Es de esperarse que un lanzador de alertas, en teoría comprometido con una causa tan deleznable genere dudas. En principio, los servicios occidentales han encontrado algunas certezas, pero otros expertos, han encontrado algunas incoherencias en la muy extensa documentación publicada.
El desertor, al igual que ocurrió previamente con muchos otros de Al Qaeda, denuncia el burocratismo exacerbado de Estado Islámico y su desviación de lo que el desilusionado recluta considera una malinterpretación de los preceptos del Islam.
Otros analistas, consideran provechoso el hecho que se ponga en evidencia la vulnerabilidad del Estado Islámico, cuando uno de sus miembros, logra voltearse y huír con suficientes municiones.
Mientras se determina la legitimidad de los archivos, sigue presente la interrogante, sobre cómo es posible que Daesh sobreviva luego que el mundo entero le ha declarado la guerra. ¿Será que el Estado Islámico no se limita solamente a Irak y Siria? ¿Libia por ejemplo?
Dicho esto, habrá cometido, con Irak, la comunidad internacional dos veces – quizás tres veces- el mismo error, de cuando se dejó a Afganistán a la deriva durante los 12 años siguientes a la caída del muro de Berlín. La tercera vez está en curso con lo que ocurre en Libia luego que Gadafi fue desalojado del poder.
El retiro de las tropas estadounidenses de Irak, fue la ocasión, muy bien aprovechada por Daesh para erigirse como el ejército “liberador”. Sin las pretensiones globales de Ben Laden, humildemente Daesh aspiraba convertirse en potencia regional y para ello tuvieron el pragmatismo de crear un Estado, con su territorio y su administración.
Hoy han perdido territorio y se burocratizaron. ¿El próximo paso será la desaparición?
@LDeLION