será peor –conocemos que la especialidad de la cúpula madurista y castrocubana es empeorarlo todo-, han pasado muchas cosas que cambian el panorama.

Como se sabe al dedillo, muerto al hoyo y el madurismo a ver cómo se mantiene. Lo primero que hizo el patoso (“que es torpe o no tiene agilidad”, explica la definición, “que es inoportuno en lo que dice o hace”, interpretación que quizás lo defina mejor), fue perder casi un millón de votos del chavismo. Aunque la realidad venezolana podría referirse más bien a otra acepción de “patoso” en el diccionario: “que pretende ser gracioso sin conseguirlo”.

Patosidades a destacar casi todas, enloquecieron y desestabilizaron a los ciudadanos, comerciantes e inversionistas, y repitió este último final de año con tiendas y depósitos de ropa para niños y juguetes, que terminaron en las bolsas de los claps. Sin sorpresas siguió echándole las culpas de sus equivocaciones al imperio, a una no muy definida “burguesía” y a la aún menos aclarada “derecha”; hablando patosadas diarias, tal vez convencido por algún siniestro comunista pero costoso español, que basta con discursear para convencer, actuando (en el sentido de actor, comediante) como jefe de los militares que, por conveniencia o para no soltar la gallinita de dorados huevos puestas en sus obedientes manos, se ponían y continúan firmes enfrentando a palos, perdigonazos y gases a los opositores reclamantes -no al malandraje-.

Hay que reconocer el empeño y éxito que han tenido no sólo en ser más perjudiciales que su comandante eterno, sino en contribuir ampliamente a la división de opositores y chavistas, cada grupo entre sí, y cada grupo dentro de sí mismo.

El desastre madurista -lo de los billetes de 100, que un día estaban en manos de las mafias y tres días después estaban casi todos en manos del Gobierno, según confesión, ha sido sólo otra muestra de ignorancia y atropellamiento- está siendo de tal magnitud, que los chavistas lo perciben como un peligroso, agobiante e irremediable mata-votos que los está dejando sin capital político con sus errores y miopes interpretaciones de lo que el ciudadano y la república necesitan. Su patosera aburre hasta los más beneficiados. Situación que está llevando al PSUV -los otros polopatriotéricos no cuentan, sólo cobran migajas- a una primera y profunda división entre anti y pro-maduristas; pero también hay diferencias importantes entre sectores del psuvismo, basta leer Aporrea.com para darse cuenta sin necesidad de analizar demasiado.

La oposición marcha con fuerza una procesión parecida en ese variado mundo de partidos y grupos pequeños a quienes nadie en la cúpula mudense hace caso, son ceros a la izquierda para los más grandes, aunque ninguno ha logrado, después de tantos años, ser líder nacional consolidado.

Entre partidos de medio pelo, regionales con erosión nacional, usados pero no consultados, en esa martirizada categoría, pero con más astucia y personalidad, Henri Falcón, aunque hay quienes aseguran que disfruta de complicidad oficialista -no necesariamente madurista-, militar golpista que ha aprendido, demostrado talento y gerencia, es imposible dejarlo de lado, puede tener más sentido de estrategia y de batalla que muchos políticos. Lara no es casualidad y su sorpresiva aparición en el diálogo tampoco. Extremadamente desprestigiado, el de la eterna familia municipal de Maracaibo. Dejado de lado, empobrecido, pero digno por la dignidad de su líder fundador, Alianza Bravo Pueblo. María Corina y su Vente Venezuela parece la única que tiene razón en su acertado diagnóstico. Todos ellos tienen un presente apocado pero un futuro esperanzador.

Y están los que se han adueñado de la jefatura, los que han tenido aciertos indiscutibles, pero padecen las tentaciones del poder. Siendo Gobierno se tiene poderío y mando, pero siendo jefe de la oposición también. Ellos se entienden, y como los lobos andan en manada auto protectora, pero también con ambiciones, gruñidos y lobeznos jóvenes que piensan que valen más que el lobo que ejerce de alfa. Por esas alturas hay refunfuños, empujones, trapisondas, zancadillas y alguna oveja perversa asegura que también olisqueos con los cazadores rojos, más de uno pensará que más vale dejar tranquilos los gallineros que recibir un balazo o perdigonazo.

Leopoldo López, preparado y carismático, si bien se equivocó en su previsión de cárcel, ha logrado generar un partido Voluntad Popular que se muestra vigoroso, refrescante, agresivo, un grupo que va de frente mientras hace política, y cada día luce como ganador. Tiene sus excepciones, alguna administración regional deficiente, decepcionante, pero el promedio es inteligente, como su posición respecto al diálogo -no participo porque no creo en la sinceridad del Gobierno, pero en el supuesto poco creíble de que cambiaran y si el Vaticano insiste me acerco- ha sido astuta. La prisión de su fundador es martirio y tema de importancia para gobiernos y organizaciones internacionales, una pesadilla para un Gobierno que entiende de diplomacia tanto como de economía y finanzas, o sea, nada.

Primero Justicia sigue viendo cercana la presidencia de un país hecho pedazos, aunque poco han dicho. A veces suenan y se proclaman dispuestos a dar la batalla por el pueblo en su estilo calderista. Pero, nunca falta, ¿qué hacer con Capriles, con barba -a veces- y su gorrita perpetua, aunque no crece y suena poco original, pero mucho más popular que el siempre ceñudo misterio que es el próximo presidente de la Asamblea Nacional en desacato?

Henry Ramos Allup, veterano y tradicionalmente metido en las estrategias conocidas y desconocidas, al frente de un partido que disminuido sigue siendo una fuerza siempre dispuesta a ganar, es líder al que hay que observar. No crean que dejar la presidencia legislativa es esfumarse en las nieblas del olvido.

Es el escenario de una creciente división en esta Venezuela, de ellos contra ellos, nosotros contra nosotros, todos contra todos, que entra arruinada, hambrienta, golpeada y enfurecida en un año que a nadie ilusiona. Desear “feliz año” en ese infierno es una esperanza, pero mucho más una angustia común.

@ArmandoMartini