Entre sueños y pesadillas: El alumno desconcertado visita al profesor vacío de respuestas por Armando Martini Pietri
Entre sueños y pesadillas: El alumno desconcertado visita al profesor vacío de respuestas por Armando Martini Pietri

GiordaniyChávez

 

No es un hombre de grandes ambiciones personales, no necesita carros lujosos ni relojes de prestigio, es moderado en sus apetitos materiales, es de esos individuos poco comunes que piensan primero mucho, por años, pero se concentran en un solo camino del cual después no saben cómo salir, de hecho ni siquiera se interesan en hacerlo hasta que la realidad los golpea tan duro que su ordenada y sólida convicción se queda en el aire.   

Nunca ha sido ladrón, simplemente no le interesa, está extraviado en su propio bosque y cree que es la selva amazónica, no tiene montañas, ni siquiera árboles más altos para subir y poder ver más allá. Sólo así se habría dado cuenta de que su campo es pequeño, cada día más pequeño. Quizás así entendería que no lo llaman “el Monje” por su misticismo sino por su aislamiento. 

En esas pesadillas pensaba el otrora poderoso hombre de las finanzas y cerebro de la economía chavista, ahora apartado y en soledad en su espacio “El rincón del Quijote” –como llama a su lugar preferido en su casa-, en el que está hoy desterrado, sin privilegios ni poder, y cuando ya no se tiene poder, empieza uno a pensar en los demás, ya no hay bosque, sólo gente en colas de mercados sin comida que comprar y mendigando medicinas. Jorge Giordani, que en su retiro forzoso lee periódicos y ve cosas que antes ni siquiera se imaginaba,  reflexiona y recapacita sobre lo que en la actualidad vive y padece el pueblo venezolano. 

Repasa tercamente, por quien sabe cuántas veces, las muy gastadas páginas de la teoría marxista y toda la hipótesis económica de la izquierda mundial; no la de ahora claro, la de los tiempos de Marx y décadas después Lenin. De repente hace aparición el comandante Hugo Chávez.

Giordani, ya con sus años y curado de miedos, se sobresalta un poco como cuando Maduro lo botó, pero se recompone y pronuncia: “¡Virgen de la Altagracia, comandante, qué honor y qué placer!”. Se arregla, hace pausa y vuelve a la acción: “No sabe cuánto tiempo he deseado este encuentro”. 

Chávez feliz de encontrarse con su profesor predilecto pero preocupado por la situación exclama: “yo también”. 

Pero sin perder tiempo va a lo que motivó su viaje: “¿Qué está pasando en Venezuela, profesor, está vuelta guate? Tú deberías saberlo, yo no hice nada que tu no me aconsejaras, hasta seguí tu recomendación, aquella de que “los pobres tendrán que seguir siendo pobres, los necesitamos así, hay que mantenerlos pobres y con esperanza” refrendado después con la frase célebre de ese muchacho Rodríguez: “No vamos a sacarlos de la pobreza para que se vuelvan escuálidos”.

Chávez se enseria, se ve que está molesto y también desconcertado, busca explicaciones: “¿Qué más pobres tienen que seguir siendo?”

El ingeniero electrónico con profundo suspiro comienza su abanico de pretextos: “es que el imperialismo, la burguesía, los escuálidos, el consumismo, la libre empresa, Fedecámaras, los empresarios privados, la economía liberal… 

Chávez lo interrumpe ásperamente y dice: “Jorge, no me des excusas pendejas, esa estrategia la apliqué yo y la gente lo creía, ahora lo dice Nicolás y no convence a nadie. La gente esta brava, molesta y arrecha como decía el imberbe aquel. Dame algo sólido, yo no estuve en el Cendes de tus tiempos” 

El profesor universitario respira hondo y comienza de nuevo: “Presidente le recuerdo lo que le dije en 2012: “El regalado se tiene que acabar, comandante”. “Después que nos dejaste prematuramente Hugo, le recomendé a tu sucesor que tomara ciertas medidas pero entre el Banco Central de Venezuela y ciertos intereses nuevos y viejos no me hicieron caso”. 

Chávez refunfuña, “si yo no te entiendo del todo, ¿cómo quieres que te entienda Nicolás, que sigue creyendo que los árabes son unos viva la pepa que no saben de negocios?”

Giordani, ya acostumbrado a largas conversaciones con quien fue su alumno y su jefe, no se deja apartar del tema, sigue en lo suyo: “el ejecutivo no ha tomado las medidas draconianas que se necesitaban por complacer a centros de poder. Como además Maduro no tiene fuerza propia, lo que hace es meter más gente en el Gobierno, aumenta la burocracia alrededor suyo para sentirse más jefe, y más burocracia trae más enredos, más trampas, más pescuezos estirados y, por supuesto, más corrupción”.

Chávez lo oye hablar, empieza a sentir otra vez que Giordani es sabio, se va dejando envolver y espera que el maestro continúe.

La mente del catedrático trata de organizarse para apartar la hojarasca, y decide meter el dedo en la parte más vergonzante: “querido comandante yo se lo advertí en su momento, que algunos revolucionarios, enchufados y jovencitos astutos substrajeron de las arcas de la nación, con empresas fantasmas, mas de 25 mil millones de dólares, ¿se acuerda que se lo dije? y también advertí a Maduro y no me prestaron atención, al menos usted me oyó, Nicolás me despidió”.

Chávez reconoce “es que tu eres muy mío, pero muy incómodo para Nicolás”

Giordani, con disciplina de profesor y de marxista, sigue en la ruta que se fijó: “siempre sostuve que la política social del gobierno tendría como centro ‘al ser humano’ y que había espacio para los empresarios, pero sólo para aquellos que querían invertir y asumir riesgos, por supuesto con una tasa razonable de ganancias”.

Se acaricia la escasa barba que le rodea el cuello y continua: “hay una diferencia que no termina de entender la maquina demoledora del neoliberalismo, que termina por dejar en la cuneta un bagazo que, justamente, es el ser humano; para ganar hay que poner dinero, hay que invertir, para ganar, Comandante, no para abultar carteras de dinero en un par de operaciones”.

El comandante interrumpe de nuevo, pero ahora desencajado: “¿Pero quién va a querer invertir? Si aquí no se le dan dólares a nadie, ni cadivi, ni simadi, ni sicad 1 y 2, ni Cencoex ni ninguno de esos inventos que hicimos y que han fracasado. Nicolás y lo que él llama gabinete económico parece que no existieran, no declaran ni dicen nada, excepto cuando no tienen nada que decir. ¿Por qué no le ponen un parado al dólar today? ¿A quienes les interesa tenerlos? ¿Nadie sabe quiénes son? ¡Y ahora Jaua declara ‘que los quiere extraditar’ ¿Qué carajo va a extraditar si ni siquiera sabe quiénes son? ¿Qué vaina es ésta?, esto se parece a la Radio Rochela. ¡Una mamadera de gallo!”

Chávez está francamente molesto y sigue: “y por lo de ‘al ser humano’ eso ya no lo compra nadie, se agotó ese discurso, todos son pobres hasta la clase media o sea el 95% de la población, todos mamando”. Un recuerdo se le monta en la cabeza y aclara: “bueno, todos menos los especuladores y los bachaqueros esos”.

 “Es verdad, comandante” resalta con resignación el Doctor en Planificación que continua tratando de dar alguna respuesta: “Presidente, le recuerdo que según fuentes bancarias alrededor de 30 mil venezolanos tienen casi 90 mil millones de dólares en el exterior, cuando la deuda total social es más o menos similar”. Hace una dramática pausa y continúa: “esa situación es gravísima porque el Estado es dueño del subsuelo y del recurso”.

 El comandante supremo se fastidia y señala: “Profesor, eso está bien para una clase de economía pero te repito, al pueblo le importa muy poco. ¿Dónde están los presos por corrupción? ¿Por qué quienes se robaron esos reales están libres? ¿Por qué el gobierno no ha hecho nada y se hace el loco? ¿Dónde están los reales?, como se preguntaba Luis Herrera y con esa pregunta llegó a Miraflores”.

“No se Presidente, eso pregúnteselo a Nicolás Maduro y su grupo.”

Continua el ingeniero graduado en la Universidad de Bologna, Italia: “elaboramos una tesis, lo que abre caminos y posibilidades, pero ante esos eventos está la utopía: ese lugar al que nadie llegará. Pero que es una guía, como un faro”.

A Chávez parece atragantársele el fastidio, “no entiendo un carajo, Jorge ¿qué dices?”. Y rezonga, molesto: “Con razón Nicolás te botó si no te entendía, ¿de dónde sacaste tantas necedades? ¡No has entendido un sebillo, estoy buscando soluciones viables y sustentables para que mi pueblo no pase tantas necesidades y penurias! ¡No quiero ver más colas, eso es denigrante!»

Una vez más quien ostenta un Doctorado en Planificación de la Universidad de Sussex, Reino Unido, que aprobó pero quizás no digirió,  intenta explicarse: “hay un plan estructurado para los próximos 500 años. Cuando hablamos del eje Orinoco Apure, esa autopista está construida”. Y sin dar chance a la pausa cierra: “cuando sabes a dónde vas y tenemos un reto de construir una sociedad socialista, eso no se construye por decreto. Es un sueño, una utopía. Es el socialismo del siglo XXI, porque los utópicos socialistas vienen del siglo XIX. Entonces, pies en la tierra y mirada en el universo. Lo otro son veletas.”

Chávez diserta, razona y expone: “me tienes abrumado de tanta teoría lo cierto es que esto no funciona, las pruebas son tan evidentes que hasta un ciego puede verlas. Y te aclaro, Giordani, estoy muerto pero no ciego ni sordo ni mudo ni apendejeado”. Cambia el rumbo y sigue, preocupado, insistente: «¿qué vamos hacer con el sector privado? ¿Hay que incorporarlos?”

Responde Giordani con cierto temor y trata de interpretar fielmente al comandante: “¿Cual sector privado? ¿Los golpistas que aun andan por allí todavía? Creo que deberían fundar un partido político el ‘PGN, Partido Golpista Nacional’ pero en todo caso, “nosotros hicimos una estrategia empresarial que consiste en el rompimiento entre lo financiero y lo productivo (…). Es la ganancia súbita, inmediata, sin riesgo por hacerse de la renta”

Chávez riposta: “Jorge sigues sin decirme un carajo; y el efecto de la baja del petróleo ¿Qué consecuencias tendrán en nuestra economía?”

Mas que el profesor contesta el filósofo y no precisamente Rosales: “al cambiar la perspectiva de un presupuesto con un barril de 100 dólares a uno de 45, esto va a tener un efecto moralizante”

Título de caja
Puede leer los últimos artículo de la “Entre sueños y pesadillas” de Armando Martini Pietri AQUÍ

Chávez abre los brazos, exasperado: “¿Y con qué se come eso, como preguntaba Miquilena de la famosa sociedad civil a comienzos de mi Gobierno?”. Se responde a sí mismo el comandante supremo aun más molesto que antes, ya en estado casi de desesperación: “eso es pura teoría, pura paja, la gente ni come ni se cura con eso, busco respuestas, no gamelote; ¿Qué hay que hacer? Dímelo sin rodeos, ni teoría, ni nada, sé directo, claro y contundente”

Giordani, con su estilo lento, señala: “una vez expresé que soy un soñador y proponente de nuevas realidades”. Suspira, se concentra, se sumerge como submarino en profundidades teóricas, toma fuerzas y se atreve con una respuesta que al mismo tiempo busca resumir: “mi muy querido y apreciado comandante eterno y supremo, ya casi somos el hazmerreír de América Latina”; y remata terminante y decisivo: “lo primero es reconocer que la política económica venia muy mal pero usted y yo la logramos disfrazar y encubrir pensando en el largo plazo, ¿quién se iba a imaginar su desaparición física y casi de inmediato el desastre petrolero, por ejemplo?”

Chávez no se deja acorralar, “tú eres planificador, tu debiste preverlo”.

El experto tiene respuesta expedita: “Lo previmos, ¿acaso no tratamos de poner la economía a un valor dólar limitado, muy por debajo del precio de mercado?” Y agrega con cierta crueldad: “fue usted, Presidente, quien se empeñó en la gastadera para comprar apoyos en el Caribe, y fue usted quien mantuvo bandidos conocidos con las manos en el petróleo, no fui yo, yo le hice advertencias que usted me oyó pero dejó de lado, y me disculpa la sinceridad”.

“Bueno”, Chávez baja el tono y retoma el objetivo que buscaba con esta visita: “Nicolás y su grupo de incompetentes no supieron interpretar nuestra estrategia y la acabaron, la pregunta sigue siendo ¿qué se puede hacer, y rápido?”

Giordani sostiene el tono de profesor aburrido y sigue en su tema: “Hay que dejar de lado el dogmatismo excesivo y la conjetura retórica. Olvidar la teorías económicas comunistoides fracasadas y extinguidas en todo el mundo –salvo Cuba que ya también se agotó y está cambiando para que los hermanos puedan morir tranquilos, y lo más importante, Presidente, cambiar el rumbo y salir de este lio lo más pronto posible o, de lo contrario, estaremos enfrentando problemas muy serios con los pobres que fueron nuestro soporte y que ya no lo son mas. En pocas palabras Hugo, esta vaina se jodió pero tenemos patria”.

Un aire frío de lluvia entró por alguna ventana, y el comandante eterno se esfumó. Giordani se quedó sentado, la mirada ya vaciada viendo amenazantes oscuridades.

 

@ArmandoMartini