El perfecto comunista latinoamericano, por Brian Fincheltub
El perfecto comunista latinoamericano, por Brian Fincheltub

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@BrianFincheltub

El paso de Barack Obama por América Latina dejó al descubierto las enormes contradicciones de los comunistas latinoamericanos. En su intento por responder a la diplomacia estadounidense, parecían impulsados por la bipolaridad, y no hablamos de aquel enfrentamiento de dos polos ideológicos de la Guerra Fría, sino del trastorno conductual que te hace asumir posiciones de amor y odio de un momento a otro.

Fueron tres acciones en cadena que la administración Obama les lanzó y no pudieron ni abanicarlas, aprovechando que la diplomacia del béisbol está de moda, podríamos decir que quedaron ponchados con las bases llenas.  La prolongación de las sanciones a funcionarios venezolanos, la histórica visita a Cuba y el encuentro de Obama con Mauricio Macri en Argentina no resultaron de fácil respuesta para quienes en su catecismo, el grito «Yankee Go Home» es un credo fundamental.

No hay nada más inútil luego de un cenicero de moto que un izquierdista que se queda sin banderas y de las banderas clásicas de la izquierda, el anti-imperialismo es la que ondea más alto. Debió ser muy difícil para quienes en su rutina diaria le rezan a los Castro mañana y noche, ver como recibían con flores y todo al presidente del imperio mismo.

Debió ser tormentoso escuchar como La Habana se rendía al paso de la familia presidencial “yankee” con una euforia pocas veces vista. Ni en sus mejores tiempos, el difunto Hugo Chávez Frías fue recibido de manera tan calurosa por el pueblo cubano, y en honor a la verdad, méritos tenía, nada más y nada menos acabó con las terribles carencias que vivió la isla producto del periodo especial que siguió a la caída de la Unión Soviética.

Ver aquellas imágenes debió representar un profundo golpe a la fe de los comunistas latinoamericanos, que si bien no creen en Dios, siempre han idolatrado a Marx y Fidel. Nos imaginamos lo que seguro pasó por sus cabezas llenas de telarañas del siglo XIX y frases de «El Capital»: ¿Qué voy a gritar ahora? ¿Debo cantar canciones de los Rolling Stones o de Silvio Rodríguez?

El perfecto comunista latinoamericano es ante todo un mar de contradicciones, de doble moral y capaz de justificar todo con tal de defender su fracasada ideología. Es así como aplaudieron a Obama por ir a Cuba y al día siguiente quemaron banderas de EE.UU. en Argentina. En definitiva, son la perfecta estupidez.