Anatomía de un proceso (político), por Antonio José Monagas
Anatomía de un proceso (político), por Antonio José Monagas

política

 

Todo proceso histórico tiene un comienzo, un auge, su plenitud, un tiempo de deterioro y un inevitable final. Asimismo, ocurre en un proceso político. Sin lugar a dudas. Sólo hay una sutil diferencia. Y es que en el proceso político, sus caracterizaciones busca disimularse o pasar inadvertidas con el propósito de prolongar la vida política. Y por ello, mantener y prorrogar los beneficios asociados que genera todo proceso funcional que se de bajo cualquier dinámica que comprometa intereses y necesidades. O lo que es igual a decir  que en política pretende evitarse, en lo posible, evidenciar dificultades internas y debilidades propias.

Es interesante advertir que buena parte de tan contrariados eventos, son motivados por la codicia que despierta e incita el poder en términos de su arraigo en el tiempo. Sin embargo, cabe agregar que mientras la historia se moviliza con base en períodos temporales, la política se realiza y procura a partir de escenarios ya que estos permiten el análisis respectivo de variables que determinan sus reacciones y comportamientos.

Tan particular comportamiento de la política, marca la diferencia que se establece entre un proceso y otro. Aunque inclinar el análisis de la presente disertación hacia lo que define al proceso político, tiene la intención de revisarlo de cara a las circunstancias que caracterizan la crisis política que, actualmente, afecta crudamente la funcionalidad del país.

Así que ante dicho propósito, vale la necesidad de acusar una serien de coyunturas que han sido arraigo de sumos conflictos cuyos desenlaces han agravado la movilidad del país. Al extremo, que bien puede decirse que han causado su tranca y consiguiente involución. Los errores se profundizaron.

Para el gobierno, haber perdido la Asamblea Nacional en Diciembre pasado, ha significado políticamente hablando, perder la revolución. Es así que todos los escenario donde se desarrollan el evento político o el económico, son de terror. La tensión alrededor de los mismos, arrastra problemas no sólo nuevos. Peor aún, aquellos que se acumularon por desidia, incompetencia o indolencia de estos gobernantes que hablan de un socialismo que, ni siquiera, ellos mismos lo creen.

En medio de estos desencuentros con la constitucionalidad y la institucionalidad democrática, el régimen sólo le quedó entre otras salidas inoperables, la exasperación aliada con agentes de la violencia a fin de enrarecer el ámbito político para entonces justificar la secuela de obtusas decisiones siempre en contra de las leyes que, en su momento, estos gobernantes se hicieron a imagen de las trampas que cometerían en caso de llegar al borde de la inminente caída que les espera.

El afán de mantenerse en las alturas del poder que su fascismo instrumental le ha permitido hasta ahora, induce en sus asesores rusos y cubanos crudas ideas que no se compadecen de las realidades de un país que en otrora fue referente en democracia, transparencia y dinámica económica. Lejos o cerca de poder implantar recursos de manipulación y represión más allá de lo que ha podio verse, pareciera que la estocada final y equivocada sería la disolución de la república. Pues han sido tan insensibles, que sus decisiones hacen ver que su gobierno está dándose en el país de unos pocos. O sea, en un país que, a fuerza de barbaridades, desaparecieron o exterminaron. Pero sin haber comprendido que debajo de la cenizas del país que azotaron y demolieron, quedaron aquellas de donde emergerá de nuevo Venezuela libre, vigorosa y portentosa. Es lo que asoma, desde la perspectiva del caso venezolano, la anatomía de un proceso (político).

@ajmonagas