Ministerio de la verdad y otras mentiras, por Ramón Hernández
Ministerio de la verdad y otras mentiras, por Ramón Hernández

WilliamCastillo

A un gobierno contumaz, ajeno a la rectificación y obcecado en el fracaso, que tiene la desfachatez de inventar un viceministerio de la suprema felicidad, al cual le sobran aspirantes al puesto sin que nunca sus gastos, quehaceres y tropiezos aparezcan en los informes a la nación y sin que nadie reclame con rigor y autoridad tanta irresponsabilidad y alegría en el manejo de los dineros públicos, que asume como natural, y hasta obvio, que en su organigrama de funcionamiento exista un ministerio dedicado a la divulgación de la verdad verdadera y que también le sobren candidatos que se peleen para el cargo, no hay mucho que creerle. Uf.

Una oración de 630 caracteres es un desafío a la paciencia de cualquiera. Son muchos los riesgos que se corren con la paciencia de los lectores, la rigurosidad del editor en funciones y hasta con los algoritmos del programa informático editorial en uso, pero el peor de todos es no expresarse con claridad, que el texto no se entienda a la primera lectura. Sin embargo, hemos llegado hasta aquí y casi reincidimos.

Propensos a sucumbir a los espejismos, no aprendemos. La historia del país empezó con El Dorado y hemos sido lo suficientemente ingenuos, disparatados y persistentes que todavía, 18 años después del último gran culazo histórico –creer que un militarote, mandón y analfabeta, pico de plata, además, iba a traernos “la justa y equitativa distribución de la riqueza”, la democracia verdadera– perseguimos espejismos. Habiendo demolido el aparato productivo, saqueado la hacienda pública, pulverizado la confraternidad y sembrado de penurias y hambre extrema el territorio que presto a dar en consignación a faracos, chinos, rusos, bielorrusos, iraníes y cubanos, envía cohortes de funcionarios bien comidos y con todos los gastos pagos a mentir en el exterior mientras raspa la olla.

El ciudadano William Alfredo Castillo Bolle, director general de Conatel, declaró en Santiago de Chile al diario La Tercera, que en Venezuela no hay crisis humanitaria, que el hambre, la falta de medicinas y las colas inhumanas son una “idea comunicacional”, que el país está boyante, que nada en la abundancia, que basta ver su indumentaria, sus zapatos de 700 dólares y los relojes que usa. Algo tan obscenamente falso como cuando en 2010, siendo jefe de los noticieros de VTV, informaba que Econoinvest tenía una máquina de hacer cédulas de identidad, entre muchas otras calumnias, mientras callaba las graves y millonarias irregularidades que cometía la interventora Nahunimar Castillo, familia suya muy cercana. Vendo cara dura desgastada de tanto uso.

@ramonhernandezg