Entre sueños y pesadillas: Por fin, ¿quién se fumó la lumpia? por Armando Martini Pietri
Entre sueños y pesadillas: Por fin, ¿quién se fumó la lumpia? por Armando Martini Pietri

HugoChávezyAristóbuloIstúriz

 

Nadie puede negar que es un hombre inteligente y carismático. Nació en Curiepe, corazón de la negritud venezolana, así como tierra de verdes intensos, tambores africanos y un sol abrumador, y, junto con Birongo, territorio de brujos. Hay quien diga que fue por allá donde –según la mitología popular- le ensalmaron la pipa famosa a Rómulo Betancourt.

Aristóbulo Istúriz ya no es el negrito flaco y empeñoso que hizo carrera en la Acción Democrática de tiempos mejores, partido dentro del cual  trabajó y aprendió ayudando a organizar la Federación Venezolana de Maestros, una de las instituciones sindicales más formidables del país desde entonces y todavía la misma que, con integrantes de todos los grupos políticos, auspicia esa organización de análisis que le amarga la vida a los gobiernos diciendo mes tras mes las cifras reales del costo de la vida, el Cendas, pero eso no es culpa de Aristóbulo.

Istúriz es ahora lo que llamarían “un negro papeao”, cosas de la edad y de una carrera donde además se pueden ocupar buenos puestos. El mirandino no se conformó como pequeño dirigente adeco. Hiperactivo, soñador, se jugó la carrera con los reclamos del MEP de Prieto Figueroa décadas atrás, después se convirtió en uno de los fundadores del partido obrerista de Alfredo Maneiro, la Causa R, y cuando Chávez estableció sus propias condiciones en un entorno de tómalo o déjalo, Aristóbulo Isturiz tomó a Hugo Chávez y se abrazó con ímpetu a lo revolucionario, bolivariano y, fundamentalmente, chavista. 

Con la Causa R había llegado a ser Alcalde del Municipio Libertador de Caracas, después fue fundador de Patria Para Todos con Pablo Medina y otros, llegó a diputado en el Congreso primero, después segundo vicepresidente del llamado “congresillo” y vuelve como diputado pero ya a la Asamblea Nacional; después con Hugo Rafael Chávez Frías llegó al poder. Como había sido maestro el presidente Chávez lo nombró Ministro de Educación, como es político de carrera se lanzó más tarde a competir por la Gobernación de Anzoátegui y por fin logro con éxito la tarea que le puso el Comandante Presidente: ganó el puesto. Ya antes había perdido la CTV y la Alcaldía Mayor del área metropolitana de Caracas.

Por estos días “el negro Aristóbulo”, como le dicen cariñosamente sus amigos, estaba trabajando en su oficina de Barcelona. Siempre de buen ánimo, echador de lavativa, alegre y de buen humor, es trabajador y se cansa; esa noche el sueño lo venció y su asistente no se extrañó, varias veces ha sucedido. Apagó las luces y sin hacer sonido se retiró. Entrada la noche un ruido potente, una voz inconfundible y llena de alegría lo despertó abruptamente: “Negro, ¿cómo estás? ¿Cómo te sientes? ¡Qué bueno verte de nuevo!” 

Tras varios años al lado de Hugo Chávez, Aristóbulo no es fácil de asustar. Además su voz lo reconforta, tuvo una larga amistad y mucha confianza con el comandante y reacciona con tranquilidad: “Carajo, mi querido amigo, ¿cómo estás?” 

Chávez sabe que Istúriz Almeida lo respeta y lo estima pero no le teme, el ya experimentado chavista es de los pocos que dicen de frente lo que realmente cree. Y así comienza una conversación sincera y distendida entre dos buenos camaradas y mejores amigos. 

Chávez dispara primero: “¿Cómo están las perspectivas electorales aquí en Anzoátegui?”

Título de caja

Istúriz tarda poco en responder: “Bueno, Comandante, no están fáciles, pero yo tampoco soy Tarek, que dedicaba tanto tiempo a sacar musculatura, yo sí estoy al frente del partido y aquí estamos peleando. La oposición ha crecido, el voto castigo es su única esperanza, pero mis músculos están aquí en la cabeza, la dedicación y la veteranía, y estoy seguro que en diciembre vamos a ganar las elecciones –y como invoca la expresión popular- de abuso”.

Chávez, contento con lo que oye, se acuerda de viejos tiempos: “siempre estuve intrigado de preguntarte, ¿qué tan cierto es ese chisme de que ibas a dar un discurso contra nosotros en el congreso tras el movimiento del 4 de febrero pero dizque Caldera después que habló te dijo: “no cometas esa pendejada Aristóbulo”.

Sonriente el galán de Curiepe: “es verdad pero distinto; oí a Caldera y me sorprendí, ¡aquél hombre justificó el golpe después que Morales Bello perdió los tiempos, la chaveta y pidió ¡muerte a los golpistas! Escuché a los dos y dije para mis adentros ‘si este veterano se montó en la ola y quiere repetir como Presidente, pensé, yo pendejo no soy, y, me monté en la ola también”.

“Por cierto”, le dice Chávez a su amigo: “tú eras irreverente e insolente, ¿te acuerdas por allá en el año 2000 cuando eras del PPT rompiste con nosotros, y, no conforme con ello, dijiste que yo me había fumado una lumpia?”

“¡Caray, cómo olvidarlo!” exclama el líder oriental que ríe a carcajadas: “Hugo eres una vaina” y continúa: “eso fue cuando descubrimos tu peculiar y personal interpretación sobre el concepto de “democracia participativa”. Es decir, “a los candidatos los escojo yo”. Fue cuando aquello del referéndum sindical y entonces yo estaba de muy mal humor y se me salió la rabieta en un programa en el canal 10. Pero chico ¿a qué viene eso?”.

“Sólo por joderte, negrito” aclara cariñosamente Chávez.

 El comandante eterno interroga: “¿Cómo fue que llegaste a ser gobernador de Anzoátegui?”

“¿No te acuerdas? Compatriota, como que estás perdiendo la memoria. Yo lo recuerdo clarito: durante un acto de la fiesta del asfalto en Barcelona, me asignaste la tarea de ‘acomodar’ el desastre que había en Anzoátegui, y dije públicamente: ‘Yo estoy comprometido con el asfalto, les tengo que confesar que Chávez mandó a dos negros para Anzoátegui: al asfalto y a mí’. Cuando te bajaste de la tarima me abrazaste y me dijiste: ‘tienes que ayudarme a arreglar esta vaina’, así fue mi designación como candidato de la revolución”.

“¿Te fijas Aristóbulo que no es tan mala mi interpretación de “democracia participativa?”, se ríe con picardía Chávez.

El comandante supremo cambia la mirada y suelta, retador: “He oído mucho y muy seguido cosas malas con respecto a dinero mal habido, y que estás involucrado en vainas non sanctas… Aristóbulo, acuérdate lo que he dicho y sostenido siempre, que la revolución no es para acumular riqueza sino para liberar a los oprimidos”.

“Mire, comandante”, se enseria el líder de oriente, “eso de que tengo una cuenta en el imperio es falso. Que tengo un avión también es mentira. Después me hicieron un montaje montado en un yate y resulta que yo mareo. Los escuálidos no saben qué inventar, son unos buenos para nada”. 

Por si acaso Chávez precisa: “Pero los chismes no hablan de gringolandia sino de Suiza, una cuenta en un tal Banco Paribas, con un saldo de varios miles de dólares, verde mas, verde menos”.

“Presidente”, responde de inmediato el ahora Gobernador,  “este negrito nunca ha visto tanto centavo junto, puros chismes, pura paja”  

“Hablemos de economía”, cambia el comandante supremo nuevamente el tema, esta vez al que parece tenerlo más preocupado, “¿cómo la ves?” 

“Angustiado”, responde directo Aristóbulo, “muy preocupado, ésa -entre otras- es la mayor debilidad que ha tenido y tiene el Gobierno de Nicolás, la política económica, él se aferra a que históricamente la economía ha sido manejada por la llamada oligarquía, o sea que según Maduro usted no arregló ese problema y, encima, cree que debe seguir así, como si ése fuera su legado, Maduro no entiende nada. Sinceramente es difícil solucionar esta cuestión que cada día será más grave, porque además de la falta del recurso económico y la sangría generalizada, esta engatillado en la doctrina ideológica como él la entiende, y, peor aún, cree que lo está haciendo bien”. Por cierto: “nombra una Comisión Presidencial para cuanta cosa existe, como si eso fuera la solución” Se sonríe y en son de broma agrega: “¡ése como que se fumó una lumpia!”

Chávez, con el ceño fruncido, se pregunta “¡Que lavativa!, ¿cómo salir de esto?” 

Aristóbulo abre los brazos, exasperado: “¡Es peliagudo salir de esta guerra económica!”

 Interrumpe Chávez abiertamente molesto: “déjate de necedades, ¿qué guerra económica ni qué ocho cuartos?, el pueblo esta fregado, no encuentra nada y todo escasea. Si no lo mata el hambre lo hará la inseguridad. ¡Con esas bolserías no se ganan elecciones!”. Reflexiona un momento y adiciona: “Nuestra ventaja es que del otro lado son iguales y quién sabe, ¡hasta peores!”; “están divididos en varios toletes”; “son excluyentes” y “escasos de estrategia”.

Pero Comandante agrega Aristóbulo: “también nosotros estamos divididos”; “crecen los independientes y ahora son mayoría”, y además: “la abstención me alarma y preocupa”.

Ante el silencio de Chávez, recuerda: “Presidente, pero yo lo dije una vez, ‘Bolívar no necesitó de papel sanitario para hacer lo que hizo’ ”. Y agrega con rapidez otro de sus dichos: “Todo el que hace cola es porque tiene real”.  

“Coño, negro”, lo corta tosco y hasta descortés Chávez, “ahora si es verdad que te volviste loco diciendo esas pendejeras en pleno siglo 21, tu como que eres el que se fumó la lumpia”. 

Y también he dicho: «Si quitamos el control de cambio nos tumban»

“Eso está bien y además es cierto”, reconoce el Comandante, “si lo quitamos los que el presidente obrero llama pelucones y los que no lo son se llevan todo, hasta tú eres capaz de abrir tu cuenta en Suiza”.

“Por cierto”, recuerda Chávez, “oí la explicación que daba Nicolás sobre la ocupación del imperio español en Venezuela durante el siglo 18, cuando interrogó a los presentes sobre quién gobernaba en España en 1777 cuando se fundó la Capitanía General de Venezuela y como nadie tenía idea, Maduro salió del paso con un chiste: ‘En ese entonces Aristóbulo gobernaba África’ ”. 

Aristóbulo, paciente, contesta: “Chiste de mal gusto”

“Por cierto, que mala cosa lo que está sucediendo en la frontera con Colombia”. Expresa con preocupación el comandante eterno y continua: “no creo que ésa sea una recomendación de los hermanos Castro” y él mismo agrega: “de ser así se volvieron locos, vamos a perder mucho apoyo internacional. Además la idea original era irse por Guyana”

El primer mandatario anzoatiguense responde: “voy a defender la medida, así me lo pidió mi hermano Diosdado; sin embargo, parece imprudente, poco examinada y algo temeraria”. Pero añade de inmediato: “no obstante estamos buscando desesperados un dakazo para garantizarnos las elecciones por aquello que dijo Tibisay: cosas se pueden hacer pero milagros no”. 

Chávez pide a su amigo un vaso de agua fresca y bromea mientras Aristóbulo va por el encargo a la cocina y en voz alta pregunta: “Aristóbulo, qué pensaría el maestro Prieto Figueroa?”

Se oye el vozarrón chillón pero imponente del orejón “No joda, este negrito me salió saltimbanqui, este hijo descarriado que fue militante de Acción Democrática y de los míos que se pasó al MEP, de allí saltó a la Causa R, después al PPT, y posteriormente al PSUV, negro resabiado”

“¡Épale!” se sobresaltó Aristóbulo mientras se acercaba con el vaso de agua “¿Quien dijo eso?” 

Pero en la oficina solo había silencio y penumbra.

 

@ArmandoMartini