En el recién ido diciembre de 2014, escuchando la música del maestro Billo Frómeta con su inolvidable orquesta, se oía esta composición musical “ en qué parara la cosa caballero” que ilustraba el reclamo del pueblo por los malos servicios públicos de la época, hace ya unos 30 años, y vienen a la memoria y al presente como si fuera hoy.

No se hablaba de guerra económica, los partidos de oposición de derecha e izquierda fustigaban al gobierno de turno por la mala política económica, la corrupción, la tramposería, el uso abusivo del poder, con las consecuencias sociales, reflejadas en las estadísticas que “obligatoriamente y por ley” producía El Banco Central de Venezuela y La Oficina Central de Estadística e Informática (OCEI)

Esos guarismos, gusten o no, sean utilizados para sacarle provecho político o no, sean utilizados como soporte técnico a la hora de la discusión en el parlamento, en los escenarios económicos y en cualquiera otra instancia, no queda otro remedio que aceptarlos y utilizarlos como herramientas para corregir políticas, así mismo sucede en la salud de un paciente cuando se le hace un perfil 20.

El 30 de diciembre, entre gallos y medianoche, apareció el informe del BCV “Resultados de la Economía durante el año 2014” luego de un letargo de más de dos meses, sin conocerse la real salud económica de este paciente llamado Venezuela.

Ese silencio sepulcral del BCV y el Instituto Nacional de Estadística (INE) solo sirven, para que la oposición y los grupos empresariales se afinquen y especulen con cifras y valores generalmente sacados de estudios privados e interesados, amén de su mala fe que siempre los acompaña.

El Gobierno Nacional debería tener la entereza, valentía, coraje y responsabilidad, de enfrentar la actual situación económica, con un tratamiento diferente y no permitir que instituciones serias como el BCV y el INE, pierdan credibilidad y caigan en la incertidumbre y la duda, además que levanta suspicacias y como dice el refranero popular “el que calla otorga” sinceramente, ese no es el deber ser.

Para nadie es un secreto el año 2014, lo que significaron las guarimbas y todo lo sucedido desde Febrero casi hasta abril en el país; para los tachirenses en particular, fue verdaderamente una odisea lo vivido con el desabastecimiento, la inseguridad, la falla de los servicios públicos básicos y el ingrediente del diferencial cambiario con la moneda de Colombia, que presiona mucho la economía de la frontera, todo lo cual creó un estado de ingobernabilidad y mucha incertidumbre.

Pero igualmente el gobierno central y regional, han diseñado políticas poco asertivas y tardías para palear tal situación, además vale preguntarse ¿en qué quedaron las “mesas de trabajo” del mes de Abril de 2014, realizadas entre el gobierno y los sectores económicos locales, donde se presentó un decálogo de necesidades y soluciones? Las respuestas han sido muy lentas y timoratas, producto entre otras cosas, del burocratismo, la ineficiencia y la alta rotación de ministros y personeros del gobierno, en quienes han dejado las responsabilidades del caso.

El presupuesto de 2015 fue calculado con una cesta petrolera de 60 dólares por barril, sin embargo es de dominio público la situación de los precios del petróleo, que esta semana ronda los 46 dólares por barril, esta situación ya encendió las alarmas en Venezuela, país que históricamente ha sido gobernado por gente que solo lo que hace es administrar la renta de un producto que la providencia le deparó; olvidando las enseñanzas y las teorías económicas sobre la vulnerabilidad que tiene un país mono productor y que solo vive de la renta petrolera, por eso no se sabe ¿ en qué parara la cosa caballero…?

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