Conversando con Orlando, por Orlando Viera-Blanco
Conversando con Orlando, por Orlando Viera-Blanco

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No sólo converso conmigo. Lo hago también con el tocayo y amigo, Orlando Urdaneta; con papá, Orlando Viera Acosta y con todos aquellos “Orlandos» que en medio de su legitima frustración, destilan confusión, rabia y dolor por lo que acontece en Venezuela. Pero quiero detenerme en aquellas reacciones inmensamente lacerantes desde la impotencia de un impuesto exilio que los ha llevado a izar otra bandera, cantar otro Himno patrio y aprender otra constitución, sin la esperanza de retorno. A ellos, a mí mismo, os digo: Calma. Todo pasará. Toda tiranía-tarde o temprano- paga condena…

Recuerdo sentidamente [Orlando], aquel momento en que te juramentaste como ciudadano americano. En un desolado parque de béisbol en Miami, con  tu hermosa y talentosa hija Oriana de fondo, cantando el himno de EEUU, distes  las gracias a ese país por haberte recibido, por hacerte sentir un ciudadano libre, cuentadante y beneficiario de la democracia.  “Otra Patria, otro himno, otra bandera, otro destino…Esto es lo que le has hecho a mi y a mis hijos, y pagarás por ello”. En medio de esas palabras con voz entrecortada, dolida y triste, os traicionaron las lágrimas. Con mucha paz concluiste que no albergabas odios en vuestra alma, sino fe por volver a tu país, así sea con un pasaporte azul bajo el brazo. Porque tu venezolanidad, tu lago de Maracaibo, tu alma llanera y prosapia marabina, no la secuestra nadie.  Otra lágrima se escapó del rostro de quien ahora escribe. Un testimonio desgarrador, por lo cual doy fe, cómo muchos venezolanos, que sé lo que sientes: impotencia, indignación, arrebato.

Por supuesto no has dejado de lado vuestra lucha por Venezuela. ‎No soy de los que piensan que «Orlando se les cruzaron los cables». Muchos hemos crecido contigo, desde aquellas aventuras (1971) de un muchacho boyscouth,  que protagonizabas con Rebeca González en  Rover y Akela. Un hombre que ha hecho historia en la TV y el Cine Venezolano, con decenas de Tv-Novelas, comedias, películas, obras teatro y tu famoso, Almorzando con Orlando, donde el común denominador fue vuestra agilidad mental, telegenia e histrionicidad. Sin duda uno de los decanos del stand up comedy criollo…Ahora os he visto en un video que se hizo viral, reclamar airadamente-con la misma elocuencia histriónica y verbal- a la MUD, y todos sus congéneres. Sin caer en defensas automáticas a la MUD, os comento, eso no es bueno Orlando…Me explico.

Mi padre -quien igual os quiere y admira como quiso a otro baluarte de la TV Venezolana, Renny Ottolina- cuando me ha visto con el mismo tono-de coma alta-afrentando a líderes de oposición por igual, me ha dicho: “hijo eso para nada  ayuda”. Como bien lo expresa mi compañero de aulas, “no podemos seguir lanzando sales a las heridas” (Dixit: Luis F. Domínguez). Ciertamente estas reacciones tocayo, me producen un sensible desencuentro. ‎No porque defienda incondicionalmente a la oposición o no tolere la crítica, sino porque generalizar (que es l’état de la question), no es responsable, por descalificar metiendo a todos en un mismo quintal. Este servidor también ha sido crítico del liderazgo de oposición en  múltiples intervenciones públicas o en mis columnas; ergo: “No más Ismael, Borges o Barbosas” , “¡Capriles: Cuidado con las emboscadas!” (El Universal. 29/12/15), “La doble agenda de PJ” (El Universal. 19/04/16), “Capriles: La moral sí importa” (El Universal. 10/05/16), “Chuo, Capriles: Tiempos de prudencia” (El Universal. 11/10/16), “¿Son Capriles y Maduro irremplazables?” ( 5/11/2013), “El Dinosaurio Capriles” (El Universal. 2/02/14) o mi anterior columna “Capriles y Borges: en camas separadas”. De tal modo que la crítica no ha sido precisamente mi contravalor. Por el contrario ha sido mi antídoto ante la impotencia, misma que tú y muchos sienten. Pero lo he hecho (criticar) con un mensaje; con un sentido argumental-reflexivo-que confieso ha sido normativo, hasta el fastidio, de lo debe o no debe ser. Por ello cuando leo o veo expresiones distendidas, muy punzantes por despreciativas, salto en mi perplejidad y llamo a la moderación, porque a estas alturas del partido lo que hacen es reforzar lo que aún no hemos vencido ni podido superar: la inquina, el resentimiento y la polarización. ¿Cuál es su origen?

Los venezolanos somos ‎conductores de una irreverencia mal administrada que confundimos con rebeldía legitimada. Siglos de imposiciones, plasmas originarios desviados (Dixit Herrera Luque/La huella perenne, Viajeros de Indias), clasismos desbordados, ostracismo, desprecios étnicos; pobrecitismo, relegación social; rechazo, abandono paternal, que nos han sembrado muchos reflujos y carencias afectivas. Esa protología colectiva fracturada, fue el factor vulnerable que favoreció la llegada de Chávez y su «legado». No la alimentemos más.

Por lo pronto estimado Orlando os pido a ti y a todos, un voto de confianza a quienes desde la oposición-con propósito de enmienda, coherencia y sacrificio- han demostrado que luchan por otra Venezuela y siguen en pie para lograrlo. Otros que han traicionado la confianza de la disidencia, no os preocupéis: El pueblo también les hará  pagar…

@ovierablanco

ovierablanco@vierablanco.com