Los últimos movimientos políticos de Capriles, han provocado desconcierto en el régimen y demuestran la madurez y real liderazgo del momento, que indudablemente recae en Henrique y Leopoldo López. Sin embargo, Maduro, en un intento infructuoso de confundir y dividir, llama “jefe de la oposición” a Henry Ramos Allup, pero en ningún momento se refiere a sus inminentes sucesores: Capriles o López. El mismo Ramos Allup ha recordado que solo ejerce de manera circunstancial –hasta enero de 2017– la presidencia de la AN, cuando asumirá el diputado Julio Borges, a quien la semana pasada intentaron asesinar las bandas criminales del régimen, en las puertas del CNE.
Imprudencias
El país inició una etapa de transición y se enfila hacia una reconciliación nacional, así que es inaceptable seguir con descalificaciones excluyentes que tanto daño y división crean. Las erráticas declaraciones de la esposa del presidente de la AN, calificando a las mujeres chavistas como “sucias, feas y sin maquillaje”, son de una puerilidad tan grave como el momento en el que fueron emitidas. De igual manera, después de los saqueos y serios disturbios en Petare, La Urbina y El Llanito, que nos mantuvieron en vilo y a menos de 24 horas del homicidio frustrado al diputado Julio Borges, jefe de la fracción parlamentaria de la oposición, en lugar de hacer un acto de desagravio, el hemiciclo del Parlamento fue escenario de un extemporáneo homenaje a un grupo de diseñadores y artistas ligados a la moda. Quienes se embriagan con un poder efímero pierden contacto con la dura realidad, como ocurrió con la absurda autoproclamación de Pedro Carmona en 2002, aderezada de los aplausos frenéticos de quienes asistieron. Venezuela está sumida en una dolorosa crisis humanitaria, requiere de sabiduría, cualquier imprudencia, incluso del entorno de quienes dirigen ésta delicada operación política, puede costarles muy caro.