Tras los miserables indicadores de éxito de la FANB en el Táchira: 1.000 colombianos deportados, varios detenidos, desalojos forzosos, maltratos, vejaciones, casas demolidas y familias separadas; Nicolás convocó a una rueda de prensa en Miraflores.  Le acompañaban en primera fila los gobernadores de Apure y Zulia, un dato de temer porque Nicolás confirmó en su larga exposición que habrá nuevos cierres de frontera y estados de excepción en otras zonas del país. Para explicar lo ocurrido hasta ahora dijo: «La frontera se nos pudrió. Nosotros somos víctimas del modelo capitalista paramilitar de la derecha colombiana». Anunció para el miércoles 26, una reunión entre las cancillerías de Colombia y Venezuela, pero adelantó que el proceso de estabilización de la frontera será duro y lento.

Los paramilitares que va capturando la FANB deben tener algún distintivo. Un tatuaje, un corte de pelo, una chapita donde se lea: “Soy paramilitar, pregúntame cómo”; porque no hay otra manera de comprender las estadísticas que reporta Nicolás. Eso le animó a confirmar que la frontera seguirá cerrada, que van a tumbar todas las casas de las invasiones; advirtió incluso que “el que venga con armas, lo recibiremos con armas”. En todo caso, las compiraciones (sic) lo inspiran y fortalecen.

Solo falta por identificar un delincuente de los 8 que dice Nicolás participaron en la emboscada contra los 3 militares por los que arrancó esta tragedia, y a los que se supone, pagaron 100 millones de pesos por el ataque. Capturaron a Erika Moncada y faltan por atrapar: Carlos Andrés Arango (alias El Paisa y El Chino), Julio César Villacis León, Sergio Onofre Ojeda Molina (alias El Caliche), Wilmer Alexis Tarazona (alias El Soldado) y Franklin Giovanni Valerio Toscano (alias El Baraja).

Para Nicolás, “el cierre de frontera ocasiona grandes bienes». Debe ser por eso que agregó al municipio Rafael Urdaneta al estado de excepción. Según el texto, en el Táchira se han alterado el orden socioeconómico y la paz social, desplazando del eje emocional a los tres militares heridos.

Lo que Nicolás explica como condiciones de frontera, en rigor, lo son del país en general: todos en Venezuela sufrimos desabastecimiento, sorteamos la inseguridad, compramos productos regulados cuando los conseguimos y el número de cédula corresponde con el día; todos tratamos de abastecernos cuando la única certeza es que la escasez se acentuará. Tanto los productos regulados como la gasolina, salen por fronteras hacia Brasil, Guyana, Trinidad, Aruba, Curazao, no es una condición exclusiva del Táchira. Tenemos estadísticas de homicidios que prueban que no necesitamos paramilitares para su perpetración.

Aunque en el decreto mencionan como autoridad al gobernador Vielma Mora (artículos 13 y 17) Nicolás dijo que ahora estará a cargo el Gral. Carlos Alberto Martínez. Para la restitución del orden socioeconómico y la paz social se ordena:

1. Inspección y revisión de hogares, locales comerciales, sitios de reunión, etc.

2. Requisas a personas, equipajes y vehículos que transiten por los 6 municipios, además de restricciones en el tránsito de y entre los 6 municipios.

3. Prohibición de reuniones públicas. Las manifestaciones públicas solo podrá ejercerse con permiso, que deberá solicitarse con 15 días de antelación.

4. Establecimiento de normas especiales sobre el traslado, comercialización y disposición de alimentos o productos de primera necesidad.

Nicolás definió a la OEA como un fantasma purulento. Solo sus espectros emiten pus, un dato interesante si pensamos en el responsable de que ahora sea Presidente. Según él, Almagro se «insulsizó» más rápido de lo que pensaba, y la OEA debe desaparecer, por lo que espera que Almagro funja de sepulturero de la organización. Como ejemplo al progreso que supone deslastrarse de organismos internacionales relató: “Cuando la DEA fue expulsada de Venezuela fue cuando empezamos a atrapar capos; Venezuela ya no procesa ni produce drogas”. Cínico.

Nada de lo que dijo Nicolás justifica el desplazamiento arbitrario de mil colombianos, ni la demolición de sus casas, ni las vejaciones sufridas, ni el discurso xenofóbico que cree se arregla al decir que los ama. Nada justifica las imágenes de niños durmiendo en tiendas de campaña, mientras sus padres relatan todo lo que perdieron. Nicolás ha obrado como un fascista, ha convertido a los colombianos y a los revendedores en los culpables que necesita para explicar el fracaso que estamos viviendo. Nada de lo dicho le resta responsabilidad a la catastrófica y corrupta administración del Psuv sobre toda la economía nacional: control de divisas y precios, de redes de distribución, de puertos y aeropuertos; del fracaso rotundo de las expropiaciones, del quiebre del agro, de nuestras capacidades productivas. Nicolás ha demostrado ser un miserable que multiplica la miseria.