Henry Ramos Allup: "¡No nos suenen la campana!" por Orlando Viera-Blanco
Henry Ramos Allup: «¡No nos suenen la campana!» por Orlando Viera-Blanco

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«Venezuela no necesita del rebenque imperioso del capataz, del hombre de espuelas y a caballo, como si fuésemos una piara de esclavos». Don Rómulo Betancourt

El análisis político la mayoría de las veces es conducido a través de variables dependientes reducidas a elementos fácticos como la económica, los precios del petróleo, ataques terroristas, eventos naturales o una declaración súbita en el momento y lugar apropiado (celebro-debutante). Pero una de las variables dependientes de mayor significación al momento de valorar actores políticos y el advenimiento de eventos vinculantes, es la variable personalidad, acompañada del análisis histórico materialista. ¿Qué podemos decir de Henry Ramos Allup y la historia que le precede y rodea?.

Ramos Allup nació el 17-10-1943 en Valencia, Estado Carabobo. Es hijo de Amanda Allup, un ama de casa caraqueña, y el médico Emilio Ramos Rached, ambos de ascendencia libanesa…Conocí a Henry Ramos perteneciendo a la USD (Unión Social Demócrata) en la UCAB, agrupación estudiantil que tenía el mérito de agrupar no más de diez dirigentes juveniles de AD, en una universidad jesuita y esencialmente copeyana. Siendo estudiante de Derecho fui a un encuentro en las oficinas de Marco Tulio Brunichelli. Allí estaba el impetuoso «joven» líder de AD, de abundante y negra cabellera, escuchando con atención la disertación del sabio y culto Marco Tulio, al tiempo que no perdía oportunidad para puntualizar estratagemas con su típico martilleo verbal … Más tarde en 1996, siendo Ramos Diputado recién electo por Carabobo (1.994), recibíamos su apoyo para las elecciones del Colegio de Abogados de DF, donde de la mano de AD, se barrió con los «notables» de la época. A partir de esta experiencia puedo dar fe de una de las características personales de Henry-a la par de su audacia y potencia política-como lo es su pragmatismo y sentido de oportunidad. Un talento superior entretejido de su inexcusable y conspicua ascendencia turca. 20 años más tarde, me reencuentro con HRA. Pero ahora en casa, en el marco de nuestro regreso a Venezuela, por lo que quería expresarle personalmente que en los tiempos por venir, su accionar político será determinante para alcanzar objetivos de cambio.

Henry es un hombre inquieto, ávido, que como se define refiriéndose a su madre, lo guarda todo, lo aprecia todo, lo valora todo, y lo lee todo. Y cuando un individuo lo conserva todo es porque evoca, desentierra, anhela y por ende, posee una interesante memoria afectiva entre lo pragmático y emocional.  Entonces Ramos es versátil y elástico. Va de lo riguroso y disciplinado a las lágrimas, con un mismo entusiasmo. Me identifico con Henry por ser abogado e hijo de médico. Sin desmerecer la condición humanista de colegas hijos de otros oficiantes, los abogados hijos de galenos-pienso-incorporamos a nuestra dinámica legalista-de pronto audaz, arrojada o patibularia-un ingrediente humanista y noble, que aprendemos en casa de la mano del padre dedicado a salvar vidas y la madre y esposa abnegada, que tanto concede recetas de comida! como récipes para pacientes!…

Henry entonces es también un romántico, por cierto, amante de boleros e historias noveladas, de una cultura potente, que tanto sabe de filosofía o arte, como de especies vegetales o cocina-sic-. «Conozco cada monte que se me atraviesa, porque mi abuelo llegó a vivir en Carabobo a una de las zonas más misérrimas del Estado, pero cercado de los más variados collados … Y desde niño no paro de leer lo que me rodea».  En su casa decía, pude palpar como el «último caudillo adeco», se atrinchera en una biblioteca donde no cabe un libro, un testimonio escrito, una fotografía, en fin, una alegoría al hombre de incontenibles desafíos intelectuales y de poder: Don Rómulo Betancourt. Algunos tildan a HRA del último Romulero. En eso templo de recuerdos, libros y experiencias, la noche es joven para desmenuzar cualquier nota o el amanecer es bienvenido para prepararle desayuno a sus hijos y a su mujer, hacerse un café, confirmar una primera cita o decantar agendas. Surge entonces otro de sus valores: Henry es un articulador nato e incansable animal político, que practica un presenteísmo insaciable, desde donde lo enrostra todo. No por casualidad a los 15 años ya era el presidente del centro de estudiantes del Liceo Martín Sanabria, de Valencia.

El ahora Presidente de la AN es elocuente con el verbo, hasta para auto-describir «su amnesia congénita reincidente» para no-orientarse con direcciones. A cualquier «circunstancia» este sagaz político de cántico tinaquillo, lanza sus petardos verbales, como «petimetres y lechuguinos», a quienes no reconoce como arrojados en momentos de definición. Así llegamos a otra característica: su filosa instrumentación dialéctica. El refrán «hijo de gato caza ratón» no es una excepción en el caso del parlamentario Valenciano-ni como Ramos, ni como Allup-porque de ambas líneas heredó la rigidez y distinción curadora del galeno de Don Emilio, y el alma conservadora, guardiana y cautelosa de Doña Amanda.

No por casualidad Ramos Allup le dijo a HCHF cuando legisló sobre «milicias», que el gobernante violaba “una vez más las leyes de un país que se ha convertido en una especie de pequeño circo donde el dueño, que es Chávez, hace lo que le da la gana”. No por «alea» en Abril de 2014, fue pieza fundamental en el proceso de diálogo que se constituyó entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana, momento en el que «un llamado de atención de Diosdado», por haberse agotado el tiempo de su intervención, Ramos le replicó «Usted no es mi jefe, no me toque la campana» . Y agregó: “El gobierno se ha separado del marco constitucional”, al recordar «que dentro de la CBV no existe la palabra revolución o unión cívico militar”, figuras que ha propugnado el chavismo desde sus inicios. Y recientemente, sin más, pulverizó la intervención de NM en la AN. Pues nada, su otra cualidad política, es ser un irreverente a rabiar.

La historia y génesis de la doctrina de AD, resumidos en la generación del 28, los inicios partisanos del Partido Progresista de Venezuela (PPV), la FEV, ARDI, ORVE, hasta el PNV, el PDV y AD (fundado el 13/09/41); el desarrollo de los ideales de Betancourt expresados en su Manifiesto de Medellín, en sus discursos de regreso del exilio a Venezuela en 1935 (tras la caída de Gómez), 1945 (con el golpe a Medina y el trienio del gobierno colegiado); en 1948 (tras la promulgación de la CN de 1947 y la llegada de Gallegos al poder); en 1958 y la segunda presidencia de Betancourt, más la Carta de Bogotá (base doctrinaria de la constitución  OEA y de la ulterior Carta Democrática que rechaza gobiernos totalitarios y ajenos a los DDHH), aun están en la sangre de muchos líderes adecos, que trazan su formación política. De allí una virtud originaria imposible de desconocer: el progresismo ideológico sembrado por Betancourt en AD. Medula política que permitió zanjar aquella controversia surgida en 1949, por la promulgación del decreto 321, que diferenciaba la educación pública de la privada, colocando a los ciudadanos en divisiones clasistas, que se reñían con las condiciones mínimas para evolucionar como unidad grupal. Aquí Betancourt se aleja del ateísmo espiritual e intelectual de corte marxista y revolucionario, y atiende el llamado liberal, multicultural y Sieyesiano, de la democracia pluralista. Esa impronta y disposición volitiva de ir de lo clásico y vetusto a lo contemporáneo, de lo violento y substancial a lo humanista y espiritual, está en el alma de los grandes políticos. No dudo que muchos colocaron esos ideales en chequeras y egos. Pero quienes sepan desempolvar tales dotes de tonicidad cultural, amplitud e inclusividad (sin el sectarismo que tanto denunció Betancourt sobretodo devenido de apetencias militaristas), sabrán liderar el camino de retorno. Sin mariposeos ni aleganchines…

En cada libro, butaca o tablero de la biblioteca de Henry Ramos Allup, se respiran los ideales evolutivos, multiclacistas, populares y sociales de la Venezuela democrática, inspiradora de consensos, postulados y luchas desde la resistencia, desde el exilio o las salas de tortura de los regímenes dictatoriales, que produjeron transiciones, cambios y mandos de hombres de talante fundacional. La Venezuela civilista e institucional se respira en la obra escrita [Ramos Allup] «Reflexiones sobre el liberalismo», que a pesar de lidiar con premisas vitales para este escribidor cómo la existencia de un Estado estrictamente necesario no interventor, si registra ese sentimiento común anti-taita, que Betancourt demonizó tajantemente cuando dijo que Venezuela «no necesita del rebenque imperioso del capataz, del hombre de espuelas y a caballo, como si fuésemos una piara de esclavos».

Los difíciles momentos que se avecinan no toleran «machabiques» -Gustavo Machados, Juan Bautistas Fuenmayor o Luis Miquelenas, paladines disfrazados de socialdemócratas o revolucionarios en búsqueda de una neo-colectivización utópica que ya sabemos lo que nos costó en términos de fractura social y quiebre nación-ni panchitos mandefuás, encopetados, vasallos, tapadores y trepadores de grupetes gobierneros, que han vampirizado todas las finanzas públicas desde sus bancos o concesiones, al más puro estilo Juan March-el banquero predilecto del dictador Franco en España-a quien como a muchos, se les distinguía como procuradores de cortes y «administradores» de la dictadura del caudillo Gallego. ¿Cuántos «administradores» encubiertos se han «chupado» los bonos soberanos venezolanos, sirviendo a una «pretendida revolución» con careta de opositores? !Cretinos! les llamaba José Rafael Pocaterra en su obra Memoras de un Venezolano de la decadencia, a quienes ubicaba como peores que el gobernante gendarme, porque ellos representaban la «vaciedad, inocuidad, fatuidad e hipocresía de una sociedad cortesana, que iba a Villa-Zoila a jalar mecate a los generalotes (Castro), a cuenta de privilegios y prebendas»

La nueva Venezuela de cambio y renacimiento, están fundamentada en las mejores lecturas y ejecutorias de aquellos manifiestos del padre de la democracia, Don Rómulo Betancourt.  En ese ADN del buen político; en esa adaptabilidad que lo hizo estatista y misionero a la vez, otorgándole piso, sentido y viabilidad al pacto democrático de gobernabilidad de mayor trascendencia de nuestra historia política contemporánea, El Pacto de Punto fijo. Un esfuerzo de comprender lo productivo o el parlamentarismo (aun en tiempos presidencialistas) o el rechazo a estigmatizaciones antiimperialistas o la preclaridad en «la educación del soberano», como base del desarrollo de la República, todo ello como conductor de una movilización social de grandes bases. Sin esos valores humanistas,  la audacia, el pragmatismo, la pasión, el romanticismo, la capacidad articuladora, el conservadurismo o la plurivalencia, se quedan en lo eficaz y en lo gallardo, pero no permiten transformar ni reconquistar el Estado de derecho y una real justicia social … Ramos Allup carga en sus canas, el elemento histórico, cultural y personal para enrostrar lo que viene: el punto de inflexión. El chavismo no entiende de posturas orilleras, como en los 60′ tampoco lo comprendieron muchachones indignados con la plusvalía y la explotación del proletariado. Ya Ramos comenzó la tarea de adiestramiento y contención. Pero no todo es un hecho dado. Amén de su edad (que no les restan sus ímpetus), algunas aspectos debe madurar y otros evitar. Madurar en sus cadencias, y no resistirse a un liberalismo nuevo, que no pasa por «amar el mercado o el capital», sino irremisiblemente desconcentrar la administración pública, refederalizar el Estado, descentralizar las finanzas y desmontar el afán rentista enfocado en el petróleo como herramienta clientelar. En mucho, ello ha sido una desviación viciada y recurrente del antiguo y nuevo régimen, desde que salió la primera gota de «oro negro» en el pozo Zumaque I, por allá en 1914…

Venezuela renacerá a la democracia, la paz, la prosperidad y la convivencia, con aptitudes políticas ejemplares y motivantes, como las que condujeron los protagonistas a quienes la historia los premio.  Es saber saltarnos una aparente inevitable violencia política con espíritu de sacrificio, audacia y seriedad, aferrados a los principios humanistas que corren en nuestras venas. El pueblo venezolano, seguirá a quienes cabalguen, no como capataces sino como segadores de libertad. Ojalá las dianas incendiarias no aborten un proceso en puertas de resurgimiento. El carácter para decir «no me toquen la campana», lo tenemos… No lo perdamos de vista, sabiendo diferenciar aquellos de piel adobada y bien compuesta para los retos por venir, de otros con tez muy delicada, tibia y cortesana, frente el boche necesario.  Como predijo Santo Tomas «Cual dichoso aquel que en el tiempo, después de transcurrir mucho tiempo, es capaz de interpretar su propio tiempo…» Salud!

 

 

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