Torre de David: un símbolo (otra vez) del fracaso y una amenaza por Roberto Patiño - Runrun

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La Torre de David era un símbolo del fracaso del sistema en los años 90. Significó la inmensa lápida funeraria de un modelo de país que no daba más y ya estaba enterrado. El epitafio se escribiría sólo unos años después con la llegada de Chávez al poder sepultando a lo que representó los últimos 15 años de la Cuarta. Ahora, la Torre de David ha mutado de significado. Se transformó en un monumento del oficialismo a la ilegalidad, informalidad e irrespeto por los más necesitados. La prisa por desalojarla deja en evidencia un modelo económico fracasado que ha favorecido el abuso y la ausencia de reglas claras. La reubicación en este momento, con la peor crisis económica de nuestra historia, tiene un tufo a miedo del gobierno a la bomba de tiempo que significa tener concentradas 1.156 familias vulnerables en el corazón de Caracas.

 

El gobierno le da duro a los más débiles.

Atropellar a una comunidad entera que tiene viviendo más de 7 años en Caracas, moviéndola para el Tuy a los trancazos, sólo puede explicarse desde la perspectiva del temor en las altas esferas del gobierno a la reacción de la gente cuando ya el Bolívar débil no de ni para comer. Montar a la gente en autobuses para una travesía de al menos 2 horas hacia un nuevo sitio de residencia no es lo más complicado. Lo difícil es cómo estas personas pueden rehacer su vida. Me preocupan los niños que según Villegas tendrán que ver clases en la planta baja de los edificios. ¿Hay pupitres ahí Villegas? ¿Pizarrón? Explícanos de dónde salen los maestros de la noche a la mañana para estas escuelas improvisadas. ¿Y los que están recibiendo algún servicio de salud en un hospital de Caracas? ¿Cómo hacen? ¿De qué van a vivir las personas honestas de esta comunidad ahora que sus fuentes de trabajo quedarán tan lejos con un sistema de transporte como el del Tuy a Caracas completamente colapsado? ¿Les darán al menos los títulos de propiedad de sus nuevas viviendas?. Los Diputados de la Unidad por Caracas deben fiscalizar todo esto.

Me pregunto también cómo habrán aceptado la desocupación los grupos irregulares que se generaron al interior de la Torre que controlaban, entre otras cosas, el acceso a la ocupación de los apartamentos. Suelen ser esos negocios multimillonarios. El ministro Miguel Rodríguez Torres informó, además, que se cuidará la edificación con la presencia de las Fuerzas Armadas  para evitar que nuevas familias vuelvan a ubicarse dentro de las instalaciones. Es una confesión adicional del fracaso de la Misión Vivienda. Si fuesen verdad las cifras que anuncian de viviendas construidas no habrían familias interesadas en invadir, ni necesidad de cuidar un edificio decadente.

 

El primer ciclo del fracaso.

La Torre de David simbolizaba el fin de un ciclo de un modelo de país insostenible. Luego de la etapa de mayor desarrollo de nuestra historia, que coincidió con la llegada de la democracia en el 58, el sistema basado en un Estado Mágico (Coronil, 1997) con elites políticas y económicas cerradas al cambio, colapsó. Hubo un quiebre en la confianza que tenía el venezolano de a pie en las instituciones y en las élites que las dirigían. Desde el punto de vista político, la abstención pasó de 18% en las presidenciales de 1988 a 40% en las presidenciales de 1993: un mensaje claro de rechazo.

Del punto de vista económico la situación fue igual de lamentable. El comportamiento irresponsable de un grupito de banqueros llevó a que el Estado tuviese que aportar más de seis mil millones de dólares del dinero público para salvar al sistema. Para poner la cantidad en perspectiva, el rescate hecho por Obama en 2008 del sistema financiero, en una de las peores crisis financieras de la historia de ese país, representó 5,5% del PIB de EEUU de un año. El rescate que hizo Caldera a los bancos en los años 90 representó 11% del PIB de un año de Venezuela y el 75% del presupuesto del gobierno para 1994. Que esa absurda cantidad tuviese que ser utilizada para limpiar el desastre de unos banqueros irresponsables e impunes, en lugar de ser invertida en educación y salud para el pueblo empobrecido, demuestra la decadencia total del sistema.

 

Un símbolo del fracaso de la “revolución”.

Chávez promovió las invasiones. El irrespeto a los derechos de propiedad fue parte de su propuesta política. En 2011 animaba irresponsablemente por la televisión a la gente a buscarse un galpón inactivo para invadirlo. La invasión de la Torre sucedió en el año 2007 cuando Chávez se planteó la “radicalización” de la revolución. Coincidió con sus planes, rechazados por el pueblo, de reformar la Constitución para convertir a Venezuela en una República sin propiedad privada ni posibilidades de desarrollo. La política de invasiones e irresponsabilidad en materia económica son los vientos que trajeron estas tempestades, en la forma de escasez y altísimo costo de vida.

La Torre de David es el símbolo del fracaso de un modelo nuevamente, esta vez un modelo económico, político y social que ya no tiene tiempo de rectificar a pesar de dar estas patadas de ahogado. La situación económica cada vez empeora más. El gobierno toma estas decisiones para cubrirse las espaldas de la protesta social en Caracas de un pueblo arrecho con hambre por la escasez, por la inclemente inflación y por una corrupción sin precedentes que nos dejó quebrados como nación. No hay nada a lo que le tema más el gobierno que a ese escenario.

Alguno podría ingenuamente suponer que el gobierno con estas decisiones quiere rectificar. Sin embargo, es importante destacar quién se encuentra al frente de esta operación. Es un invasor tratando de resolver una invasión. Ernesto Villegas perdió las elecciones de Diciembre de 2013 con Antonio Ledezma para la Alcaldía de Caracas y aún así invade la gestión pública de Caracas, burlándose de la voluntad del pueblo de la ciudad, y atribuyéndose competencias que justifican con un Ministerio más de la desenfrenada centralización del gobierno.

 

Para que un país funcionen se necesita que se respeten las reglas, las económicas y las políticas.

Maduro plantea “un debate nacional entre expertos y espontáneos” para ver que hacer con la Torre. Ojalá ese debate pudiera darse en la Asamblea Nacional con representantes y no sólo con “espontáneos”. Sin ser un experto, se me ocurre espontáneamente que aprovechemos y no sólo hablemos sobre dos estructuras de concreto que quedarán vacías: abramos el debate nacional sobre los graves problemas que enfrentamos como país. Un debate que incluya cómo “desocupan” los militares el gobierno y Maduro Miraflores, lo antes posible por una vía Constitucional. Nos urge cambiar de modelo para que la Torre de David venza finalmente al Goliat que es el estigma de haberse convertido en el símbolo de nuestros fracasos como sociedad.

 

@RobertoPatino