Revocatorio vs. Gobernabilidad, por María Elena Arcia
Ago 10, 2016 | Actualizado hace 8 años
Revocatorio vs. Gobernabilidad, por María Elena Arcia

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Generalmente escribo para saber lo que pienso por lo que seguramente muchos de quienes conozcan mi posición y lean el título de esta nota se preguntarán si he sufrido algún tipo de trastorno reciente que haya influido negativamente en mi juicio.

Llevo tiempo intentando construir iniciativas que puedan acercarnos a la restauración de un país en el cual la vida cotidiana sea posible, predecible y con control y no dependamos de nuestra adaptabilidad al conflicto como medio de supervivencia.

En esta etapa he pasado por infinitos análisis acalorados con personas que quiero, admiro y respeto, por reflexiones serenas producto de lecturas de la historia contemporánea, por revisiones de escenarios factibles y deseables, por interpretaciones de visiones y posiciones distintas de la mía, todo lo cual me ha obligado a ver un país que se debate entre continuar por la misma senda o irrumpir por otros caminos y en el cual la diatriba política ha sustituido la labor fundamental de los políticos, que no es otra que resolver los problemas de la gente.

No tengo dudas que la sociedad en general quiere la paz, pero no así las élites que nos han sumergido en una lucha existencial para determinar quien lleva la dirección intelectual y moral, en otras palabras, quien tiene la verdad.

En esta lucha no pareciera haber espacio para dos ya que ambas visiones se creen ganadoras y por ello apuestan a la paridad en el desgaste mientras los costos los asume una sociedad frustrada, golpeada y cansada.

Como mencionó recientemente en unas declaraciones Felipe González, a propósito de la situación española y la aparente negativa de varios partidos políticos para apoyar la formación del nuevo gobierno, “es necesario que los partidos garanticen la estabilidad del país facilitando la gobernabilidad”, y agrego yo en el caso de Venezuela, incluso teniendo que hacer sacrificios en el presente para preservar el futuro.

¿Es esto posible por la vía del revocatorio? Esa pregunta me la he formulado en muchas oportunidades y creo que la estabilidad de un nuevo gobierno producto de un referéndum revocatorio en las circunstancias actuales estaría herida de muerte si no se logran acuerdos políticos previos que garanticen su gobernabilidad.

Estamos expuestos permanentemente a un “chantaje ético” que hace difícil asumir posiciones distintas a las corrientes polarizadas y que han adoptado legítimamente -también hay que decirlo- banderas de defensa o rechazo al referéndum revocatorio. Sin embargo esto más que atemorizarnos nos entusiasma y obliga a explorar otras vías que puedan abrir rendijas en la búsqueda de soluciones.

Estoy convencida que se hace indispensable ver mas allá de lo que está planteado hoy en día y buscar mecanismos que allanen el camino a la negociación y al diálogo si queremos dejar la senda del enfrentamiento como modo de hacer política.

Para ello es necesario promover un clima apropiado que otorgue “salidas” a quienes tienen en sus manos las posibilidades de promover o evitar el conflicto. Continuar cerrando las salidas es, en mi opinión, un acto suicida que únicamente sirve para apuntalar los radicalismos de ambos sectores dejando desamparada a la sociedad que está buscando con esperanzas un futuro mejor al presente.

Sin embargo lo anterior supone traspasar unas barreras que sólo es posible hacer si se cuenta con una visión de país que trascienda los intereses particulares y anteponga el bienestar general de las mayorías por sobre las ambiciones personales, tarea nada fácil pero no imposible.

La confianza será un factor clave para poder adelantar esta iniciativa y esto requerirá de actores imparciales que representen garantías del cumplimiento de los acuerdos, teniendo como norte la gobernabilidad y futura estabilidad del país, valores estos muy superiores a muchos hoy en día considerados como “no negociables” y que en mi opinión resultan de una ignorancia supina por no decir muestra de estupidez irracional.

El desgaste que supone para el país el juego actual al cual nos han llevado unos y otros es lamentable por lo que es ineludible activar mecanismos distintos que están allí y que están esperando por líderes, con características muy particulares, que los impulsen y los cuales deberán contar con nuestro apoyo.

Sólo a través de la negociación inteligente será posible lograr los cambios que exige la sociedad y ojalá este camino ya se haya iniciado y encuentre muchos entusiastas, como yo, que lo promuevan y con ésto ayudemos en la construcción de una solución.

María Elena Arcia Paschen

@malarcia