Quien Siembra Vientos (Hugo Chávez) Recoge Tempestades (Maduro) Por Rogelio Núñez - Runrun

Nicolás Maduro y Hugo Chávez

La triple crisis, una verdadera tormenta perfecta, que se abate sobre Venezuela es un fenómeno que se venía incubando desde hace más de una década (desde que en 1999 Hugo Chávez llegó al poder) y que el gobierno de Nicolás Maduro, al no saber gestionar adecuadamente, ha terminado por agravar.

Maduro no posee el carisma, ni las habilidades ni el liderazgo al interior del chavimo que tenía su antecesor. Pero más allá de su impericia a la hora de encauzar la crisis hay que concluir que el presidente no es sino heredero de un cáncer que ha ido creciendo con los años y ha acabado haciendo metástasis.

La crisis política además está acompañada de una crisis económica que no es una sorpresa para nadie pues el desabastecimiento y, sobre todo, la inflación acompañan desde hace años al régimen.

LOS LEGADOS DE HUGO CHÁVEZ

La inflación y el desabastecimiento son dos fenómenos económicos con importantes implicaciones políticas pues golpean la línea de flotación de un gobierno. Sobre todo de uno que se dice defensor de los intereses de los sectores populares.
A Nicolás Maduro le ha explotado en las manos la actual espiral inflacionaria (en torno a un 55% de inflación), pero esta situación se ha venido incubando desde hace una década: Venezuela lleva soportando una inflación de dos dígitos desde antes de la llegada de Chávez al poder y de más del 20% desde 2007.

Además, la actual escala de los precios tiene su antecedente más reciente en las decisiones tomas en 2012.
Como explica el periodista especializado en economía, Víctor Salmerón en el diario El Universal, “decidido a lograr la reelección del “gigante”, en 2012 el Gobierno creó sensación de prosperidad gastando mucho y conteniendo el ascenso de los precios con medidas poco duraderas… en 2013, el mesonero de la inflación trajo la cuenta y los más pobres tienen que pagar”.

“El aumento del gasto durante la campaña -prosigue Salmerón- fue brutal y superó al ingreso. Momentáneamente el Gobierno cubrió el hueco con deuda e imprimiendo bolívares en el Banco Central pero a comienzos de este año el esquema se hizo insostenible así que no quedó más alternativa que devaluar la moneda para obtener más bolívares por cada petrodólar”.

Algo parecido pasa con el desabastecimiento. La cifra de 2014 es récord, del 28%, pero ya en 2008, con Hugo Chávez, en su apogeo fue de más del 24% y rondó el 20% desde entonces.

En esa misma línea, en el terreno político la actual polarización no es una novedad ya que la historia del propio Chávez fue un canto continuo a la división de la sociedad en dos mitades irreconciliables.

Como señala el profesor de la Universidad Carlos III, Manuel Hidaldo, “desde el comienzo se advierte… su carácter pugnaz (que) ha fracturado la sociedad venezolana hasta límites desconocidos. Como consecuencia de lo anterior, la vida política paso a estar presidida por la percepción amigo-enemigo y con ello por la polarización política”.

El régimen, nacido de las elecciones de 1998 y construido entre 1999 y 2000, ya ha experimentado momento de fuertes tensiones socioeconómicas y políticas: las protestas de 2001-2002, el golpe de Estado de 2002 y la huelga petrolera de 2002-2003 todo lo cual culminó con el referendum destituyente de 2004 ganado por el propio Hugo Chávez.

Javier Corrales, profesor del Departamento de Ciencia Política, Amherst College, Massachusetts recuerda que“en particular, los años de 2001 a 2004 se caracterizaron por una acusada polarización y un alto conflicto —violenta en ocasiones— relación entre defensores y detractores del gobierno de Chávez. Pero una vez consolidado electoralmente en el poder, el chavismo empezó a tomar pasos decisivos hacia un mayor autoritarismo”.

LA SALIDA DE UNA CRISIS

En la actual coyuntura la salida negociada parece estar más lejos que nunca. Es la estrategia que ha abandonado la oposición al emprender el sendero marcado por Leopoldo López y dejar a un lado el legalista de Henrique Capriles.
Para el gobierno, y el propio Nicolás Maduro, negociar ahora es admitir su derrota frente a lo que él mismo ha calificado como “fascistas”.

La propia debilidad de Maduro, cuestionado al interior del propio chavismo, le puede conducir a tomar medidas extremas.
Teodoro Petkoff, director del diario venezolano “Tal Cual” asegura que el gobierno de Nicolás Maduro se siente débil, que para fortalecerse usa la fuerza y eso podría ocurrir en Venezuela, “es una perspectiva indeseable pero posible”: “Hugo Chávez era un hombre con un sentido de autoridad y de ejercicio de la autoridad, con maniobra política de saber avanzar pero su sucesor es un muchacho desconocido, haciendo un esfuerzo por afirmarse y no posee las características de Chávez por lo que es un gobierno con cierta fragilidad”.

Palabras que recuerdan a las de Diosdado Cabello cuando señaló que Chávez “era el muro de contención de muchas de esas ideas locas que se nos ocurren a nosotros. Él imponía su liderazgo, su prudencia y su conciencia y nos evitaba actuar en muchas ocasiones con estas ideas locas nuestras”.

Pero el camino de la represión es altamente desgastante tanto nacional como internacionalmente para Maduro. De igual forma, mantener la protesta de forma indefinida por parte de la oposición no solo no es fácil sino que acaba conduciendo a escenarios muy peligrosos.

Como apunta la analista María Teresa Romero, “al tomar el camino de la radicalización y de la bota militar, el gobierno tomó una calle sin salida. Sólo le queda el autogolpe y el cierre dictatorial total o ceder abriéndose a un verdadero diálogo nacional. En ambos escenarios pierde”.

Rogelio Nuñez

Diario De Caracas