¡Happy Birthday, Fidel!, por Marianella Salazar
¡Happy Birthday, Fidel!, por Marianella Salazar

FidelCastro

La celebración de los 90 años del más sanguinario y longevo dictador de América, con la asistencia de las lacras que transformaron a Venezuela en la colonia cubana que hoy somos, demostró que la principal razón de las revoluciones socialistas es perpetuarse en el poder a costa del sufrimiento y empobrecimiento de sus pueblos, a quienes la ignorancia y el hambre deben sostenerse a toda costa para lograr el supremo fin de la nueva esclavitud del Siglo XXI.

Pero detrás de la fiesta y el circo que montaron, la larga vida del asesino barbudo se ha convertido en un problema de estado para el actual régimen cubano; su muerte es condición sine qua non para la transformación urgente en la isla, porque Fidel la viene torpedeando de manera sutil, pero efectiva. Su sola imagen representa la tiranía vitalicia. Su presencia viva es un ancla en el pasado que los cubanos están desesperados por borrar y con quien nadie quiere retratarse, a excepción de los serviles comunistas trasnochados a quienes se les dispara incontenible la libido con solo estrechar la mano del último dinosaurio.

La apertura cubana ha sido un proceso minuciosamente planificado por Raúl Castro, estructurando un giro impensable hacia el capitalismo, que lo llevó a establecer lazos secretos con el Imperio antes de su ascensión al poder. La defenestración del fracasado y criminal modelo marxista-fidelista necesita morir con el senil tirano. No sólo de manera simbólica. Raúl, que también está a punto de mascar el agua, quiere pasar a la historia como el salvador de la revolución y es probable que su nieto y escolta -alias «el cangrejo»- herede el poder antes que ocurra una apertura política que elimine al partido único. Así que, es posible que Raúl brindara con el más fino champán -como lo hizo en París- para que éste sea el último cumpleaños del nefasto carcamán. Es una necesidad de supervivencia.

Un acto repudiable

El invitado de honor, Nicolás Maduro, feliz en su papel de regente de la colonia cubana-venezolana y la inefable tía Cilia, se trasladaron con su séquito para arrastrarse ante las barbas del anciano dictador. Fue un acto repudiable, en especial cuando no fue capaz de hacer acto de presencia el pasado 24 de Julio para conmemorar el natalicio de Simón Bolívar, a quien no sólo irrespeta utilizando una falsa y grotesca imagen del Libertador, sino que lo degrada al llamar «Bolivariana» a una revolución de delincuentes y narcotraficantes que han destrozado de manera casi irreversible a Venezuela.

Para colmo, llegó acompañado de una secta de enchufados que inventaron el bodrio «Corazón Llanero en Cuba», para seguir desangrando las divisas necesarias para medicinas y bienes esenciales. Nos queda clarísimo el por qué los hermanos Castro ordenaron nombrar sucesor a un personaje como Maduro, cuya indigencia mental lo convierte en peón de la dictadura cubana, a la que rinde fidelidad y obediencia a toda prueba, incluso sobre la desgracia y escalofriante miseria del pueblo venezolano, a quien desprecia.

Es un fiador para Raúl, a quien solo le importa los petrodólares venezolanos, que a pesar de la merma, todavía son suficientes para resolver necesidades en «el mar de la felicidad»; además de las triangulaciones en importaciones de alimentos y medicinas vencidas y, obviamente, los miles de barriles de petróleo gratis que revende en el mercado negro internacional, que genera más ruina a Venezuela, y una descomunal fortuna para seguir tranquilo una vez que Maduro sea conminado por el pueblo a salir del poder y los venezolanos rescatemos el país de una desgracia jamás conocida en nuestra historia. ¡Gracias por todo, Fidel!.

@AliasMalula

El Nacional