¡Héroes anónimos! por Carlos Dorado - Runrun
Carlos Dorado Oct 09, 2016 | Actualizado hace 7 años
¡Héroes anónimos! por Carlos Dorado

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Llegaba en taxi al aeropuerto de Barajas, en Madrid: para tomar un vuelo a Caracas, con una maleta y el maletín. Apenas el taxi se paró, llegó una señora negra, como de unos 60 años con un carrito, diciendo: “¿Le ayudo señor?”. Me le quedé viendo, y sentí una cierta lástima por esta señora de una edad algo avanzada, que estaba ilegalmente con un carrito, buscando llevar unas maletas para ganarse la vida. A pesar de que la maleta rodaba, le dije: “Claro señora”.

No permitió que agarrase la misma del maletero del taxi. Apenas vio mi intención de hacerlo, me dijo: “Éste es mi trabajo señor”, y de un solo tirón la agarró y la colocó en el carrito, con una destreza, como si la maleta no pesase nada.

La seguí hacia el mostrador de facturación, y le pregunté: “¿Cómo se llama?”, “Isabel, señor; y soy de Santa Isabel”. Me quedé pensando de qué país sería; porque yo no recordaba ninguna ciudad en España que se llame Santa Isabel; y por otro lado por su aspecto dudaba que fuera española. Ya en la fila para hacer el chequeo, le dije: “¿Pero en qué país se encuentra Santa Isabel”. “En  Guinea Ecuatorial señor, me vine hace 17 años, con mi tía que se disfrazó de monja, y trabajo en el aeropuerto desde hace ya 12 años. La policía me deja trabajar, porque sabe que soy honesta y trabajadora”, me respondió.

La observé, y le pregunté: “¿Y cómo le ha ido Sra. Isabel; está contenta?”Muy contenta señor, crié a 3 hijos y les di educación. Mi ex esposo era malo, me pegaba, pero la vida me dio 3 hijos maravillosos; y soy muy feliz; y hasta tengo un nieto. Uno es ingeniero de sistema, la segunda ya está terminando arquitectura, y la tercera está comenzando la universidad”. En eso le entró una llamada, por lo que decía, pude intuir que era una de sus hijas. Terminó la llamada y me dijo: “Era la pequeña, Señor. Iba a la peluquería”, me comentó”.

No me contuve, y le dije; “Pero Usted trabajando, y su hija yendo a la peluquería, ¿Cómo es eso?”. “Señor, ella es joven tiene que estar bella, arreglarse. Me da felicidad que sea feliz. Mis padres no pudieron darme nada, con decirle que tuve mi primer par de zapatos nuevos cuando me vine a España. Yo soy muy feliz señor con mis hijos y mi vida”

No me permitió que colocara mi maleta en la cinta. “Es mi trabajo señor”. Le di la propina, me dio las gracias con una amplia sonrisa diciendo: “Gracias Señor, que tenga un feliz viaje”. “Gracias a Usted Isabel, por la lección de vida. Usted es una héroe”. Me observó sorprendida, y se fue sin saber qué decir. Mientras la vi irse con su carrito a buscar otro cliente me quedé pensando, que la fuerza no viene de la fuerza, sino de la voluntad férrea. Esa señora es un vivo retrato de cómo luchar contra las adversidades, de la constancia, de la valentía y el esfuerzo.

¡El verdadero héroe no se rinde nunca! Lucha a pesar de las circunstancias, sufre pero reacciona, afronta su vida con dignidad,  y con orgullo esconde sus padecimientos,  escupiéndole  en la cara a las adversidades. ¡Son una inspiración para cualquier ser humano! Mi madre me solía decir: “Carlos, la gota abre la piedra; no por su fuerza, sino por su constancia”. Esta señora pudo haber sido mi madre, a pesar de su color, y de unos cuantos kilos más.

Ella no se siente superior a nadie, pero sí se siente superior a sí misma; y ese quizás sea el mejor concepto de Héroe; a pesar de ser anónima, haciendo un trabajo ilegal, y  llevando maletas a su edad, en un aeropuerto.

¡Héroes anónimos!

cdoradof@hotmail.com