Editorial de El Mundo ES: El 'socialismo del siglo XXI' no es más que una coartada para el robo
Editorial de El Mundo ES: El ‘socialismo del siglo XXI’ no es más que una coartada para el robo

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La nación que asombra al mundo por haber condenado a sus ciudadanos al desabastecimiento de los productos más básicos, a la inflación desbocada y a la más triste miseria mientras acumula una de las mayores reservas de petróleo está en manos de una oligarquía corrupta que, apoyándose en la represión de la fuerza militar, utiliza los resortes del Estado en beneficio de sus élites extractivas. El socialismo del siglo XXI con el que el régimen de Hugo Chávez extendió su influencia por todo el continente ha resultado ser ni más ni menos lo que parecía: una estructura de poder por el poder. Noticias como la que publicamos hoy no son sino la constatación de hasta qué punto la rapiña está instalada como una práctica institucional rutinaria en el régimen bolivariano, que la promueve y la alienta para beneficiarse de ella.

El Gobierno de Venezuela facilitó, a través de la secretaría de la Presidencia durante la etapa de Chávez, pasaporte diplomático a dos asesores del Ministerio de Economía con evidente perfil de servicio secreto para que sacasen libremente del país maletas cargadas de billetes, que de esta forma podían pasar por la aduana sin ser inspeccionadas. Ese efectivo se ingresaba después en una ventanilla de la Banca Privada de Andorra (BPA), directo a una cuenta a nombre del responsable antidroga de su policía científica, dato que añade la elocuente sugerencia de cuál es el verdadero origen de esos fondos y abunda en la sospecha de connivencia de las autoridades de Caracas con el narcotráfico. Una vez en la entidad financiera, nadie preguntaba por su procedencia ni se daba la más mínima alerta para prevenir el blanqueo. La desvergüenza con la que se construyó el éxito de BPA y de su filial española, Banco Madrid, residía, precisamente, en el desarrollo de estrategias cómplices para atraer el dinero sucio de las mafias y el crimen organizado. En la parte que compete a las autoridades españolas, su persecución debe ser implacable.

Este periódico ya publicó que varios altos cargos del chavismo utilizaron Banco Madrid para blanquear dinero procedente de los sobornos que pagaban empresas españolas a cambio de adjudicaciones. Es insólito que semejante refugio pudiese anidar impunemente en el corazón financiero de nuestra capital, aunque la rápida reacción del Banco de España y del Ministerio de Economía contribuye a mantener la confianza en las instituciones. Hace semanas se conoció, también, que el Gobierno de Chávez evadió 15.000 millones de euros al HSBC suizo. No es de extrañar, por tanto, que EEUU aplicase sanciones contra un grupo de funcionarios venezolanos a los que relaciona con el narcotráfico y calificase a Venezuela como una amenaza para su seguridad. Debilitado, Nicolás Maduro sólo pudo esgrimir en Panamá las manidas proclamas antiamericanas con las que pretende ocultar los excesos liberticidas de su régimen represivo. El hecho de que por primera vez publiquemos una exclusiva bajo una firma colectiva (Consorcio Iberoamericano de Periodistas de Investigación) para proteger la identidad de sus autores es una prueba más de las dificultades que tiene que sortear la prensa libre para abrirse paso en Venezuela.