Diálogo penitenciario, por Carlos Nieto Palma
Diálogo penitenciario, por Carlos Nieto Palma

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Para nadie es un secreto que estamos viviendo tal vez la más grande de las crisis carcelarias de los últimos 50 años. Corrupción, desidia, indiferencia son algunas de las muchas causas que nos han llevado a ser conocidos en el mundo por tener las peores cárceles.

Un Ministerio para el Servicio Penitenciario que, en vez de solucionar, lo que ha hecho es agravar la situación, un Poder Judicial que no logra superar las alarmantes cifras de retardo procesal que van más allá de 70% de nuestra población penitenciaria, y una ciudadanía a la que esta situación le importa poco o nada, son algunas de las muchas causas del caos carcelario venezolano.

Siempre hemos pensado que el problema de nuestras cárceles sí tiene solución y que algún día no muy lejano nuestros presos y sus familiares dejarán de vivir la indignidad que muchos de nosotros no quisiéramos para nosotros y el mundo reconocerá que ellos tienen derechos, ese día creo que no está muy lejano, la vergonzosa situación actual en un futuro cercano tendrá que cambiar y para eso tenemos que buscar la sinergia de todos los actores para solucionar la crisis carcelaria.

Desde hace muchos años se hacen infinidad de diagnósticos y se plantean gran cantidad de soluciones, pero nunca se han hechos planes de acción coherentes con metas ejecutables a corto, mediano y largo plazo con miras a redimensionar el sistema penitenciario venezolano.

Los recientes hechos en los calabozos de la Policía del Táchira donde 11 personas, entre ellas 2 funcionarios policiales permanecieron secuestrados por los reclusos por 28 días, así como la situación que se vive actualmente en la Penitenciaria General de Venezuela nos hace ver la urgente necesidad de mecanismos eficientes de resolución de conflictos penitenciarios.

Ya en 1997, David Beltrán Catalá experto penitenciarista español, en estudio que efectúo en las cárceles venezolanas a solicitud del Banco Interamericano de Desarrollo dijo en referencia a la reforma penitenciaria nuestra: “La reforma de toda institución del Estado es un proceso complejo y doloroso, en cuyo transcurso se producirán malentendidos, recelos, enfrentamientos y discrepancias, por lo que deben de estar previstos los cauces y lugares donde puedan ser tratadas y reconducidas al tiempo que sirva como instrumento para la permanente redefinición y control del desarrollo del proceso de reforma. Creo por ello que el pacto de Estado debería incluir la creación de una Mesa para la Reforma Penitenciaria, donde estuvieran representados –sin convertirse en asamblea– los partidos políticos, el sistema judicial, el mundo penitenciario, la universidad, la sociedad civil, etc. Que sirviera de foro de reflexión y de apoyo para quien se encargue de la dirección y control de ese proceso de reforma”.

Es el momento de sentar a todos los actores que forman parte del sistema penitenciario, incluyendo a los reclusos y sus familiares, y diseñar mecanismos para mejorar las condiciones de nuestras prisiones, cada día el diálogo se hace más necesario para superar el caos carcelario, lamentablemente el Ministerio Penitenciario se niega a sentarse a buscar soluciones y prefiere actuar con soberbia, pretendiendo engañar a la ciudadanía con un supuesto nuevo régimen penitenciario que todos sabemos que es una gran farsa.

El diálogo ajustado a lo que establece la Constitución Nacional en materia penitenciaria, específicamente lo establecido en el artículo 272 y garantizando el respeto a los derechos humanos de los privados de libertad así como el apego a la normativa internacional y las recomendaciones que se han hecho en esta materia por organismos internacionales de derechos humanos, es una urgente necesidad si en verdad queremos solucionar el problema de nuestras cárceles.

El trabajo es duro y pesado, es comenzar en cero, es volver a empezar ante una población penitenciaria que perdió la capacidad de creer, es rescatar la fe perdida, es darnos la oportunidad de soñar en construir un sistema penitenciario mejor. Nuestro trabajo no debe ser únicamente el erradicar la violencia en nuestras cárceles, podemos tener unos centros penitenciarios en completa paz, sin muertos, heridos, sin chuzos y armas, pero si no se establecen políticas penitenciarias reales, con plazos de ejecución, con objetivos definidos de acción y la necesaria coherencia de todos los actores del proceso, seguiremos siendo conocidos en el mundo por tener mujeres bellas, peloteros fabulosos y las peores cárceles del mundo.

El momento es ahora, vamos a demostrar que sí podemos rescatar nuestras cárceles, vamos a saldar con nuestros presos y sus familiares la deuda que tenemos pendiente con ellos, vamos a devolverles la dignidad perdida, vamos a olvidarnos del protagonismo y buscar soluciones inmediatas, hay que dialogar.

 

@cnietopalma

El Nacional