El pasado miércoles 1 de julio Obama anunció el restablecimiento de relaciones diplomáticas con la tiranía de los hermanos Castro en Cuba. Algo que desde ya muchos comentaristas lo consideran como una victoria política, que se suma a la del matrimonio gay y la validación del Obamacare.
Sin duda, que en siete años de gobierno, Obama no había alcanzado tantos logros en tan poco tiempo, como los obtenidos en ésta última semana. Quedan por sellarse el acuerdo sobre el nuclear iraní y la reforma migratoria.
Respecto al Obamacare, un proyecto desde el inicio de su mandato, hubo un largo y tendido pulso con sus detractores, pero que al final triunfó la reforma pilar de los ochos años de la presidencia de Obama. No podía ser menos tratándose de una metamorfosis del sistema de salud estadounidense, al cual podrán ahora tener acceso, 32 millones de ciudadanos de los 310 millones que conforman dicha gran nación. l
El viernes 26 de junio, de nuevo La Corte Suprema, le daba la razón a Obama al reconocer la validez de los matrimonios de parejas homosexuales en todo el país. Un cambio, que no formaba parte de las prioridades de Obama en el 2008.
Hasta aquí avances en materia de salud e igualdad de derechos inobjetables y que le otorgan a los Estados Unidos el estatuto propio que le faltaba a esa gran democracia.
No obstante, los acuerdos que Obama he venido estableciendo con la tiranía más antigua y sanguinaria de la región me han dejado perplejo, al punto de quedarme sin comentarios ante la catarata de concesiones, incluso no exigidas, que Washington le ha hecho a La Habana, sin que ésta aporte nada a cambio.
No puede sino alarmarme que faltando año y medio para finalizar el mandato de Obama, ya se considere su pacto con los hermanos Castro como una de las iniciativas más importantes de su política exterior.
Me encantaría estar equivocado, pero con la satrapía de los hermanos Castro, las libertades no son una prioridad. Cuesta creer que Obama no esté al corriente de la estructura de pensamiento y acción de la dictadura más longeva del continente.
Por último, el cual todavía no se ha oficializado, pero a decir de los negociadores está todo muy avanzado, el acuerdo con Irán sobre su capacidad nuclear. Un giro de 180 grados con la única revolución religiosa exitosa en el mundo y hoy convertida en potencia regional. Una República Islámica, que además de ahorcar homosexuales, tiene como costumbre amenazar a Israel con borrarlo del mapa.
Recientemente escuché a alguien decir, que Obama no cambia a la sociedad de su país. El observa, se adapta y acompaña. Me parece un comentario sensato. Una madurez política, que no me resulta suficiente para justificar negocios con los hermanos Castro, ni mucho menos para acordarle a los iluminados ayatolas toda la confianza en materia nuclear.
@LDeLION
