Resumen de un peregrino asistente por Frank Bracho
Ago 11, 2016 | Actualizado hace 8 años
Resumen de un peregrino asistente por Frank Bracho

peregrino

 

Hace poco tuvimos la bendición de poder cumplir con un doble sueño: el poder conocer a Polonia -prominente país del cristianismo heroico; y, al mismo tiempo, asistir en su suelo a una nueva Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) -el evento internacional mas masivo que tiene la cristiandad –y esto bajo el nuevo gran líder espiritual de la Iglesia Católica el Papa Francisco.

En cuanto a la legendaria heroicidad cristiana polaca, aunque no se trate de la mas antigua (el país se declaró cristiano sólo a partir del primer milenio post Cristo), si quizás de la más sonada en los últimos tiempos. Como lo muestran los siguientes rasgos. Se trata no sólo de un país nucleado en torno a una de las devociones marianas mas importantes y prodigiosas del mundo: la de la Virgen de Czestochowa –Virgen morena –otra virtud en un país de gente blanca- que atrae a unos 4 millones de peregrinos al año; sino también cuyo arte universal ha descollado en torno a los motivos cristianos; que ha dado al mundo la devoción de Jesús de la Misericordia –el Cristo para los actuales tiempos. Un país que, además, con sus mismos valores cristianos por delante, fue el primero en Europa -mientras el resto del continente pretendía vanamente negociar o convivir con ello- en frontalmente oponerse a la irrupción del mas desalmado sistema totalitario que ha conocido el mundo: el Nazismo (pagando Polonia un pavoroso precio por ello: seis millones de muertos durante la II Guerra Mundial!); así como el primer país en oponerse en grande al  férreo comunismo que luego tomaría sus tierras: generando el primer gran sindicato social que lo enfrentó con éxito: “Solidaridad” –cuyo fundador Lech Walesa siempre resaltó la profunda inspiración cristiana del mismo, así como las primeras “elecciones libres” tras “la cortina de hierro” -aún antes que cayera el Muro de Berlín. Y por supuesto el país que ha dado al mundo ese gran incansable Papa peregrino que fue San Juan Pablo II; opositor de todos los opresivos totalitarismos del mundo lesivos de la dignidad humana (incluyendo también al capitalismo salvaje)… (para más detalles sobre todo lo anterior, ver nuestro anterior artículo personal  en la web sobre San Juan Pablo II y su lucha contra los totalitarismos). Fue Juan Pablo II quien entre otras muchas enseñanzas nos dejo la siguiente meridiana cátedra, sacada de la médula del Evangelio y de la historia de su propio país de origen, sobre lo que en el fondo siempre animó su indoblegable temple :  “No se puede dar la espalda a la verdad, dejar de anunciarla, esconderla, aunque se trate de una verdad difícil, cuya revelación lleve consigo un gran dolor. “Conocereis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn 8, 32) ¡Esta es nuestra tarea y al mismo tiempo nuestro apoyo! No hay sitio para el compromiso ni para un oportunista recurso a la diplomacia humana. Hay que dar testimonio de la verdad, aun al precio de ser perseguido, a costa incluso de la sangre, como hizo Cristo mismo.. y como hizo mi santo predecesor en Cracovia, el obispo Estanislao de Szczepanow”

Por todo lo cual, dicha heroica nación polaca, hoy aún masivamente declarada católica, decidió recientemente; contra viento y marea, incluyendo los nuevos vientos aislacionistas que soplan en Europa –tanto por su propia crisis existencial como las “amenazas terroristas”- y aún de una infeliz declaración norteamericana de Polonia como un “país inseguro” para albergar dicho tipo de actividad; el ser sede de un mega evento cristiano tan multitudinario,  abierto, libertario y fraternal, como la Jornada Mundial de la Juventud !…evento a congregar unos dos millones de jóvenes, no sólo de diversos países europeos sino de todo el mundo, en suelo polaco!. Ciertamente quizás un aparente “blanco fácil” para cualquier designio terrorista (anti cristiano o no)…Pero ante lo cual, la Iglesia no tenía otra opción que “no arrugar”, y seguir adelante hasta el final con el referido evento -como en efecto lo hizo.

Como los milagros existen, y las multitudes bajo banderas de la luz pueden mas que cualquier oscuro y cobarde amago o intento grupuscular violento, el referido evento se realizó sin un solo hecho de violencia que lamentar. Por supuesto que la celosa prevención de las autoridades locales también jugó un papel. Pero, ante un “océano de gente” deambulando por todas las calles de la bella Cracovia, durante una semana, tras “la batuta” del Papa Francisco, es a la Providencia o Protección Divina a la que hay mas que agradecer. Y todo lo anterior, incluso a pesar de que muy poco antes de la Jornada hubiese habido, en la hasta entonces relativamente tranquila vecina Alemania, una seguidilla de atentados violentistas (donde hubo desde supuestas importadas raíces “pseudomusulmanes fundamentalistas” hasta endógenas “hechas en casa”), lo cual había hecho recrudecer los temores de muchos de que en la JMJ también pudiera pasar algo. Temores o especulaciones a las que el Papa Francisco, fiel a lo que él ha venido diciendo desde que asumió su pontificado, les salió al paso, temprana y contundentemente al comienzo de la Jornada, al dejar claro que: “ni al cristianismo, ni al islam, ni a ninguna real religión se les podía invocar para ninguna terrorista  violencia, pues ello estaba en contra del Plan de Dios -en cualquiera de sus expresiones”.

Viniendo muy a colación también sobre ello el lema oficial de la JMJ 2016: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos tendrán misericordia”…Y de hecho lo anterior por tanto fue quizás la mayor lección que quedó de la exitosa Jornada: “Al que apuesta al bien le va bien, porque la misericordia divina lo favorece”… Y de lo cual se podría inferir lo contrario: “Al inmisericorde, al insensible desalmado, nunca al final le podrá ir bien”.

Lo anterior de paso nos confirmó una de las premisas que iban en nuestras “alforjas de humilde buscador peregrino”: el que la misericordia divina, a pesar de todo su énfasis en la reconciliación y el perdón, no puede ser separada nunca de la Verdad, la Justicia y la Reparación para con los sufridos u oprimidos ante un gran impenitente y desalmado transgresor (sea individuo, gobierno o cualquier otra entidad). Como ninguna sacramental confesión, para ser eficaz, puede ser separada de una respectiva “penitencia”… Así nos lo confirmó también, en audiencia privada, una calificada monja sucesora en el convento de Santa Faustina -la vidente de los mensajes de Jesús de la Misericordia (hoy, un texto de pleno rango teológico pastoral para la Iglesia). Monja anfitriona que además  nos resaltó una  noción complementaria: “la reparación no es sólo buena para las víctimas, sino también para los propios perpetradores pues así ellos verán aliviadas sus propias “cuentas” en  sus inexorables juicios para el mas allá”. En tal sentido, cabe resaltar que hasta el propio general comunista polaco que adversó duramente a Juan Pablo II y Walesa, terminó atestiguando públicamente que Juan Pablo II era un santo; y, en su lecho de muerte, declarándose  arrepentido de sus faltas –en dramática reconversión.

Cabe recordar también que en el presente Año Jubilar Mundial de la Divina Misericordia, declarado por el Papa Francisco (el cual concluye a fines de noviembre próximo), la Iglesia alienta y reconoce entre obras de particular benefactora  misericordia a las siguientes: dar de comer al hambriento,  visitar al enfermo,  socorrer a los presos, enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que está en error, perdonar las injurias, consolar al triste…..(las subrayadas son nuestras, a los efectos de nuestro particular actual escenario)… El que tenga oídos para escuchar que escuche.

Misericordia donde además no pueden faltar nuestros deberes con la creación toda de Dios. No se puede estar en paz con el prójimo humano, si no se está en paz con la naturaleza y viceversa. Y en materia de transgredir lo anterior, no se puede olvidar lo que puede acarrear según la sentencia del libro del Apocalipsis: “Dios traerá la ruina de los que han arruinado a la tierra”. Un pecado mortal de nuestro país como nación históricamente tan acostumbrada a vivir impenitentemente del rentismo depredador y devastadoramente contamínador-destructor y corruptor de ilusas “riquezas” como la petroadicción y la minería-adicción –lo que explica la gran paradoja y miserias de la hecatombe que hemos padecido en los últimos tiempos –drama insólito que ha asombrado al mundo. Pero en verdad, en un natural “causa y efecto” dejado aún más claro en la gran encíclica, hoja de ruta inaugural, del Pontificado del Papa Francisco, titulada Laudato Si –un magnífico texto sobre el cual hay todavía mucho que internalizar -tanto en la iglesia como en la comunidad internacional toda, a fin de ser mas consecuentes con el mismo y el apremiante llamado que plantea ! Sobre lo cual, nos sentimos muy honrados de poder entregar personalmente en Cracovia al antiguo ilustre amigo hoy Secretario de Estado del Papa, Cardenal Pietro Parolín, sendos ejemplares autografiados para él y Su Santidad de nuestro reciente libro sobre dicho tema. Sobre el mismo asunto, especialmente estimulante para el suscrito fue también entablar cooperación mutua con el liderazgo del incipiente pero ya muy promisorio y militante “Movimiento Católico contra el Cambio Climático y pro Laudato Si”, el cual instaló un animado evento educativo durante la JMJ.

La nueva acción redentora mancomunada responsable y urgente por el mundo, bajo el signo de la Divina Misericordia,  ciertamente no puede mas esperar. El tiempo se acaba. De lo anterior pareció ser inequívoca señal celeste que en la gran apoteósica misa de clasura de la JMJ en el “Campo de la Misericordia” de Cracovia, cuando Francisco diera la bendición de cierre, justo pasara ante nosotros una ambulancia llevando en ulular presuroso a algún colapsado asistente..Vino a nuestra mente la dramática imagen del Papa Francisco del actual mundo como ya  “una III Guerra Mundial por cuotas”  tocando a las puertas, así como su imagen de la imperiosa necesidad de que la Iglesia Católica, todas las religiones, y la humanidad toda, se conviertan en una especie de gran permanente “hospital de campaña” -a fin de auxiliar pronto a los mas necesitados y evitar una masiva irreparable debacle mundial.

Ante lo anterior, a fin de ser afirmativos, y no contribuir  a una  “depresión clínica social” ante tanto retador problema mayor de la que ya existe, nuestra actitud no puede ser otra que: “Dar lo mejor y máximo de nosotros, siendo el cambio que queremos ver en el mundo; y dejar en manos de Dios Misericordioso el resto”.      

Deberes todos los anteriores, pues, insoslayables de honrar para todo buen creyente. Esperamos por tanto que, en el caso de nuestro apremiado país, todos los factores responsables de poder resueltamente lo hagan, y lo hagan con el “no tengáis miedo” y total entrega de apóstoles tan connotados  de la Divina Misericordia como San Juan Pablo II y el Papa Francisco… Un bulto especialmente inescurrible para la propia Iglesia y sus miembros.

A  fin de sacar oportunamente a nuestro país del tan peligroso abismo ante el cual se encuentra… Un caso sin duda de la mayor emblemática importancia mundial, por todo lo antes expuesto.