Con el sol en la espalda, por Brian Fincheltub
Con el sol en la espalda, por Brian Fincheltub

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El drama del madurismo fue creer que controlarían el poder para siempre, que podían engañar de manera indefinida a todo un pueblo. Su error fue jamás imaginar que el país le daría la espalda, que hasta su propia gente les exigiría cambios, que se volverían críticos y les pedirían rendir cuentas.

Cuando lo controlaban todo la soberbia y la arrogancia fueron sus principales consejeras, desde arriba no hacían más que humillar y perseguir al que desde su condición de minoría, era considerado como la nada: individuos que estaban varios escalones debajo de la condición humana y que no eran poseedores de derechos y garantías.

Gobernaron como si no habría mañana, dejándose arrastrar por el odio y llevándose todo a su paso. Se corrompieron y permitieron que su entorno lo hiciera. Era muy fácil para ellos pensar que sin mañana no habría justicia. El control sobre el poder los hizo creer que podían no solo manipular a la gente, sino al tiempo y a las leyes de la vida, porque también se creyeron inmortales.

Hasta a la naturaleza retaron y la amenazaron con doblegarla, el resultado fue una tragedia que sería el preludio de una más grande: la destrucción de Venezuela. La megalomanía es la enfermedad del poder, es la percepción de quienes teniendo las instituciones, las armas y los recursos a su servicio, se consideran superhombres, divinidades meritorias de culto y respeto perpetuo.

Veámoslos hoy, tienen el sol en la espalda, anunciando el ocaso de una de los peores periodos de nuestra historia. Su mayor desgracia es que aunque todavía tienen el arma en hombro apuntándonos a todos, nadie les tiene miedo, porque el miedo como el respeto se gana y ellos lo han perdido todo.

Se les terminó el tiempo y llegó la hora del pueblo venezolano, cada día que pasen en Miraflores significará más destrucción, más escasez, más inflación, más inseguridad. Nunca gobernaron pensando en el futuro, sino pensando en ellos.

Hay varias alternativas sobre la mesa para producir los cambios urgentes que necesita Venezuela, nosotros creemos que ninguna es excluyente, pero apoyamos el planteamiento del referéndum revocatorio como el mecanismo que incluye de manera más directa la expresión popular que nos permitirá devolverle a Venezuela la esperanza y trazarnos un nuevo camino que nos permita reconstruir este país que tanto tiene que dar.

“Se puedo engañar todo el tiempo a una parte del pueblo y a todo el pueblo una parte del tiempo. Pero no se puede engañar todo el tiempo a todo el pueblo” dijo Abraham Lincoln ¡Es el momento!

Brian Fincheltub
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