La treta de Maduro por Claudio Fermín
Claudio Fermín Sep 04, 2015 | Actualizado hace 9 años
La treta de Maduro por Claudio Fermín

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El curso diplomático que Venezuela tomó en 1962, cuando Betancourt reclamó ante Naciones Unidas los límites con Gran Bretaña en el Esequibo, ha ido perdiendo vigor en virtud de la conducta negligente de Chávez y Maduro en los últimos dieciséis años.

Asumieron las tesis de Fidel Castro, quien con amargura ha sostenido que el reclamo de Venezuela es una acción imperialista contra un pequeño país.

Chávez, para agradar a su jefe y para dárselas de líder de naciones caribeñas cercanas a Guyana, fue permisivo y el país vecino desarrolló actividades económicas en la región esequiba hasta llegar a lo de hoy, cuando desconocen el reclamo venezolano.

Dado que la altanería guyanesa era ya de conocimiento general, poniendo en evidencia el abandono de nuestras fronteras y el entreguismo de una clase política que prefirió hacerle carantoñas al régimen cubano y al brasileño Lula, factores que torpedean el reclamo venezolano del Esequibo, Maduro intentó mostrarse como nacionalista.

Insultó a las autoridades guyanesas. Alardeó. Encadenó televisoras y radios para venderse como defensor de la integridad territorial. 

Creía que lograría distraernos del penoso desabastecimiento que padecemos, consecuencia de tres lustros de graves errores en la conducción de la economía, el desmantelamiento del aparato productivo y la corrupción. No hay comestibles. No hay cauchos ni repuestos para automóviles. No hay medicinas. No hay ni real en los cajeros.

Maduro y sus ministros, asiduos visitantes a Cuba, fueron frenados. Había que dejar de fastidiar a Guyana porque eso contrariaba la tesis de Castro y creaba antipatías a Cuba en los gobiernos caribeños miembros de la Commonwealth británica.

No se les ocurrió otra cosa que mirar hacia la otra frontera. Tenían que inventar algo lo suficientemente dramático para desviar la atención de las decenas de asesinatos semanales que ocurren en el país. Algo que amainara los reclamos que millones de amas de casa y vecinos hacen en las colas. Colas para el aceite, para la harina, para la leche. Colas para todo.

Y así fue como empezó la expulsión, maltrato y violación de Derechos Humanos de miles de colombianos inocentes que ahora son acusados de ser culpables del desabastecimiento, de la delincuencia y de todo cuanto el cogollo chavista ha sido incapaz de resolver.

@claudioefermin