De Máximo Común Divisor a Mínimo Común Integrador
De Máximo Común Divisor a Mínimo Común Integrador por Fernando Núñez Noda

unidad

 

O porqué es mejor empoderarse que solo empoderar

A.- Únicamente un venezolano puede dividir la división misma. Henrique Capriles habló, con mínima cobertura opositora porque chavista se entiende que ninguna. Se acercó a María Corina Machado y a Voluntad Popular. No obstante, el bombardeo en redes sociales fue inmisericorde y lo puedo resumir en una frase: «Hagas lo que hagas, te odio». ¿Entonces? Si calla es cobarde, si habla es inoportuno. En fin, no hace falta repetir lo que está frente a nuestros ojos.

B.- La MUD que, con errores y desaciertos es infinitamente mejor que el régimen, recibe de ciertos opositores tantos misiles como el régimen, lo cual significa que para muchos es lo mismo. Una tesis absurda y políticamente no miope, sino ciega. No envidio para nada a Jesús Chuo Torrealba con la doble tarea de enfrentar a un régimen delictivo y a una horda de «haters» opositores que piden su cabeza a diario. Y con su cabeza la de los demás, como si fueran todos “lo mismo”.

C.- Llegué a pensar que hay algo suicida en el venezolano pero luego me dije que debía haber razones más complejas. Cierto que hay un «gen» divisor, una tendencia casi genética a picar lo que está completo, pero no por el placer de dividir, sino por una anomalía en la voluntad de poder de nuestro pueblo.

El científico social David McClelland desarrolló una teoría (que no sé cuán vigente está, pero me gusta) según la cual el ser humano se mueve por tres necesidades básicas: a) Motivación al Logro; b) Al Poder y c) A la Afiliación. Realizó investigaciones a lo largo del mundo (entre los años 60 y 80) e hizo una en Venezuela. McClelland halló que los países desarrollados tienen motivación dominante al logro, seguida de la afiliación y del poder, muchas veces de último. De acuerdo con el libro «Cross-Cultural Analysis of Values and Political Economy Issues» (http://bit.ly/1IM6mqi): «Los investigadores encontraron que la necesidad de logro del venezolano es muy baja; la de afiliacion más alta junto a la de poder».

Esa falta de estímulo al logro junto a una alta necesidad de afiliarse se me ocurre que produce la distorsión siguiente: queremos ejercer el poder a través de alguien sin valorar sus logros sino solo por su capacidad de alcanzar y mantener el poder (incluso por el medio que sea). De allí surge la teoría del caudillo, del cacique o, como le dicen en Venezuela, del «taita». Como no quiero lograr nada (por flojera, por mediocridad o por simple desentendimiento) quiero asociarme a quien lo ejerza trasladándole todos mis derechos políticos. De allí frases tercermundistas como: «¡Aquí necesitamos un militar con mano dura!»

En casi 16 años de chavismo todavía nos preguntamos por qué un régimen tan inconcebiblemente inepto pudo conservar tanto apoyo popular. Hasta que llegó Maduro, claro, que ha dilapidado esa base pero no por incapacidad sino por falta de carisma (loco ¿no?).

D.- VOLVIENDO A LA DIVISIÓN. El “gen divisor” (ojo, no es un gen, es solo una metáfora) admira al fuerte porque se siente que representa bien la propia voluntad de poder no ejercida. Porque uno actúa para lograr pero ¿a quién le interesa el logro? Entonces lo delegamos sin más, que logre otro, sin contraloría, sin rendición de cuentas.

La percepción distorsionada del poder lleva a desear soluciones mágicas, cortoplacistas, fantasiosas. ¿Cuántas veces no hemos escuchado: “Si vamos a Miraflores lo tumbamos”; “¡Tiembla el régimen: Leopoldo López sacudió con fuerza la puerta de la celda”; “Cuando el general que se montó en la azotea baje al jardín esto se acaba”…

Pura proyección de nuestra propia incapacidad de empoderarnos, de hacer que el poder de cambiar resida en uno mismo; de organizarnos y de ejercer una mínima vida política que no sea solo votar (lo que votan… lamentablemente cada vez menos).

Como el poder mesiánico lo quiere todo ya, en otro, y no lo logra, pasa a la siguiente «agenda», por eso nada (o poco) dura. Si Capriles no tumba al régimen en dos años lo exiliamos de nuestros afectos. Entonces confiamos que ‪#‎LaSalida los debilitará con protestas y guarimbas (No ocurrió). Entonces serán los militares “leales”. Y si no entonces…

Como no me empodero y no obtengo soluciones ya, entonces me opongo a la oposición. Y busco una nueva opción que se ajuste al modelo “Corto plazo-sin-que-yo-participe”. La sensatez política se califica de blandenguería e incluso cobardía. Cierto que muchos líderes de la oposición provoca regalárselos al chavismo, pero no son todos los que están y hay algunos con hojas de servicios notables. La tendencia a la división es, además, lo más fácil. Emotiva y fácil ¿cómo venderle a la gente algo más racional y trabajoso?

En fin, no los aburro más. Suena contra-intuitivo para el gen de marras, pero la Unidad tiene que estar por encima de las fallas de cualquiera, de las percepciones e incluso de las simpatías. Es cuestión de supervivencia política para aspirar a un mejor país. Todo movimiento hacia necesitar logro en vez de poder es una ganancia inmensa. A veces hay que inhibir nuestras propias aspiraciones a favor de un movimiento social más grande y decidido. Sobre todo en momentos de máxima debilidad del régimen, ya cuestionado por su propia gente aunque no lo digan. Yo lo haría tan solo por esa oportunidad que nos da Darwin de derrotar a Marx.

E.- EL TEIPE Y LA TIJERA. En la ilustración de Lúdico que preside este post, hay unas letras diversas que juntas forman la unidad. Abajo, una tijera. La tijera sirve para dividir, pero también para separar las piezas que luego formen una coalición fuerte, diversa, democrática y activa. El teipe se explica por sí mismo.

F.- CIERRO CON MI PEQUEÑO CREDO. Como siempre quedamos en diagnósticos, republico aquí lo que digo cuando me preguntan qué hacer. Nadie me lo está preguntando ahora, pero igual lo comparto.

 

1) Declararse en rebeldía. Que cada pequeña acción refleje que no aceptamos y no nos acostumbramos a este régimen.

2) Crear redes locales. Buscar iguales para hacer grupos pequeños.

3) Vivir nuestro artículo 350 personal y llevarlo con nosotros a todos quienes puedan entenderlo y compartirlo.

4) Participar donde podamos. Consejos Comunales, Juntas de Condominio. Toda organización es una plataforma.

5) Protestar. En voz baja o gritando; parados o marchando.

6) Luchar contra la tendencia a resignarnos. Sacudir a los que ven esto como normal.

7) Pertenecer a una red operativa de ciudadanos activados y empoderados. El liderzgo individual y de pequeños grupos no es anárquico sino sinérgico y capaz de acuerdos.

8 ) Conocer líderes locales, si te convencen apóyalos bajo el consenso de las redes. Paradójicamente, lo más descentralizado (si está organizado) es lo que más fácil se integra a estructuras mayores.

9) Transformar a todas las personas de nuestro entorno en aliados activos, convencidos y motivados. Sabemos que todas no, pero la mayor cantidad posible.

10) Luchar con todas nuestras fuerzas porque la red no caiga en manos de políticos con agendas personales.

11) Hacer periodismo ciudadano o, mejor expresado: infociudadanía. Ser uno mismo un medio, aunque sea simplemente hablando con la gente.

12) Procurarnos el poder como un logro, como el resultado de un trabajo querido (emoción) y pensado (razón), además de presto a la acción.

13) Medir el nivel de riesgo que cada quien está dispuesto a afrontar. Lo importante es hacer.

 

Escribiendo como ciudadano observador, no analista político.

 

@nuneznoda