El venezolano tiene mayor propensión al consumo - Runrun

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La sombra de aquella frase “Ta barato, dame dos” sigue arraigada en la memoria colectiva.

Diez días consecutivos de compras febriles, con largas colas de día y de noche para aprovechar los descuentos reflejan la importancia que el venezolano le otorga a la capacidad de comprar.

“El sentido de economía que tiene la población en general es bastante más elevado de lo que se cree. No es que el venezolano es loco o muy caribeño, es que la gente sabe que esto será por poco tiempo, así que hay mucha racionalidad económica. Saben que esto es irreal y hay que aprovecharlo”, explica Luis Pedro España, sociólogo.

Agrega que ciertamente el venezolano tiene mayor propensión al consumo, que se convierte en un componente arraigado en la cultura: “En el mercadeo saben que, por cada tres galletas que se consumen en Venezuela, en la región andina se consume una. Pero más allá de eso, la circunstancia demuestra un alto grado de distorsión de la economía”.

Tener como estatus. “Es una contradicción porque en los últimos años hemos visto mayor exacerbación al consumo y mucho gasto en cosas superfluas. Confundimos ser con tener”, asegura Julio de Freitas, antropólogo.

De Freitas agrega que la noción de una mejor calidad de vida se confunde con adquirir cosas: “Es una elección de estatus para que el otro vea lo que tenemos”. Añade que, más allá de la clase social y de la polarización política, hay un contexto común que lo propicia: “Es terrible, pero si hay algo en lo que estamos de acuerdo es que esos productos valen más que la gente”.

El antropólogo considera que una consecuencia es que el individualismo también se exacerba y lo analiza dentro del contexto: “No se justifica promover el consumo como política en cuanto a bienes y servicios. Una vez que eso se abre, ¿cómo le dices a la gente que se detenga?”.

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