El 7 de diciembre por Félix A. Quintero
Nov 30, 2015 | Actualizado hace 8 años
El 7 de diciembre  por Félix A. Quintero

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El próximo 7 de diciembre será lunes. Otro comienzo de semana con las promesas y dificultades que conlleva comenzar cualquier semana. Tendrá, seguramente, el tráfico insoportable de rigor con el hostil ajetreo de nuestras ciudades. Y a estas ya típicas condiciones habría que agregarle las diligencias navideñas correspondientes. No habrá, pues, escapatoria de las colas porque tocará comprar comida en el abasto, algún artículo de farmacia o el regalo al niño. Quizás ese día sí se consiga leche o el remedio que desesperadamente necesita la vieja. Jugarán los Tigres contra los Tiburones y los Leones contra los Cardenales. A lo mejor Pacheco decide bajar ese día del Cerro para visitar a Caracas. Al mismo tiempo, las estadísticas sugieren que, lamentablemente, viviremos tragedias al perder a algún hijo, hermana, vecino o amiga de manos de la delincuencia, quien sabe si de la organizada o más bien de la azarosa. Pasaremos el día a la expectativa de todo los que nos rodea, tanto en el mundo físico como en el digital, tratando de anticipar cuál será la próxima afrenta que nos depara ser venezolanos.

El próximo 7 de diciembre será lunes. Pero puede ser un lunes diferente. Incluso, puede ser ese tan extraño lunes en el que nos levantamos descansados y con hambre de enfrentar la semana. Lunes de mirada al frente, los hombros erguidos, el pecho inflado y la convicción de que será un buen día. Puede ser de esos lunes en los que sentimos que, por fin, dejamos de perder tiempo. Que comenzamos algo real y sostenible. Que vamos por buen camino. Que podemos empezar a planear a mediano y largo plazo sin que parezca un disparate o una ingenuidad. Puede ser el lunes en el que nos decidamos a invertir esos cobritos en el negocio al que le teníamos el ojo puesto desde hace rato. O el lunes en el que nos dimos cuenta que sí tenía sentido volver a estudiar ese curso tan escurridizo. Puede ser el lunes en el que fijemos las metas del próximo año. Puede ser un lunes en el que un extraño tenga un gesto de gentileza en la calle, de esos que tenemos tanto tiempo sin ver. Quizás los demás vean a ese extraño en nosotros mismos. Puede ser un lunes en el que veamos a gente sonreír como si Venezuela hubiese clasificado a un mundial de fútbol. Puede ser un lunes en el que lo único que nos provoque sea escuchar música de Simón Díaz, Oscar D’León o Guaco. Un lunes en el que la arepa sepa mejor que nunca y tengamos un antojo espantoso de comer pabellón. Puede ser, incluso, un lunes en el que el piso de Maiquetía vea más personas encontrarse que despedirse.

El próximo 7 de diciembre será lunes. Puede ser ese lunes que no tenemos desde hace tanto tiempo pero que anhelamos todos, al margen de las ideologías, los colores y las consignas. Puede ser un lunes que marque el comienzo de una nueva etapa en la historia de nuestro país. Un lunes en el que nos levantamos, en primer lugar, satisfechos porque la jornada del día anterior transcurrió en paz y por la participación cívica de todos. O al menos de la inmensa mayoría. Un gran alivio, diríamos, que todo haya marchado sin contratiempos. Podría ser un lunes en el que los venezolanos nos levantemos convencidos de que la decisión del día anterior fue la acertada y pertinente y que no nos queda otra sino trabajar todos juntos para asegurarnos que el 2016 sea más benévolo que el 2015.  Un lunes en el que sintamos que nuestro voto o nuestra abstención, conforme sea el caso, expresó nuestra voz. Un lunes en el que sintamos que se respetó nuestra voz.

El próximo 7 de diciembre será lunes. Puede ser un lunes en el que los artículos 186 al 224 de la Constitución Nacional, esos que hablan del Poder Legislativo, por fin cobren vida sin guabineo. Un lunes en el que quede claro que los venezolanos exigimos que los legisladores cumplan con todos los verbos que están previstos en esos artículos. Que exigimos que se Controle. Que exigimos que se Proponga. Que exigimos que se Discuta. Que exigimos que se Promueva. Que exigimos que se Acuerde. Que exigimos que se Organice. Que a todos esos verbos se agregue el Escuchar. Un lunes en el que quede claro que los venezolanos exigimos que todos esos verbos se traduzcan en decisiones que conlleven al crecimiento y al progreso del país, a la rendición de cuentas y al manejo responsable de recursos. Un lunes en el que estemos de acuerdo que la separación de poderes no debilita al Estado. Un lunes en el que los ciudadanos electos representen la voluntad de los ciudadanos. Un lunes en el que tengamos la tranquilidad de que en el 2016 tendremos más y mejores pesos y contrapesos. Un lunes en el que sintamos que nos acercamos a la modernidad, a la sensatez y a la pluralidad. Un lunes en el que el sentido común no sea un anhelo disparatado.

El próximo 7 de diciembre será lunes. Puede ser el lunes que marque una etapa que nos vendría bien a todos los venezolanos, incluso a los que ven en un cambio la potencial pérdida de los privilegios que hoy detentan. Puede ser un lunes en el que muchos de ellos también, en el fondo, se sientan aliviados de que prevaleció el coraje sobre el miedo. Porque, junto con sus hijos y nietos, seguramente también necesitan un lunes diferente.

@FelixQuinteroV