A Mercedes en cercanía y cariño, por Alejandro Moreno
Sep 06, 2016 | Actualizado hace 8 años
A Mercedes en cercanía y cariño, por Alejandro Moreno

MercedesPulido

 

Acercarse a Mercedes era acercarse a la sinceridad, a la transparencia de lo que habitaba en su ademán, en su semblante y en su palabra.

Acercarse a Mercedes era acercarse al sabor del saber, al regusto de la erudición profunda y al mismo tiempo extensa, al placer de la información precisa, abundante y actual.

Acercarse a Mercedes era acercarse a la calidez, a las brasas bajo la corteza de una sobria adustez, a la pasión veraz, abierta, nunca reprimida y sin embargo respetuosa en el trato desinhibido y efusivo.

Acercarse a Mercedes era acercarse a la crítica benévola y mordaz a la vez, al análisis descarnado de la realidad venezolana en el marco de un profundo amor y una dolorida esperanza.

Acercarse a Mercedes era encontrarse con la humanidad graciosa y sólida, honda y patente, viva en plenitud hecha persona.

Acercarse a Mercedes era encontrarse con una fe radicalmente cristiana, no dogmática y sin embargo, sólidamente fiel y libre del más leve resquicio de fanatismo, una fe vivida con toda la naturalidad de lo cotidiano, una fe razonada y sentida, abierta a las exigencias de los tiempos y a las novedades que la pudieran enriquecer y profundizar.

Acercarse a Mercedes era acceder a la honda comprensión y plena aceptación de la persona de los otros a cuyo servicio, sin dependencias, siempre estuvo dedicada.

Acercarse a Mercedes, sobre todo para quienes fueron sus alumnos, era entrar al lugar del encuentro afectuoso y firme, libre y orientador, permisivo y exigente, acogedor y estricto a la vez.

Acercarse a Mercedes era acercarse a la síntesis de lo venezolano en una mujer. Lo andino de fondo y estructura estaba en ella matizado por múltiples adherencias de las distintas regiones del país. Sus muchos años de vida en el extranjero y sus múltiples viajes por el mundo no incriminaron mínimamente su identidad venezolana.

Acercarse a Mercedes era palpar en carne viva las hermosas palabras finales del Ecesiastés (12,9-10): “El Predicador, además de ser un sabio, enseñó al pueblo lo que él sabía. Estudió, inventó y formuló muchos proverbios; el Predicador procuró un estilo atractivo y escribió la verdad con acierto”.

Acercarse a Mercedes era acercarse a la íntima coherencia entre cuerpo y alma, grandes ambos, vehículo el uno para la manifestación de la otra que a través de él se hacía presente y se expresaba.

Hemos despedido al primero, pero la segunda ni se despide de nosotros ni nosotros nos despedimos de ella pues Mercedes estará permanentemente en todos con la fuerza de ese su espíritu que nunca muere.

 

 

El Nacional